El incumplimiento de acuerdos parlamentarios
lo encamina a su parálisis legislativa.
Urge sensatez y respeto a los compromisos pactados
Por Francisco Berlín Valenzuela*
El jueves 28 de septiembre fui invitado al H. Congreso de Veracruz a la sesión solemne conmemorativa del Centenario de la Constitución Política de nuestra entidad. Observamos la preocupación de los diputados de los partidos ACCIÓN NACIONAL y del P.R.D., por el retraso de hora y media que estaba sufriendo la sesión que ya se encontraba muy concurrida, debido a que los diputados de la oposición de MORENA y el P.R.I. mantenían sus lugares vacíos con un mensaje en cada curul anunciando que no estarían presentes por ser una reunión ilegal.
Al preguntar a los organizadores la razón del proceder de los diputados ausentes se me hizo saber que estaban molestos por el hecho de que el PAN se negaba a cumplir el acuerdo parlamentario que le permitió presidir la Junta de Coordinación Política del 8 de Noviembre al 4 de Septiembre, correspondiéndole al Partido Morena ocupar la Presidencia de esta Junta del 5 de Septiembre al 4 de Mayo de 2018 y al grupo legislativo del P.R.I., desempeñarla del 5 de Mayo al 4 de Noviembre de este año.
La sesión se tuvo que realizar sin contar con la asistencia de los diputados de la oposición, quienes consideraron que tanto la convocatoria como los dictámenes aprobados carecían de validez, toda vez que se habían hecho al margen de normas constitucionales y legales.
Reflexionando sobre esta situación y motivado por mi vocación académica para los estudios electorales y parlamentarios, me parece oportuno compartir con mis lectores las implicaciones que tiene para la vida política de una nación y entidad federativa como la nuestra, que los miembros de un Congreso no dimensionen las consecuencias de su irreflexivo comportamiento político para conducir los trabajos de un órgano colegiado.
No cabe duda, que la improvisación de los partidos al momento de seleccionar a sus candidatos a puestos de elección popular, no está motivada en la conveniencia de que sus representantes tengan una debida preparación y capacidad intelectual para realizar con éxito el trabajo parlamentario, pues prevalece en todos ellos la necesidad de contar con diputados que respondan a sus intereses políticos y económicos, todo lo cual acaba reflejándose en el futuro en su forma de actuar, que como hemos visto es ajena al sentido común y a las exigencias del trabajo camaral.
Esta es la razón, de que los miembros de la LXIV Legislatura del Congreso de Veracruz, ignoren las consecuencias de influencias internas o externas, que los lleve a desconocer los acuerdos celebrados y la importancia y trascendencia que tienen para la vida del órgano colegiado, pues su incumplimiento acaba conduciendo fatalmente a una crisis en la actividad parlamentaria.
Invito a los señores diputados del Congreso de Veracruz, a que analicen el papel que siempre han tenido los acuerdos en todos los parlamentos del mundo y que no es posible el gobierno de una institución colegiada si se desconocen y dejan de cumplirse.
En este punto del análisis, seguramente los lectores que me están siguiendo se preguntarán: ¿qué son los acuerdos parlamentarios?, ¿cuál es su naturaleza? y ¿cuál es su trascendencia para la institución que los adopta?
De entrada considero que los acuerdos parlamentarios, dentro de la teoría tridimensional del derecho, son una fuente de dimensión normativa, al igual que la constitución política del Estado, la legislación ordinaria federal y local, los reglamentos parlamentarios y los estatutos de los grupos partidistas representados.
En la doctrina también se consideran como fuentes que tienen una dimensión sociológica los: usos, prácticas y precedentes, jurisprudencia parlamentaria, costumbres y convenciones parlamentarias y acuerdos de los grupos de esta naturaleza.
Finalmente, existe la clasificación de fuentes de dimensión axiológica, integradas por: el régimen político, principios políticos fundamentales, jurisprudencia constitucional y ordinaria, así como el derecho parlamentario comparado.
De este conjunto de fuentes, nos interesa analizar para los fines de este artículo, los acuerdos que emanan de los órganos rectores de las cámaras, los cuales tienen por lo tanto una naturaleza parlamentaria, diversos contenidos y constituyen una fuente genuina del derecho propio de esta disciplina.
El contenido de los acuerdos puede estar referido a la organización, administración y tener un carácter político, tomando en consideración los fines que se persiguen con cada uno de ellos, pero debe resaltarse algo muy importante que deben ser respetados por los integrantes del parlamento que los suscriben, pues de no ser así las actividades de este órgano serían entorpecidas y paralizadas.
Es propio de todos los órganos parlamentarios, llámense congresos, cámaras de representantes, dietas, cortes o asambleas, que sus miembros, integrantes de diferentes fuerzas políticas en ellos representadas, formen las llamadas fracciones o grupos parlamentarios, con el propósito de presentar un frente común partidista en la discusión de los diversos asuntos que se aborden. Generalmente es en los estatutos de los partidos donde se establecen los lineamientos y procedimientos para seleccionar al dirigente de los grupos representados en el órgano legislativo.
Ahora bien, la importancia de los acuerdos radica en que a través de ellos se hace posible la adopción de mecanismos que hagan más fluido el trabajo legislativo en general y faciliten la discusión de los asuntos en tribuna.
La búsqueda de acuerdos es de vital importancia para la conducción de un parlamento, al grado de que sin ellos se entorpecerían sus numerosas funciones. De ahí que los miembros de un congreso como el de Veracruz, tienen que buscar puntos de coincidencia con sus colegas, sobre todo en asuntos que tienen que ver con la conducción política a través de la junta creada para su coordinación.
Si en el caso que nos ocupa, los grupos parlamentarios se pusieron de acuerdo el 8 de noviembre del año pasado, sobre las fechas en las que cada fracción parlamentaria habría de conducir los trabajos parlamentarios desde la Junta de Coordinación Política, atendiendo al número de diputados que cada una de ellas tenía en ese momento, no se vale que con maniobras políticas y económicas, “se convenzan” a diputados que abandonen al grupo parlamentario al que pertenecían y se cambien a otro con el fin de alterar el equilibrio de fuerzas para nuevas tomas de decisiones.
Tal proceder evidencia falta de seriedad en los compromisos contraídos por parte del PAN y el PRD, intervención de poderes ajenos para su actividad legislativa, desconocimiento de la trascendencia de los acuerdos firmados e ignorancia de que este tipo de acuerdos establecen normas para periodos específicos, que deben ser cumplidas y no pueden variarse con maniobras impropias de los dirigentes de los grupos parlamentarios. Debe tomarse en cuenta que los acuerdos originales solo pueden ser modificados por aquellos que intervinieron en su redacción y adopción, por lo tanto no pueden variarse por la acción unilateral de cualquiera de las fuerzas políticas.
El pueblo veracruzano estará atento a que en la casa del herrero legislativo, “no existan vergonzosos dueños de azadones de palo” sin ética profesional.
* Analista político. Autor de libros sobre Derecho Electoral y Derecho Parlamentario. Profesor-Investigador Emérito de “El Colegio de Veracruz”. Ex Diputado Federal. Receptor de las “Medallas Defensor de la Libertad y Promotor del Progreso”, otorgadas por el Club de Periodistas de México, A.C. (2016) y al Mérito Jurídico, concedida por el H. Ayuntamiento de Xalapa (2016).