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Fu una lección dura, muy dura.
Luego de una batalla electoral en donde Morena mantuvo la supremacía y que la propuesta de cambio de la oposición partidaria fracasó habría que reflexionar en torno a una convivencia veracruzana pacífica y unida.
Son acaso tiempos de reconciliación.
Se instala un nuevo Congreso y en breve un nuevo gobierno que encabezará Rocío Nahle y corre tiempo.
En unos meses más de nuevo se va por la renovación municipal, a mitad del sexenio la legislativa y hacia el 2030 la gubernamental y la vida sigue.
Asoma el cambio generacional donde solo queda tiempo para que las promesas y los compromisos se hagan realidad.
Venimos de un pésimo gobierno, el de Cuitláhuac García que ha sido el peor en décadas y los veracruzanos ya no queremos más de lo mismo.
Habrá que dar paso a las nuevas propuestas y no prejuzgar o vaticinar fracasos cuando aún no se arranca.
Son tiempos de reconciliación.
El primero de diciembre se empezará a escribir una nueva historia para Veracruz y, a querer o no, una luz de esperanza adelanta el cambio.
Ya por lo pronto un nuevo Congreso abre esperanzas de una auténtica representación popular luego de seis años de oscurantismo.
Hoy que el Congreso del estado y su nuevo líder Esteban Bautista, objeto de elogio, reconocimientos y encomio, así como encabezar una bancada mayoritaria y a su disposición millonario presupuesto que rebasa los 800 millones de pesos, bien vale la pena preguntarse si nos espera más de lo mismo.
Consideremos que el respaldo legislativo será sustantivo en la tarea de la gobernabilidad y no basta con que levanten el dedo los diputados -son 50 legisladores/as, de los cuales 30 pertenecen a Morena, seis son emanados del PVEM, cinco del PAN, cinco del PT, dos del PRI y dos de MC- para que se modifiquen leyes o la Constitución al gusto de la patrona.
Venimos de un gobierno que uso, manipuló y dispuso de los poderes Legislativo y Judicial para consumar venganzas y remover incluso a los propios magistrados y titulares del Tribunal Superior de Justicia y Consejo de la Judicatura.
Eso no podrá ser más.
Son tiempos de reconciliación y si en verdad se quiere edificar ese extraño segundo piso de la transformación se debe de trabajar en favor del respeto a los poderes, de márgenes de autonomía e independencia; que las propuestas legislativas más que en favor del Ejecutivo sea en procura de la ciudadanía a la que representa.
Hoy ya no hay modo de jugar con que la oposición garantiza la pluralidad porque no la hay -el PAN está disminuido y representado por viejos y mañosos como los Yunes, el PRI y el PT no pueden votar por carecer de una bancada representativa y el PRD desapareció.
Hoy el trabajo legislativo y el respeto al Poder Judicial serán los que legitimen al gobierno entrante que necesariamente debería ir acompañado de una Fiscalía General con mayor autonomía y que no trabaje sobre pedido.
Es así que en estos tiempos de cambio, regresando al Poder Legislativo, en donde todo que todo se mueve en su favor habrá de ser sustantivo que el prestigio y honestidad que dicen carga el líder cameral Esteban Bautista, se traduzca en diálogo y acuerdos en favor de la ciudadanía.
Paradójicamente son las tribus, los chairos, los clanes, los de mecha corta, los abusivos de poder y los toma todo a los que hay que combatir.
Sin duda que las primeras acciones por venir mostrarán de que está hecha la nueva legislatura.
Es tiempo de oportunidades y reconciliación.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo