Existen personas que a lo largo de la historia recordamos por sus acciones profundamente transformadoras para la sociedad, seres que aportaron a la humanidad con sus ideas, sus recursos o aún más importante con su voluntad. Ese tipo de personas tuvo algo en común, la empatía y la solidaridad desinteresada. Para lograr la empatía es necesario sentir el dolor o la felicidad del otro, entenderlo como un ser con posibilidades y limitaciones, pero también ser sensible ante sus necesidades.
En días pasados tuve la oportunidad de hablar de la vida de un personaje en la historia de México, a quien debemos los avances del deporte en nuestro país y quien hizo historia a través de la prensa. Me refiero a Don Mario Vázquez Raña, un hombre que durante años dedicó su vida al impulso de una disciplina que le dio todo lo que tenía en la vida, pues a través de esta aprendió del compromiso y el trabajo en equipo.
Además, se volvió el dueño de la cadena de prensa más importante del país, misma que le permitió ejercer un periodismo veraz y crítico con el que decía servir a la sociedad. Don Mario de manera constante hablaba de la importancia de sumar esfuerzos, pues sólo en conjunto y trabajando en comunidad, pensando en un bien colectivo, se puede verdaderamente lograr algo en la vida.
Sin duda su ejemplo permeó en otras generaciones y el esfuerzo que varias organizaciones hacen por posicionar a México a nivel internacional en el ámbito deportivo es un reflejo del amor que él tenía por esta disciplina.
Personas como Don Mario Vázquez Raña son las que trascienden por medio de acciones y un ejemplo constante, son seres coherentes que actúan según lo que predican, en la actualidad gran parte de los líderes pueden hablar sobre su interés por la comunidad, pero pocas personas lo demuestran.
¿Cómo identificar a quien genuinamente busca un bien común? Es sencillo, son personas con empatía por el otro, su rostro refleja bondad y de inmediato verás cómo se les acercan otras personas y su expresión es en todo momento cordial, así percibí al Vocero del Gobierno de la República, Jesús Ramírez Cuevas, a quien tuve la oportunidad de observar en medio de una convivencia con más de 500 personas.
Lo común en los políticos de antaño era conducirse con escoltas y no permitir la cercanía con los demás, en la actualidad esto no es funcional, pues para creer en alguien necesitamos conocerle, pero no basta con poner una sonrisa entregando despensas o en imágenes, se requiere de una cercanía real que demuestre justo la empatía por el otro.
Este es el ejemplo de la fórmula ganadora, tener un interés genuino en las personas, saber cuáles son sus problemáticas y buscar soluciones a las mismas, así fue Jesús Ramírez Cuevas entre todos los periodistas de Veracruz, además de saludar con cordialidad a todos, escucharlos y convivir con ellos, dando voz al mensaje del presidente, les ofreció seguridad social a quienes ejercen una peligrosa profesión en nuestro país.
Con lo anterior si bien no se resuelve una compleja problemática, si se demuestra interés por una profesión sumamente vulnerada y olvidada en otras ocasiones donde la distribución del presupuesto atendía a intereses generales. Acciones como esta denotan empatía y una profunda preocupación por los semejantes que más personas deberíamos aprender para hacer de nuestro entorno el lugar mejor que todos merecemos.
Zaira Rosas
Las historias que consumimos son clave para la historia que estamos construyendo, para las metas y sueños que establecemos en la vida, pero también para distraernos de nuestra realidad. Con el encierro que provocó la pandemia el consumo de libros y de plataformas de streaming aumentó considerablemente, pero sobre todo ocurrió en géneros melosos que la mayoría de personas etiqueta como “algo para no pensar”, contenidos con un final feliz donde todo transcurre con facilidad y los retos pronto se resuelven.
Esos contenidos donde la vida de los protagonistas parece fluir y las dificultades no se ven como tales, son retos que con facilidad y gracia de inmediato tienen remedio. Este tipo de historia es común de los dramas románticos, los “chick flicks”, pero ahora la vemos trasladada en cada ámbito con la intención de creer que todo va a estar bien. Quizás porque en medio de la realidad que enfrentamos todos necesitamos esperanza. México es experto en crear este tipo de contenidos, de ahí que Televisa fuera un referente durante tantos años, pues mostraba historias aspiracionales para el común de la población.
No está mal tomar unos minutos de ilusión mediante nuestro consumo mediático, el problema es creernos que esa clase de historias son las únicas posibles y no distinguir qué implica verdaderamente vivir en una realidad humana. Con esas historias que parecieran tan humanas también terminan por deshumanizarnos un tanto, creemos que esas figuras que vemos en la pantalla tienen una vida superior cuando lo cierto es que sufren tanto o más que cualquiera de nosotros.
