Es la caja chica controlada por Atanasio García Durán y no evitó que el presidente López Obrador le diera el contrato de seguridad a una empresa privada, dejando sin empleo a muchos trabajadores.
Según los diccionarios en la Internet, el control coercitivo “es un patrón de manipulación psicológica y emocional, amenazas o agresiones, uso de humillación e intimidación u otro abuso para causar daño emocional o físico a otra persona”. En las policías de Veracruz se usa para tener a los elementos controlados, violentando sus derechos humanos y laborales. Los policías de Veracruz y otros estados no pueden opinar, ni exigir cumplir sus roles laborales por los que fueron contratados, para obligarlos a hacer otro tipo de actividades que van desde limpieza en baños, lavar los autos propiedad de los jefes, pintar las casas de los comandantes y ser acarreados para mítines electorales y llenar el ego en los actos proselitistas del presidente López Obrador.
Circula en redes sociales una denuncia ciudadana de muchas expuestas en pasadas entregas, en la que se externa la grave situación en el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial para el Estado de Veracruz, bajo la titularidad del comisionado Héctor Riveros Hernández, mejor conocido como “El Pastas” y ser impuesto por el papá del gobernador de Veracruz, Atanasio García Durán.
Héctor Riveros ha logrado un ambiente polarizador, persecutor y lleno de venganzas en contra de policías con comprobada carrera y servicio policial. Nos comentan que hace unos días se terminó el convenio con la Delegación de Bienestar Veracruz y ya no dar el servicio de vigilancia en los bancos de Bienestar en el estado. Lo interesante es que este contrato fue otorgado a otra empresa de policía privada, por órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Lo vergonzoso, que ni el comisionado Héctor Riveros, ni el gerente de Operaciones Adrián Soto, ni el propio gobernador de Veracruz hicieron nada para conservar este contrato, siendo el IPAX la caja chica del padre de Cuitláhuac García Jiménez.
Al permitir que otra empresa de seguridad privada tomara el control de los bancos de Bienestar, muchos policías fueron despedidos, perdiendo su trabajo y el sustento de muchas familias.
Y compartimos una carta de un policía operativo: “Ojalá que la mentalidad de mis compañeros cambiara, pero nunca será así, desde que estaba Javier Duarte de Ochoa, hasta el día de hoy, los descuentos de las viviendas no están cayendo en el FOVISSSTE y los descuentos de la financiera Credifiel están igual y esto quiere decir, que si nosotros nos damos de baja o pensionarnos, nos vamos con dichas deudas, ya que quienes firman somos nosotros como responsables, es bastante triste la situación y más que los compañeros por miedo a represalias no hagan nada. La situación laboral de algunos ha cambiado a nuevas reglas de juego, cuando estos préstamos fueron en la pasada ley, existiendo mucha ignorancia y cómo enfrentar el problema sin tener quién los asesore. Ser triste la vida en el IPAX”.
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