Los medios han cobrado tal relevancia en la vida política y social del país que en tiempos electorales ya no son solo campos de batalla entre candidatos o partidos sino puntos de encuentro.
Encuentro no siempre es armonía, pero sí es búsqueda de coincidencias. Como una manera de ver la política de frente a la población, los representantes de las diferentes fracciones parlamentarias acordaron que al día siguiente del debate realizado el 06 de marzo en televisión, acelerarían el trámite para sacar adelante el nombramiento del Auditor Superior de la Federación, eje del sistema de justicia de México.
Las coincidencias fueron suficientes como para designar de manera mayoritaria a un nuevo auditor. Aunque, precisamente en el mismo programa donde los coordinadores parlamentarios impulsaron un esfuerzo común, los voceros de los partidos no mantuvieron la misma disposición al diálogo y al encuentro de coincidencias.
Así, dentro de lo que podía considerase una postura previsible y muy añeja, se acusó a un par de partidos de actuar de manera conjunta para designar a David Colmenares como auditor. Pareciera que el PRD no se ha dado cuenta que las complicidades, sociedades, coaliciones o alianzas están ahora más definidas que nunca al encontrarse a tres candidatos a la Presidencia de la República impulsado cada uno por un mínimo de tres partidos que entre ellos tienen similitudes inevitables.
Era necesario que hubiera firmeza entre los líderes parlamentarios porque el nombramiento no se reduce a lo que queda de este sexenio, que es menos de un año, Colmenares Páramo estará en ese cargo ocho años y abarcará el trato y la interlocución con tres presidentes de la República, empezando por Enrique Peña Nieto, seguido del que se elija el 1 de julio y el que la sucederá.
Podríamos estar hablando de tres presidentes con diferente signo partidista, de ahí la trascendencia del acuerdo tomado en el programa televisivo Si me dicen no vengo. Apostar sobre las coincidencias en momentos tan álgidos como los que se viven, tiene su mérito. Los coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados pudieron darse cuenta que encontrar coincidencias no los hace vulnerables sino que los fortalece, más aún si el acuerdo fue tomado de cara a la población a través de un medio electrónico.
Esta decisión fue histórica, la televisión en México hace historia como hace tiempo no lo hacía. Al contrario, se le destinaba en tiempos electorales a ser una simple arena de luchas donde el que más gritaba era el que ganaba, y sus interpretaciones eran reducidas a términos deportivos.
La lucha por la democracia surge donde menos se espera y en el momento más sorpresivo, esta no solo es labor de los medios y sus protagonistas sino de una exigencia social que se respira en el ambiente que tiene como uno de sus principales objetivos hacer de las próximas elecciones una práctica realmente democrática, una situación diferente, que haga historia en cada momento.
De ahí que los medios ahora se incorporan a esta tendencia, pugnan por los acuerdos, invitan a las coincidencias y no azuzan a sus invitados a pelear sino a establecer acuerdos. Interpretaron el sentir del auditorio.
Acostumbrada la gente a las descalificaciones entre candidatos creó, en algunos casos, el rechazo hacia todo lo que se mostraba como un tema político. Simplemente le cambiaba de canal.
Los medios electrónicos agudizaban su crítica en tiempos electorales y picaban la cresta de candidatos y líderes de partidos para tener en la discusión una noticia. Ahora, la noticia es la coincidencia. Esta vez el acuerdo tantos años esperado, se convierte en una información relevante y arroja su primer resultado al acelerar un debate y una aprobación que tiene que ver con la conformación de un más completo sistema de justicia en el país.
Más allá de los impulsos que motivan un acuerdo está la intención de privilegiar los intereses del país, pero no en abstracto sino pensando en cada persona , en los esfuerzos que existen en el resto del país para sostener una Cámara de diputados que había olvidado buscar acuerdos y ponderado las diferencias para aparentar que están en desacuerdo, cuando a la hora de aumentarse el salario o bien obtener más días de vacaciones todos coincidan en ambas cámaras, sin importar partidos, banderas, ideologías.
Lo que se logró no tiene precedente, sobre todo porque ocurre en medio del fragor de una batalla electoral sin precedente, donde se anuncia una derrota total al abstencionismo y una transformación en los esquemas de la votación.
El hecho que sean los medios el espacio donde inicien los acuerdos entre partidos es muy sintomático, los espacios destinados a las diferencias, a los enfrentamientos, incluso a los partidos de futbol más aguerridos, ahora ven con mayor claridad su responsabilidad y pueden convertirse en vanguardia si así lo desean, al ponderar la convocatoria a la unidad ante la añeja práctica del enfrentamiento y del pleito gratuito.
Pareciera que los medios surgieron para que la política se volviera beligerante, agresiva, violenta. Ahora podrían ser espacios donde no solo haya coincidencias sino un lugar donde la gente exponga su criterio, sin protagonismos ni colores partidistas, con el objetivo de transformar la realidad, porque el hambre no tiene partido, ni la pobreza ni la ignorancia.
Los medios y los partidos deben dejar de competir para crear. La competencia debe ser a través de las propuestas y no de violencia, de las descalificaciones, de los insultos. Hay fines comunes que ennoblecen a los medios y a los partidos políticos, pero sobre todo a los mexicanos y están más allá de color de la piel y más profundamente cimentados que las ideologías de los partidos, que si bien nos dan una razón de lucha, también nos ofrecen la mejor manera de organizarnos para cambiar la realidad que nos ofende.
PEGA Y CORRE.- La desesperación por encontrarse entre la espada y la pared, hizo que el abogado defensor de Javier Duarte renunciara a seguir defendiéndolo, Marco del Toro dejó el caso por motivos que no dio a conocer, pero insistió en que el caso es insostenible. Que lo entienda quien mejor sepa interpretar...Esta columna se publica, los lunes, miércoles y viernes.
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