Las pantallas han permitido que idealicemos los cuerpos, las relaciones humanas, el color de piel, los vínculos de pareja, la comida, las formas de vestir, nuestro consumo, todo nuestro entorno queremos volverlo “aesthetic”, aunque el ángulo completo más allá de lo que se muestra en redes, en realidad retrate espacios sin filtros y más crudos. Es necesario hablar de la búsqueda constante del final feliz no porque este no exista, sino por la irrealidad de la forma en la que quizás queremos contarnos esta historia.
A través de plataformas digitales y pantallas contamos historias irreales que lejos de inspirar han terminado por generar infinidad de crisis de ansiedad a quien no cumple con esos estándares. Lo cierto es que los finales felices se construyen al final de cada día, requieren de grandes esfuerzos y trabajo constante. Los retos que en series y películas se arreglan como por arte de magia, puede que requieran un poco más de empeño en el día a día, pero sobre todo sin duda requeriremos de una mayor capacidad de adaptación.
Sin duda la vida puede ser más fácil y amena para todos, tal como deseamos, sin embargo para lograr esto requerimos más esfuerzo que el de una comunidad “vibrando alto”, requiere compromisos diarios, una búsqueda de sentido más profunda donde el propósito de cada persona esté ligado a un bienestar común y aún más importante es que en medio del caos y la necesidad de contenidos bonitos, despertemos a nuestra consciencia, pues sólo siendo conscientes de nuestros actos podemos poner mayor atención a cómo estos repercuten en nuestra realidad.
Hemos de conectar genuinamente con quienes nos rodean, entendiendo que cada decisión puede afectar a otros, ya sea en nuestro actuar, la forma de expresarnos e inclusive nuestras elecciones de consumo. Tal como dice Marian Rojas, no hay atajos ni recetas rápidas para la felicidad. Es algo que se experimenta y quizás mientras le buscamos hemos perdido el sentido. Porque la felicidad “no está en el tener, sino en el ser” y a estas alturas pocos sabemos quiénes somos.
La globalización ha hecho posible que los eventos de otros países no nos parezcan tan aislados, e incluso nos brinda la oportunidad de aprender de otros errores para procurar no repetirlos. Al estar tan cerca de Estados Unidos, deberíamos considerar algunos puntos en su historia para que la situación que vivimos no sea semejante y me refiero a todo esto por el tiroteo presentado en Uvalde, Texas, ya que este evento puede traer consigo grandes lecciones para nuestros habitantes o también ser un referente para aquellos con una historia similar.
Detrás del desgarrador evento que cobró la vida de 19 menores de edad, hay dos grandes tópicos, el primero es una constante en el país vecino, la venta indiscriminada de armas y el segundo se refiere al perfil psicológico del atacante y va estrechamente ligado a la salud mental. Se presume que el joven que perpetuó la masacre mostró previamente en repetidas ocasiones un comportamiento violento.
Usuarios de la plataforma digital Yubo señalan que en distintas transmisiones el joven de nombre Salvador Ramos, mostraba comportamientos violentos, amenazando sexualmente a mujeres y mostrando las armas. Estos usuarios hicieron diversos reportes de lo ocurrido, sin embargo, no pensaron que las amenazas llegaran tan lejos.
Respecto a la investigación que se hizo del sujeto, las autoridades determinaron que el sujeto no tenía indicios de algún problema de salud mental. Sus padres hablaron de algunas señales de agresividad y previo al hecho notaron cambios en su comportamiento, mas no consideraron que fuera algo de gravedad. El joven que fue abatido por elementos de seguridad durante la masacre, también perpetuó un ataque contra su abuela, la persona con la que vivía, ex compañeros relatan que tenía problemas del habla y que era molestado con frecuencia por esto.
Lo anterior nos habla del impacto que tiene el entorno en la salud mental de una persona y que por salud mental no nos referimos únicamente a trastornos psiquiátricos o psicológicos, sino a cualquier situación que pueda generar un desequilibrio en la psique de la persona.
Existen infinidad de situaciones que pueden alterar el buen funcionamiento de cualquier ser humano, por lo general nos avocamos a los padecimientos físicos, desde temprana edad en el sector de salud pública se promueven cuidados básicos de los infantes con vacunas y vitaminas, pero especialmente en nuestro país pocas veces se habla de la importancia del cuidado mental, del desarrollo de las personas en entornos seguros que permitan que al crecer sean personas funcionales, que busquen el bien común.
En nuestro país sólo un 2% del presupuesto de salud está destinado a la salud mental, de ese porcentaje un 80% es utilizado para el mantenimiento y funcionamiento de los hospitales psiquiátricos los cuales por cierto están próximos a desaparecer. Además de acuerdo al INEGI en nuestro país 1 de cada 4 personas requiere atención a la salud mental, sin embargo, sólo 2 de cada 10 puede tener acceso a la misma.
