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El rumor irreverente

by Ángel Álvaro Peña

Los partidos políticos a los que perteneció Rafael Moreno Valle fueron los más irrespetuosos al momento de su muerte. Los partidos que integraron la alianza que llevó finalmente a Martha Érika Alonso a la gubernatura fueron los más irreverentes en el momento de su muerte.

Porque el primero en afirmar que las coincidencias entre el triunfo de Martha Érika, que tenía sólo 10 días de haber ocurrido, y la hora su muerte era sin duda, para él, un acto de venganza, fue el perredista Jesús Ortega.

Pero en esa misma tónica le siguieron Vicente Fox, Dante Delgado, y Javier Lozano, quien todavía no se sabe en qué partido milita, porque lo último que se supo de su trabajo porril fue que del PAN se pasó a apoyar la candidatura del priista José Antonio Meade.

La guerra sucia toma referentes de la realidad para darle solidez a argumentos falsos. En eso son expertos el PRI y el PAN; de tal suerte que en el propio sepelio de los que murieron el 24 de diciembre en Coronango, Puebla, los asistentes gritaban “¡Justicia!”, como si se tratara de un hecho provocado.

Es decir, se hace justicia cuando hay un delito. En la tarde del 25 de diciembre no se habían arrojado resultados de las investigaciones como para que los asistentes a la ceremonia luctuosa gritaran “¡Justicia!”.

La victoria polémica de Martha Érika todavía dejaba en la memoria de muchos mexicanos, sobre todo poblanos, la pugna por este cargo de elección popular entre el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano contra Morena. La diferencia de votos fue muy poca, de tal suerte que puede hablarse de una entidad dividida en sus preferencias políticas.

Ante el culto a la muerte que algunos medios tienen, intentaron difundir que Martha Érika era una gobernadora con gran apoyo social. Falso. Esta especie la transmitió el reportero Irving Pineda, de TV Azteca, quien, si no actuó con consigna debería ser despedido por mentiroso.

Es por detalles informativos como éste que la guerra sucia no termina. Los sucesos lamentables de Puebla sirvieron para que los de siempre, realizaran al vapor fotomontajes, memes, rumores, especulaciones, afectando la manera de interpretar la realidad de un país que comienza a recuperarse del desastre en el que lo dejó tanto el PRI como el PAN.

Pero en lugar de dejar a un lado las contiendas partidistas, militantes de varios partidos retomaron la noticia y sin investigación de por medio, afirman que se trata de un hecho planeado. Las interpretaciones de esa realidad van desde un bazucazo hasta el hecho de que en realidad no hayan sido ellos quienes murieron, porque nunca se habló de una prueba de ADN para comprobar su identidad.

El país no está dividido ni hay crisis económica, quienes quieren dividirlo para responsabilizar al nuevo gobierno son los militantes de los partidos perdedores en la contienda del 1 de julio, quienes como ya saben que perdieron privilegios y no van a gobernar en muchos años, impiden el buen desarrollo del nuevo gobierno.

Las redes sociales tuvieron una actividad inusitada, propia de una dinámica a la que se le pone mucho dinero para que exista con la intensidad que se manifestó. La gran mayoría culpando al presidente de la República de la muerte de los esposos Moreno Valle – Alonso.

La política tiene sus límites, sus espacios y sus tiempos. Pero esta vez hubo no sólo políticos sino comunicadores que parecían echarle leña al fuego al mostrar con dolo que tal o cual funcionario no había dado el pésame de las muertes públicamente. Como si se tratara de unas fichas de billar, porque no llega a otros niveles esta acción, algunos comunicadores contaban uno por uno los pésames de quienes lo manifestaban, y hacían hincapié en los que no los habían expresado públicamente, como tratando de inculparlos de un hecho cuyas causas hasta el momento se desconocen.

Hay una mala intención en la comunicación de hechos como la muerte del exgobernador y la gobernadora de Puebla. Sin embargo, detrás de esa mala intención hay un gran rencor acumulado, odio, sed de venganza que al mostrarse tan reiteradamente podría pensarse que ya hay organismos asociados no sólo para impedir el desarrollo normal de un proyecto político que ya comenzó sino para derrocarlo, por las buenas o por las malas.

La violencia verbal antecede a la violencia física, y en las especulaciones informativas de los enemigos declarados del nuevo gobierno se muestra mucha agresividad, tanto que parecieran advertencias sobre sucesos dirigidos a sabotear a la administración de Andrés Manuel López Obrador.

La guerra para impedir el libre desarrollo de la actual administración pública tiene dos frentes visibles: los partidos perdedores y los medios de comunicación que no miden consecuencias de sus afirmaciones temerarias sobre el origen y las consecuencias de un evento trágico y lamentable como el que sucedió en Puebla.

Lo que llaman cuentas robotizadas que se reproducen a sí mismas, no detuvieron su vertiginoso ritmo para hacer dudar a los mexicanos sobre el motivo del desplome del helicóptero. Se contrataron expertos en computación para saturar las redes de versiones sin sustento de la realidad sobre la caída del helicóptero; sin embargo, la cautela de los encargados de investigar llamó a la calma.

Los bots calificaban al presidente de la república de asesino. La guerra sucia a la que lo han sometido desde principios de siglo pareciera crear balas de salva, sobre todo ante una población que ya no cree en la tergiversación de la información, y, en muchos casos, ni en los medios.

Hace apenas unos meses el PAN, el PRI, el PRD, MC, o lo que queda de ese partido, calificaban las promesas de campaña y las propuestas de gobierno como radicales, cuando en realidad su actuación desde la tarde del sábado 24 fue de un radicalismo que no sólo tiene una inercia violenta, sino que muestra que no les importa ni el desprestigio ni el ridículo a la hora de intentar descalificar al contrincante político. La oposición en México no está adaptada a su trabajo político; desconoce cómo conducirse y sólo actúa de manera visceral retomando, de manera muy ingenua, una batalla que perdieron en una guerra que ya terminó. PEGA Y CORRE. –El secretario de Salud de Veracruz, Roberto Ramos Alor, tomó la guardia nocturna del 24 de diciembre, en un hospital de Veracruz, para atender las emergencias que surgieran para atender a niños indígenas…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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