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Una eternidad de tres meses

by Bernardo Gutiérrez Parra

En entrevista con la televisora estatal, el gobernador Cuitláhuac García culpó a los medios de comunicación de propalar la versión de que dejaría la gubernatura para ser parte del gabinete de Claudia Sheinbaum, cuando quien comenzó con esa calentura y la alentó mediáticamente fue el propio Cuitláhuac.

Desde enero de este año, periodistas afines a la 4T dijeron que gracias a los resultados entregados a los veracruzanos y a su cercanía con Claudia, Cuitláhuac coordinaría su campaña para luego integrarse a su plana mayor.

Su calentura llegó al grado que adelantó su sexto informe para el 18 de agosto y preparó maletas porque ya se iba. Pero ahí sigue.

De lástima le dieron un puesto de cuarta al que ahora no se quiere ir porque: “Tengo cosas que hacer…Tengo que inaugurar, supervisar obras y dar a conocerlas”.

Nomás por pura curiosidad me gustaría saber dónde están las obras que supervisará e inaugurará en los noventa y tantos días que le restan como gobernador, para documentar que en efecto algo hizo. Pero eso es otro rollo.

¿Entonces no será no sé qué de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía? Sí, pero el nombramiento tendrá que esperar porque cubrirá la ruta hasta el 30 de noviembre. “Pedí tiempo y espero que me lo concedan”.

¿A qué se queda?

Ah, está esperando le “autoricen” estar en la toma de protesta de su sucesora Rocío Nahle, porque quiere formar parte de esa historia.

“A mi me daría mucho gusto y de verdad, se lo dije a la ingeniera Rocío Nahle, gobernadora electa por Veracruz, que sería un honor para mí estar presente en su toma de protesta, o sea, ceder la titularidad del Ejecutivo ahí, aunque inmediatamente yo me retire. Pero ser parte de ese evento histórico hablando de los siglos que hemos vivido en este lado de nuestro país en donde por primera vez va a haber una gobernadora”.

En la historia reciente de Veracruz sólo dos gobernadores dejaron de asistir a esa ceremonia: Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, pero por razones más que obvias.

Constitucionalmente, no existe impedimento para que esté en la toma de posesión de Rocío Nahle. El problema es que nadie lo quiere ver ahí, principiando por la propia Rocío.

El aún gobernador no quiere entender y menos aceptar, que se ha convertido en un apestado incluso para los mismos morenos, que lo que más desean es que les haga el favor de evaporarse.

Cuitláhuac entregará un Veracruz peor que el que entregaron Fidel, Javier y Miguel Ángel a sus sucesores. Y un aplauso que se escuche a su favor (aunque sea también de lástima), será un aplauso robado a Rocío Nahle que empañará su fiesta.

Porque la fiesta será de la gobernadora que llega y no de este señor que bendito sea Dios ya se va. Aunque aún le quede la eternidad de tres meses en el cargo.

Futa… ni hablar.

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