Sin duda este es un tema cargado de estigmas y tabús, en el que gana el privilegio pues son muy pocos los que pueden costear una terapia o acceder a medicamentos antisicóticos en caso de ser requeridos. Hablar de salud mental en las familias de nuestro país sigue siendo un tabú y no nos percatamos de cuán importante es para evitar que se presenten situaciones como la del país vecino.
La violencia en Texas no es desconocida para nuestra población, México también ha tenido incidentes semejantes de niños que adquieren el arma y atentan contra sus compañeros, ni hablar de otros episodios de violencia que han marcado el desarrollo de diversas generaciones. Pero para poder erradicar estos comportamientos hemos de comenzar partiendo de los núcleos familiares, ¿qué papel tenemos como sociedad si no ayudamos a integrar a cada uno de sus miembros? ¿qué clase de contenido están consumiendo los más pequeños que les incita a actuar violentamente al crecer?
Desde las escuelas hemos de procurar la participación igualitaria y equitativa, evitando resentimientos o rezagos particulares entre los asistentes, hemos de fomentar el respeto entre cada uno de los participantes y escuchar con especial atención a quienes se sientan relegados, pues esos mismos son los que en un futuro pueden encender todo tipo de alarmas.
Las instituciones en general también pueden sumarse a la prevención de estos actos prestando especial atención a la salud mental de todos sus integrantes, pues, así como nos cercioramos de los cuidados básicos al cuerpo, también hemos de considerar que la mente necesita descansos e instantes de esparcimiento. De alguna forma todas y todos somos partícipes de la realidad en la que vivimos, procuremos aportar lo mejor para que historias como las de Estados Unidos no se repitan.
Emprender es uno de los temas de nuestros días, probablemente sea de las palabras más buscadas e incluso de los temas que más deseamos conocer. Establecer un negocio se ha vuelto una necesidad y el deseo de un gran número de personas. Las motivaciones para hacerlo son diversas, sin embargo, es muy común pensar en emprender para generar un mayor número de ganancias, pocas veces se habla de hacerlo como una acción de solidaridad y esta última debería ser un pilar de todo emprendedor.
Con el capitalismo resulta sencillo pensar en ideas de negocio que sean rentables, aún a costa de condiciones laborales dudosas, como es el caso de grandes industrias que se han sumado a la moda rápida, ofreciendo amplios catálogos al menor precio. También están las propuestas de cadenas o franquicias que adquieren los productos al menor precio posible, sin valorar verdaderamente el trabajo de los productores, para así ofrecer descuentos a sus compradores finales.
Existe también otro tipo de emprendimiento, que con el tiempo debería ser el más frecuente, pues a la larga será el único rentable y sustentable, me refiero a los emprendedores que buscan generar un negocio partiendo de un bien común, a quienes investigan el impacto de sus ideas, colaboran de manera justa con productores y/o artesanos e incluso se preocupan por la huella ecológica que puedan tener en el ambiente.
Así surgen marcas como Morena Corazón, que ofrece diseños de joyería sumamente emblemáticos, pero además son elaborados de manera colaborativa con artesanos y artistas. Cada diseño tiene un significado especial que se basa en elementos de nuestra cultura, de acuerdo a su descripción buscan que su modelo de comercio sea justo, promueva la inclusión social y la equidad de género.
Es decir, el emprendimiento consciente es aquel que además de generar ganancias económicas para todos los involucrados, también tiene un impacto positivo en el entorno, brindando un desarrollo y crecimiento a todas las partes.
Otros proyectos que trabajan con responsabilidad social ponen especial atención al cuidado del medio ambiente y estas preocupaciones deberían extenderse a todo tipo de empresas, pues si no comenzamos a centrar nuestra atención en espacios más equitativos para todas las especies, pronto empezaremos a ver y sentir las consecuencias de nuestros actos, las cuales van más allá del aumento del calor o el frío, implica también el desarrollo de enfermedades y virus que seguramente no sabremos cómo manejar, tal como lo vivimos recientemente con la pandemia.
Los seres humanos estamos infinitamente conectados entre sí, pero también con el resto del mundo, de ahí la necesidad de protegernos en conjunto y visualizar con mayor detenimiento a los otros como iguales y al resto de especies con la misma valía que depositamos en la nuestra.
Emprender es necesario para conocer alternativas funcionales para nuestra economía, pero también es urgente hacerlo desde la consciencia y solidaridad, ¿qué hace que consideremos a algunos más dignos de oportunidades y al resto como menos merecedores o amenazas para el crecimiento? Algunos especialistas detallan que esto se debe a la pérdida de empatía, en la cual poco nos preocupa el dolor o sufrimiento ajeno,
Para desarrollar nuestra consciencia partamos de analizar qué estoy ofreciendo de mi para el bienestar de los demás y cómo me estoy beneficiando de mis vínculos con el entorno. Pensemos en beneficios a largo plazo, quizás hoy los descuentos de grandes industrias parezcan una gran oportunidad, pero tengo la certeza que el día de mañana vamos a asignar esa valía a nuestros recursos naturales cada vez más escasos, en lugar de productos de consumo que no son una necesidad básica.
