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Un jardín para todos

by Nora Guerrero

Para Oliver, Nisa                                                                                                                                y sus abuelitos

 

El ser humano es uno en el mundo de concreto y otro sentado en un parque rodeado de plantas, árboles, flores, frutos; donde el ambiente es de verdor, frescura, color y belleza, y  el canto de pájaros, grillos y cigarras nos inundan. ¿Cómo no habría de transformarse la  atmósfera y hacer a la gente más empática con la naturaleza y con la vida? Los niños reaccionan a estos estímulos y corren, juegan, ríen, contemplan los animalitos, suben a los árboles y hacen una verdadera fiesta de los momentos en que juegan al aire libre.

El día de la celebración del Jardín Botánico Francisco Xavier Clavijero, tuve la ocasión de observar a muchos pequeños. La chispa en sus ojos denotaba ya sorpresa, ya curiosidad, ya deseo de experimentar aquello que les era explicado. Por ejemplo, en el caso de los animales carnívoros o insectívoros, se maravillaban de saber las formas en que éstos prenden a su presa, ya sea por las mandíbulas, por sustancias pegajosas que producen o por succión. Un búho solitario parado sobre un tronco, reaccionaba rápidamente a la cercanía de grandes y chicos. Atento, oteando… Una ‘aguililla de Harris’ conocida también como conejera, estaba muy amistosa y casi diría que ella y el búho posaban para las fotografías… Un largo exhibidor de cristal, cerrado, guarda un gran número de especies de serpientes, que no dejan de impresionar a los visitantes.

Es un hecho que los jardines botánicos son valiosos como recurso didáctico. Lo denota el interés de los pequeños curiosos que observan cómo cada área, cada especie de planta o conglomerado de árboles y cada ejemplar animal tiene su propia ficha técnica, que les permite focalizar su atención, observar el entorno e interesarse en conservar nuestro hábitat.

Visitar un jardín botánico puede cumplir varios propósitos: Sensibilizar a las personas y, muy especialmente a los niños, acerca del reconocimiento a las plantas, arbustos y árboles como un reino vivo, con el cual habríamos de tener una empatía natural y genuina. Los humanos necesitamos más del mundo vegetal que él de nosotros y eso nos debe quedar claro a chicos y grandes. Ahora que, una visita programada puede ser un parteaguas en la vida de una persona. De una visita de contacto y exploración, además de identificar la flora que se conoce y descubrir la que no, se podría tomar conciencia de la utilidad de las plantas en nuestra vida y su tarea con respecto al planeta; diferenciar un árbol de un arbusto; reconocer las hierbas y saber acerca de su utilidad y beneficios, cuáles son comestibles, cuáles medicinales…

En mi reciente visita al Jardín Botánico Cavijero, tuve la ocasión de charlar con representantes de algunas asociaciones civiles que colaboran con actividades al aire libre   y conservación ecológica. Entre ellas, con una que funge como espacio educativo y promueve la biodiversidad, a través de 1) clases de escalada de árboles con fines lúdicos, terapéuticos y de deporte para niños y adultos; 2) talleres para el rescate de fauna silvestre y liberación de fauna en crisis como tlacuaches, armadillos, ardillas, aves y otros animales huérfanos; así como servicios de podas de árboles y diseño de jardines ecológicos, según nos explicó la bióloga Anaís Horden. Otra asociación civil que conocí promueve la vida verde y la educación ambiental sobre especies peligrosas o que asustan a las personas como serpientes y víboras, tarántulas, aves rapaces y otras.

Fue muy enriquecedor este periplo de tres horas y me complace compartirlo con usted. [email protected]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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