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ADMITIR LO SENSATO

by Luis Alberto Zavala Ramos

La madurez en el ser humano, (no la biológica), necesita del conjunto de equilibrios: Emotivo, Volitivo e Intelectual, para ser sensato, congruente, apto, reflexivo, juicioso, conveniente, adecuado y propio del sentido común, en la familia, trabajo y ante la sociedad.

Una persona que no equilibra sus emociones se enfada fácilmente, se impide pensar correctamente, además se invade de emociones negativas o las inventa.

Una persona sin voluntad carece de facultades de decidir y ordenar su propia conducta.

Una persona carece de madurez, si no ha desarrollado sus capacidades propias del saber, por su mala formación familiar, educativa o porque el gremio en el que se desenvolvió no le ha permitido superarse.

Si el sentido común nos lleva a actuar con sensatez y congruencia obrando de acuerdo a un orden lógico, prudente, racional, existirá la armonía y balance de pensamientos, emociones y acciones, que sean reflejo de nuestro actuar, se considera una persona madura.

Madura, no porque haya alcanzado su desarrollo físico y sexual completo, sino que, porque con los equilibrios que al principio se señalaron, la persona cuenta con un pensamiento crítico, conducta razonable, con valores de responsabilidad, de tolerancia, diferenciándose en todo momento de las personas susceptibles, por su baja autoestima se ofenden con facilidad; De las inseguras, que solo buscan su satisfacción, que dudan mucho y dependen de los demás;  De los inestables emocionales, que cambian con facilidad de rumbo y de la tristeza profunda pasan a una alegría inmoderada; Del pesimista, que piensa que todo saldrá mal; Del extrovertido, que lleva demasiada relación con los demás, pero no se ha conocido a sí mismo; Del agresivo e insultante, con tendencias irresponsables, antipáticas e inestables; De los bajos de tolerancia y caprichosos, fáciles de llegar a la ira en sus contratiempos o cuando no se está de acuerdo con ellos.

Solo aquellos que padecen de la IGNORANCIA CULPABLE, de la que hablábamos hace dos sábados, que resulta del autoengaño y que padecen los que desean seguir de ciegos y sordos ante una realidad y no puede observar en su líder la incongruencia entre lo que dice y lo que hace, entre lo que promete y luego cumple, o demostrando que no estaba convencido, o desconocía totalmente lo que ofrecía o prometía.

Si un líder no es congruente con lo que dice y lo que hace, con lo que ofrece y cumple, o cambia totalmente su manera de pensar, imposible que se le pueda otorgar un grado de madurez y no deberá generar credibilidad, concluyendo que, un líder con este tipo de actitudes no es confiable. Pero si aún se le sigue apoyando, no obstante, los desatinos y faltas de resultados apropiados, se puede llegar a la conclusión que, a algunos se les tolera por obligación, pero no se le respeta, por sumisión o bien, por lo que señaló el escritor Martín Moreno, porque por ellos solo votan las personas más ignorantes y analfabetas que tenemos en nuestro país. Este 16 de febrero el presidente confesó textualmente: “Estábamos en la etapa de transición, todavía era presidente electo, y les pedí un dictamen a Alfonso Romo, a Carlos Urzúa y al Ingeniero Jiménez Espriú. Los 3 de confianza, teníamos ya que resolver, y les pedí que valoraran todo y quien se decidiera, si continuamos o el aeropuerto de Texcoco, o se construye al aeropuerto aquí, el aeropuerto Felipe Ángeles. Y, me entregaron el dictamen en la tarde y los 3 coincidían que había que continuar con el aeropuerto de Texcoco. Me fui a la casa de ustedes y no dormí esa noche. Vamos a dejarle la última palabra a la gente. Y miren se hace la consulta y dice la gente no al aeropuerto de Texcoco, sí al Felipe Ángeles.”

Y por supuesto que fue una consulta a modo, solo para hacer valer su capricho, prefiriendo al pueblo bueno y sabio escogido por él, para que le apoyara en su gusto y deseo despreciando la inteligencia, experiencia y capacidad de verdaderos asesores.

Vale la pena señalar que hasta en el Nuevo Testamento Mateo señala (7:6). – “No echéis las perlas a los puercos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.”

 

 

 

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