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DESHONESTOS LOS DEMÁS.

by Luis Alberto Zavala Ramos

Alabanza en boca propia es vituperio

Soy muy buen padre y muy buen esposo, afirmaba Don Mealabo, porque era estricto en las disciplinas de todos en su hogar, pero esa era la percepción de Don Mealabo, la de sus hijos y de su esposa no, pues ellos desearían que no fuera tan drástico y violento en sus correcciones y diera la oportunidad a todos en su familia de ser como los demás.

Soy muy responsable, categóricamente indicó Don Autoelogio, pero al cliente a quien le tenía que entregar el mueble de madera, no lo hizo así, sino de aglomerado y fuera de las dimensiones convenidas.

Soy muy humilde, aseguró Don Meencomio, pero si no me dan el lugar que merezco lo reclamo y fuerzo a quien sea para que se me respete.

De la misma manera señala AMLO, ser muy honesto. Que acabará con la corrupción y todo será “honestidá”. Pero los despidos que se están realizando en las Delegaciones de las Secretarías a partir de este mes de junio, son completamente fuera de toda legalidad, y dejan su “honestida” más abajo del suelo.

Me enteré que en una de las Delegaciones Federales que existen en esta ciudad, desde el día 28 de mayo, a los trabajadores que no están sindicalizados y que incluso, algunos tienen más de treinta años de laborar, los vinieron a sorprender de las oficinas centrales de la CDMEX, hablándoles en lo privado a cada uno de ellos y sin permitir la intervención de ningún otro trabajador ni asesor alguno, a quienes les manifestaban que reconocían su profesionalismo, que no existía alguna causa definitiva, pero que les invitaban a renunciar a su trabajo. Así nada más y sin liquidación de ningún tipo. Quienes venían de la Ciudad de México, ya traían su escrito elaborado, con la renuncia del trabajador, en donde se indicaba que, por sus propios derechos renunciaban, que no habían sufrido enfermedad alguna por cuestión de su trabajo, que no se reservaban ninguna acción laboral en contra de la Delegación a la que trabajaban y nada más.

Señalaron los trabajadores, que en ningún momento los visitantes, quienes traían ya elaborada sus renuncias respectivas y que les solicitaban las firmaran, no quisieron prestarles dichos documentos para estudiarlos o que alguien los asesorara, ni para comentarlos con algunos otros de sus compañeros a quienes también les pidieron firmaran su renunciaran y sin liquidación alguna, solo les indicaron que de cualquier manera si no firmaban voluntariamente, de todas maneras las relaciones laborales que tenían con la Oficina o Delegación se daban por terminadas a partir del último de mayo del presente año. Como así sucedió, pues a partir del lunes tres de junio, se les impidió la entrada por parte de los empleados sindicales a los amenazados del ingreso a sus labores, solo les indicaron que tenían instrucciones de solicitarles gafetes, llaves y lo que tuvieran que fuera propiedad de la Oficina y que ya no volvieran.

Al igual que Don Mealabo, que gritaba ser buen padre y esposo, pero que la disciplina forjada en su hogar la hizo a golpes e impidiendo todo tipo de sana distracción; al igual que Don Autoelogio que presumía de ser sumamente responsable, pero que no faltaba la oportunidad de dar a sus clientes  gato por liebre; y de Don Meencomio, quien se decía ejemplo de humildad pero que, cuando no se sentía tomado en cuenta su orgullo lo hacía actuar con soberbia y así reclamaba,  también Don Honesto, perdón AMLO, quien sorprendiendo a su pueblo bueno y sabio le indicó que él es honesto, sin darse cuenta que la honestidad es un valor moral positivo vinculado a la verdad que define la calidad humana y consiste en comprometerse y expresarse con coherencia y sinceridad de acuerdo a los valores de verdad y justicia.

Sin darse cuenta que la honestidad es la base para otros valores, como el ser leal, actuar conforme a la razón y sobre todo ser justo. No como enviar Memorándums clandestinos pidiendo violen la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; tirar al escusado 250 mil millones de dólares por la cancelación del NAIM; destinar un presupuesto de 2,100 millones de pesos para la promoción del Beis Bol; invertir en un aeropuerto que no tiene estudios concluidos, al igual que el tren Maya y  ofrecer visas y trabajo a los migrantes centroamericanos y tantas tonterías más, pero con las manos en la cintura y “con mucha honestida” les quita el trabajo a un personal que ha demostrado su capacidad y experiencia, sin darles un centavo de liquidación.

Pero ya hay varios de los llamados huachicoleros, que están recibiendo sus 8 mil pesos mensuales, aunque no hagan nada o se sigan dedicando al huachicol. Y ya se han invertido más de 110 mil millones de pesos en ninís; de igual manera a tanto dizque estudiante que les pagan sus becas y que las utilizan los muchachos para gastarlas en vino, juegos y drogas.

Al parecer, como todos los demás países seguidores del Foro de Sao Paulo, el deseo de Don Honesto, se fortalecerá dando mayor poder a las fuerzas armadas, a los sindicatos y a tanto inepto que recibe dinero por no hacer nada y que no sirve para nada, más que para hacer bola y para ser parte del pueblo bueno y sabio que apoya y fortalece al mesías.

Pero, así como Don Mealabo, Don Autoelogio y Don Meencomio, también Don Honesto y los de este tipo, se ensalzan y dicen ser lo que creen o quieren ser, pero en ese medio es parte del mesianismo político, quienes se consideran como la única alternativa de justicia y reivindicación para el proceso histórico de la sociedad. Y con relación a este complejo mesiánico, señalan los profesionales que es un delirio producto de una psicosis grave, que el individuo que la padece y desarrolla se caracteriza por atribuirse la capacidad y la responsabilidad divina de luchar contra el mal y de salvar al mundo, aunque perjudique y acabe con miles de personas inocentes y por sus actitudes paguen justos por pecadores; teniendo como ejemplo de esta enfermedad a Adolfo Hitler, a Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin; a Iósif Stalin, Kim Jong-il, quien se hizo llamar  el “Amado Líder”,  a Fidel Castro, a  Hugo Chávez, a Nicolás Maduro, etc.

Y cualquier parecido con Don Honesto y algunos otros, es mera coincidencia.

 

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