Inicio ColumnasEntre lo Utópico y lo Verdadero Terrible experiencia conocer el COVID-19

Terrible experiencia conocer el COVID-19

by Claudia Guerrero Martinez

Ya estando sana, me gustaría narrarles mi experiencia con el COVID-19, del que soy sobreviviente y lo hacemos con la finalidad de contarles mi proceso para ayudar a muchas personas a qué hacer para cuidarse y si contraen este virus, a dónde acudir y cómo sobrellevarla…Diez meses cuidándome, para tener un descuido en una reunión de amigos, en el festejo de un reconocimiento a mi trayectoria periodística entregado en diciembre pasado. Aprovechamos para vernos algunos amigos y colegas para despedir el 2020, un año con muchas tristezas y penurias económicas. Un gran amigo asistió con gripa y tos, sin desconfiar de él, pues se cuidaba muchísimo por sus antecedentes médicos. Nunca pensé que al siguiente día, este mismo amigo se había hecho la prueba por COVID-19 y dado positivo, siendo contagiado por otros familiares. Días después, empezamos con tos, para luego perder el olfato y gusto. Me hice la prueba y salí positiva, ya  entonces, mis familiares también presentaban signos de haberse contagiado por mi culpa y también dieron positivo. Por mi descuido, había llevado el COVID-19 a mi hogar y casa. El saber que podían morir por un descuido y haber contagiado a la familia, te hace caer en una  depresión moral y culpa.

Al saber tener COVID-19, rápidamente me asesoró otro gran amigo de profesión químico, quien además de hacernos las pruebas, me hizo una cita con el médico internista Román Romero Uscanga, quien supo de mis resultados y lo primero que me dijo fue: “Le vamos a dar tratamiento, pero lo más importante, no tenga miedo a esta enfermedad. Esto puede agravarse y puede ser antes, durante o cumpliendo los 15 días, esta enfermedad no tiene palabra y puede haber días buenos, pero más malos”.

La receta era un cóctel de medicamentos, entre ellos, una potente inyección antiinflamatoria, un desparasitante, medicamentos para la neumonía, influenza y un antibiótico tan  radical, que más bien hacía las veces de una quimioterapia, pues arrasaba con todo lo bueno y malo en tu cuerpo, así como aspirina como anticoagulante, entre otros. Al pie de la letra, tomamos cada uno de estos medicamentos y el virus se sintió amenazado y hubo reacción.

Los días eran malos, mucho asco, poco de comer y vomitabas, afectando terriblemente  el estómago. Días sin dormir y cuando lograbas conciliar el sueño, te daba fiebre, provocando una sudoración que mojaba las sábanas y la misma enfermedad me obligaba a dormir por largo tiempo.  La debilidad llegó y era un gran esfuerzo ir al baño o bañarte.  Afectó el oído y nulo sabor u olfato. La misma enfermedad me afectó el ritmo de atención y el sistema nervioso, pues lloraba por todo, cayendo en angustias e intranquilidades, pensando que me podría  morir. Había días en que la opción de internarse en un hospital era tomada en cuenta. Y recordé lo que me dijo el médico: “No tenga miedo a esta enfermedad”… Comprendí el por qué,  cómo esta enfermedad afecta tanto a los adultos mayores, pues te ataca el sistema nervioso.

Mucha tos y tratar de comer era un suplicio, hasta que terminé el tratamiento y ahora, mi cuerpo tenía qué reaccionar, lo cual, fue lento y con mucho reposo, tomando medicamentos para apoyar la flora intestinal y regenerar el estómago. El Ensure es muy bueno y recomendable. Quienes han tenido este virus te aseguran que el COVID-19 ataca al hígado, esto te provoca fatiga y malestar, por lo que cuidamos la alimentación, sin grasas, para que este órgano se restablezca durante el mes de contagio.

En el trabajo, hicimos con mucho esfuerzo las columnas, pero en los programas en vivo se tuvieron que suspender de inmediato. Pocos fueron los que se enteraron de mi condición y se guardó mi enfermedad, pues gente del Gobierno Estatal podría haber visto como oportunidad mi condición de fragilidad y la de mi familia. Hoy, todos ya estamos restablecidos, sanos y en plena recuperación, cuidándonos de que el cuerpo no se sobre ejercite y dejar que vaya poco a poco retomando su condición. Lo que  ayudó a una servidora,  es ser una mujer sana, sin vicios y aferrada a la vida.

Esta entrega, es con la simple intención de que tomen en cuenta mi experiencia combatiendo esta enfermedad, que ha matado a muchos amigos, colegas y me considero una sobreviviente. Agradezco las muestras de cariño de muchos y su constante interés por mi salud y la de mi familia. Gracias a todos.

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