Inicio ColumnasEditorial “EL RETRETE” 1ª. Parte

“EL RETRETE” 1ª. Parte

by Carlos A. Bravo Matus

Dos factores me llevaron a investigar un poco sobre la historia del excusado y paralelamente de otros enseres propios para lo que en la voz del pueblo se describe cómo hacer del cuerpo, a más de otros nombres y adjetivos.

Uno de ellos fue ver en un catálogo de muebles, en una sección dedicada a muebles de baño, vi un excusado cuya caja color marfil estaba adornada con motivos chinos, pero lo llamativo era la taza que tenía la cabeza de un dragón con las fauces abiertas simulando la garganta con el desagüe y la otra fue que a veces cuando voy a dar clase, me toca escuchar un programa en Radio Mas, conducido atinadamente por mi buen amigo Manuel Vásquez, precisamente titulado el retrete y donde presenta canciones tan horrendas que merecen irse a ese depósito. Desde estas líneas, va un cordial saludo a Manuel y sus colaboradores. Pero volviendo al tema, comparto con mis amables lectores algunos de mis hallazgos sobre el retrete, inodoro, excusado, W.C. o flush, siendo algunos de los nombres que se le da a tan imprescindible mueble de baño, cuya estructura y funcionamiento nacen en Inglaterra en el siglo 17 y se mejora en el 18.

Imaginemos que cuando el hombre era nómada, hacía donde su intestino se lo pedía, o como los excursionistas, cazadores y pescadores de hoy día dicen, a campo traviesa. Pero cuando se hizo sedentario, hubo de buscar un lugar cercano a su hábitat, cómodo y práctico,  pero donde no se acumulara aquello y sus aromáticos efluvios no contaminaran el aire ambiental, apareciendo la letrina, que consiste en un hoyo profundo, que en principio obligaba a encuclillarse (por cierto la postura más fisiológica para esos menesteres), evolucionando por comodidad, colocándose una especie de cajón o soporte que sostienen un asiento de tabla con un hoyo central, mismo que se usa desde hace 3500 años y que en algunas comunidades rurales sigue siendo utilizada.

Cretenses y romanos diseñaron los primeros sistemas de drenaje para sus letrinas a base de agua corriente. En la Francia de los Luises se inventaron las primeras bacinicas con tapa, algunas muy simples aunque otras verdaderas obras de arte como las que se pueden apreciar en nuestro hermoso museo de la Hacienda del Lencero y que datan de la época del presidente Antonio López de Santana.

De aquellas épocas, las calles europeas eran asquerosas, pues sus desechos eran arrojados por las ventanas, naciendo la frase “aguas” traída por los españoles y usada hasta hoy día, pero que en aquel entonces advertía el vaciamiento del bacín hacia la calle. Seguramente alguno de ustedes recordará la bacinica bajo la cama en la recamara de sus abuelos, cuando las casas tenían un baño o letrina en una parte alejada de la casa y salir en las noches al retrete era casi impensable.

En México, de las primeras letrinas con desagüe de agua corriente, se mencionan las del convento de los monjes carmelitas del Desierto de los Leones en la Ciudad de México en las orillas de Tlalpan.

Continuara……………..

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