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Cuitláhuac y las raterías de última hora, mientras los que llegan se hacen occisos

by Édgar Hernández
A escasos ochos días de dejar la silla embrujada de Palacio de Gobierno, Cuitláhuac García hace como que mira a la virgen ante la sospechosa desaparición de los ahorros de maestros, académicos de la UV, además de pensionados y jubilados del ISSSTE y sindicalizados de la Secretaría de Educación – SSTEEV o Seguro Magisterial-.
Desesperados los reclamos de decenas de miles de trabajadores federales y estatales a quienes de la noche a la mañana el gobierno les esfumó sus ahorros y prestaciones, no así los descuentos quincenales.
A tan solo una semana de finalizar la administración del atarantado, pero no menos sospechoso del saqueo de las arcas veracruzanas, deja tras de sí una estela de azufre en torno al fin y destino de los seguros de vida institucionales de jubilados y pensionados del ISSSTE.
Lo mismo sucede con el reclamo de 80 mil maestros entre los que destacan jubilados del magisterio y catedráticos de la Universidad Veracruzana que reclaman la desaparición de 500 millones de pesos.
Y ahí, como que no quiere la cosa, diría Cuitláhuac, émulo de Cantinflas, aparecen en la escena del robo su primo Eleazar Guerrero Pérez quien a su vez ampara a otro primo, Francisco Pérez Carreón, quien es el Gerente del SSTEEV o Seguro Magisterial denunciado por desvíos millonarios desde 2018.
A todo esto, no deja de llamar la atención que, ante esos ríos de dinero en bolsillos morenos hay un silencio sepulcral de parte del equipo entrega-recepción que no da signos de vida.
El pretexto es que actuarán a partir del primero de diciembre so riesgo de que los saqueadores ya se hayan ido y queden pendientes como es el caso de los pensionados y jubilados del ISSSTE.
Para Calixto Azuara Mendívil, fundador de la Agrupación Estatal de Jubilados y Pensionados del ISSSTE en Veracruz (AJUPIV) durante el mandato de Cuitláhuac García solo se abonó una mínima parte de la deuda heredada.
Ayer durante una manifestación y bloqueo de Enríquez en la capital del estado, —protesta que los integrantes de AJUPIV han mantenido desde julio—, Azuara señaló que, en los primeros años del sexenio, el gobierno contrató a la aseguradora GNP.
“Sin embargo, esta póliza fue cancelada abruptamente el 31 de octubre de 2021. Desde entonces, un gran número de jubilados fallecidos no han visto cubiertos sus seguros, dejando a sus familiares atrapados en interminables trámites burocráticos”.
Azuara también acusó que las mesas de atención instaladas en la explanada de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) fueron un engaño, ya que solo se recibieron expedientes, pero no se realizaron pagos.
“La SEV incluso se deshizo de estos documentos entregados por los familiares de jubilados fallecidos”.
El gobierno no ha pagado los dos mil millones de pesos a las aseguradoras y, como decía don Teofilito, ni los pagarán ya que faltan ocho días para que se vayan.
Es el mismo caso de los ahorros de 80 mil derechohabientes de parte del organismo sindical que resguarda y ministra dinero privado proveniente de cuotas de profesores estatales y de la UV.
Nada más son 500 millones los que andan bailando en una bolsa del Fondo de Beneficios Complementarios, una bolsa que se teme ya esté vacía.
Para nadie del magisterio era desconocido que desde 2018 la denuncia presentada ante la FGE por Daniel Alejandro Ayestarán, director Gerente del Sindicato magisterial SSTEEV -Seguro Social de los Trabajadores de la Educación del Estado de Veracruz, mejor conocido como “Seguro Magisterial”- donde daba cuenta de las anomalías con el dinero de los jubilados.
El organizador de la engañifa y pantomima de aquel mayo de hace dos años, denominada en pancarta “Pago del Fondo de Beneficios Complementarios FBC” fue Francisco Pérez Carreón “El Pelón”, quien por cierto ya se peló fuera de Veracruz.
El desaparecido es dinero de profesores estatales de seis sindicatos “grandes” que proviene de descuentos quincenales a su salario, mismo que retiene la Sefiplan y se lo envía al SSTEEV.
No es dinero público.
Eleazar Guerrero -primo de Cuitláhuac- y su otro primo, el “Pelón”, dispusieron del fondo para prestar para pago de nómina. Todo por debajo de la mesa, siempre jineteando el dinero y poniendo el riesgo el patrimonio de los maestros que sirvieron a Veracruz.
No hay llenadera en este apresurado “Año de Hidalgo”.
Lo peor es que a Cuitláhuac aún le quedan ocho días para seguir vaciando las arcas.
¡Que alguien lo pare, por amor de Dios!
Tiempo al tiempo.
 
*Premio Nacional de Periodismo

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