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¿Veracruz en llamas?: revertir entuertos

by Gaudencio García Rivera

Feliz,  cálida y espiritual Navidad para los lectores que nos distinguen con sus comentarios. Un abrazo. 

Gaudencio García Rivera

 

¿Veracruz en llamas? Pareciera que los límites del estado de derecho se esfuman con la vorágine de los delitos de alto impacto social. Y de ahí muy cerca, una pestaña, para navegar en la ingobernabilidad.

La entidad quedó atrapada en el peor estado de  indefensión que antecedió a los 24 meses del bienio yunista, donde el exgóber del cambio panista se sirvió con la cuchara grande, desplegando sus vísceras y odio contra todo aquel que desafiara su autoridad y las de sus cachorros. Pero sus huellas, su despotismo y su doble moral lo delatan.

La ‘maldita’ herencia que dejó arraigada MAYL con la erosión de las instituciones públicas, la simulación del fortalecimiento del endeble tejido social, el ilusionismo del abatimiento del déficit de medicinas para clínicas y hospitales, quedó patente con una larga lista de oprobios a la sociedad civil.

El mito de la expedita administración y  procuración de justicia, el fracaso de la reinserción social y la complicidad aviesa con uno de los brazos del crimen organizado –uno de ellos, Los Zetas-, son pruebas suficientes para proceder contra el extitular del Poder Ejecutivo del estado.

Hay todo un catálogo de presuntos delitos documentados que cometió el exgóber del cambio con su tramoya del programa de gobierno, bajo la curva de la corrupción, impunidad y opacidad, para que el novel gobernador Cuitláhuac García Jiménez, la Fiscalía y/o la nueva Fiscalía General de la República actúen sin timoratez y de inmediato contra él y sus lacayos.

La metamorfosis ancestral del viejo zorro de Miguel Ángel Yunes ejerció un poder omnímodo, como remedo de pacotilla del francés Joseph Robespierre, odiado por el colectivo mediático, con la excepción de sus panegiristas y cancerberos. Sus peones encubiertos en el poder público y otros visibles, como el fiscal general Jorge Winckler Ortiz –el que se resiste a dejar el poder, pero sus días están contados- tienen minado el estado.

Si el gobierno del morenista Cuitláhuac García no desactiva a la brevedad posible las minas que dejó sembradas su antagónico predecesor desde el Pánuco hasta el Tonalá, el estado le puede estallar en ‘llamas’. Y de ahí pudiera surgir la ingobernabilidad, la exacerbación popular y el ‘linchamiento’, como ya ocurre en algunas partes del país.

El mal endémico de la narcoviolencia no se circunscribe al sur, norte o centro del estado. El infierno de la inseguridad que prohíja delitos de alto impacto social ocurre en toda la geografía veracruzana. Las instituciones públicas están súper colapsadas. Las arcas públicas, por desgracia, otra vez fueron saqueadas.

Veracruz vive un estado de indefensión como el de los períodos de 2010/16 y de 2016/18. La sociedad civil y ciudadanos de a pie han caído en el hartazgo porque la administración y procuración de justicia son tolerantes, pasivos o aplican sentencias escatológicas con los corruptos de ‘cuello blanco’. La puesta en marcha del programa  “Unidos para la construcción de la paz” no es más que un gatopardismo.

Pero, por fortuna, la solución para revertir los entuertos de MAYL está en manos de cada uno de los tres poderes autónomos del estado.

Antes de que Veracruz estalle literalmente en ‘llamas’ los integrantes de la LXV Legislatura local pueden sancionar o someter a ‘juicio político’ al fiscal general Jorge Winclker –el caballo de Troya ante el gobierno de Cuitláhuac-, hay pruebas suficientes para relevarlo o llevarlo al banquillo de los acusados, por manipular la ley a modo.

Los modositos magistrados del Tribunal Superior de Justicia tienen la oportunidad de oro para cobrarle las facturas a su presidente, el mofletudo Edel Álvarez Peña, por los excesos de poder, nepotismo, corrupción y tráfico de influencias que actuó en el bienio yunista. Tres togados presidentes de salas del TSJE pueden convocar a una plenaria para destituir al presidente, socio y compadre del exgobernador panista de acuerdo con la Ley Orgánica.

Y el titular del Poder Ejecutivo del estado, Cuitláhuac García, con todos los elementos que obran en su poder de las múltiples irregularidades y entuertos que dejó el exgóber del cambio, puede interponer la denuncia ante la fiscalía local o de la República para procesar a su antecesor y evitar la burla y el escarnio público.

Como epílogo del desastre social que heredó en Veracruz, el joven gobernador morenista cuenta con el dossier de la denuncia pública de uno de los cárteles de la droga que acusa al exgóber panista de haberse coludido con el cártel de Los Zetas para mantener en jaque a la sociedad civil.

El otro dossier que es una “papa caliente”, se encuentra en poder de la naciente Fiscalía General de la República, el cual  involucra directamente al exgobernador panista con dos pilotos que estaban a su servicio, los cuales fueron atrapados por el gobierno de Venezuela el 12 de junio de 2018, ligados al cártel de Sinaloa, tras desplomarse la aeronave en el estado de Zulia.

Los pilotos confesos Andrés Vargas Flores, de 30 años, y Héctor Jabes Rincón Torres, de 33 años, habrían descargado droga en el triángulo sudamericano. Tripulaban una aeronave americana con matrícula falsa N3695W. Los actores involucrados del affaire, curiosamente guardaron sepulcral silencio. ¡Sólo falta voluntad para proceder y que no les tiemblen las coxis!

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@12hrsver

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