Como consumidores también podemos marcar una diferencia, apoyando proyectos que tengan un sustento social positivo, que sean más justos y equitativos, pero sobre todo, dando prioridad a los productos locales y nacionales, por encima de las exportaciones, comencemos por lo más cercano y con mayor atención a todo el proceso que tomó para llegar a nuestras manos. La responsabilidad es de todos.
Mérida, Yucatán, es uno de los mejores destinos para visitar en México, además de tener excelentes recomendaciones gastronómicas, el costo accesible y actividades que se acoplan a todo tipo de gustos, es una de las ciudades más seguras de América, el primer lugar en el continente lo ocupa Quebec en Canadá.
De acuerdo a un ranking mundial de la revista CEOWorld, Mérida se posiciona en el lugar 21 de las ciudades más seguras del mundo, para lo anterior toman como referente diversas estadísticas de crímenes, es decir las tasas de homicidios, asaltos, etc., que podrían afectar la seguridad de los habitantes o visitantes.
Otras ciudades de México que también participan en el Ranking realizado en 2021, son Puerto Vallarta y Querétaro. ¿Qué hace a estos destinos un lugar seguro? Sin duda el índice delictivo en estos puntos es menor al de muchas otras ciudades, ¿cómo se logra esto? Tuve la oportunidad de recorrer las calles de Mérida en días recientes y mi primera sorpresa fue la limpieza en el entorno, hay botes de basura en diversos puntos, lo que facilita que no se vea en las calles, pero también hay multas considerables para quien daña los espacios.
Las multas fueron un tema frecuente en mis pláticas con las personas, hay multas considerables por romper las reglas del aeropuerto, por ofender a las mujeres, por no cuidar el entorno, etc., la diferencia de otros puntos que también imponen multas es que aquí la policía realiza recorridos constantes vigilando el espacio, tienen muy claro cómo cuidar al turismo ya que viven en gran parte de esta actividad, son hospitalarios y también procuran el respeto de los espacios.
Transitar por las calles a cualquier hora es seguro, la mayoría de espacios cierra temprano y respetan los horarios establecidos, en los centros nocturnos se hacen revisiones para corroborar que no estén presentes menores de edad o que existan substancias ilegales en los establecimientos. Los espacios públicos se ven impecables, las señaléticas son claras, están limpias, las calles tienen perfectamente delimitados los espacios para peatones, para descender y estacionarse, lo cual hace que el tránsito sea más fluido.
En Mérida no sólo se nota la cultura y la seguridad, al platicar con las personas, es evidente que la ley se hace valer, es decir si alguien la rompe, de inmediato se aplican las multas previamente mencionadas, por ende, el común de la población prefiere ser partícipe de que todo se cumpla cabalmente, además tienen un gran conocimiento de los puntos de su entorno, ponen atención a lo que ocurre a su alrededor, por ejemplo un guía se percató de que esperábamos a nuestro conductor y espero a que abordáramos la unidad, indicándonos dónde podía estacionarse el vehículo para que lográramos subir y que cruzáramos exclusivamente donde estaba el paso peatonal.
Lo anterior son normas básicas que rara vez se cumplen en otras ciudades, porque no hay una verdadera cultura vial e incluso los señalamientos no son claros. En cambio, en Mérida hay letreros para casi todo, personas cuya actividad es indicarte los puntos a visitar, el mismo ayuntamiento apoya el comercio local a través de cooperativas que buscan posicionar las artesanías por encima de las importaciones chinas.
Otro punto a considerar que influye en la seguridad del lugar es la inversión extranjera, muchos de los hoteles y puntos de interés son propiedad de extranjeros que han visto en nuestra cultura una oportunidad de crecimiento y desarrollo. Incluso en el centro se puede encontrar una librería especializada en libros en inglés, porque un gran número de visitantes dominan este idioma.
Por fortuna en este punto de México, donde abunda la flora y la fauna, se han creado espacios que tienen sumo cuidado con las especies. Mérida es también un sitio cargado de historia y cultura, la inversión extranjera ha hecho posible la restauración de antiguas casonas que ahora son restaurantes del Paseo Montejo e incluso puedes visitar infinidad de micro museos que muestran la vida del siglo XIX.
Lo imponente de esta ciudad es el reflejo de México y su cultura, en un punto puedes visitar el Museo Maya para entender de nuestros ancestros y hacer un recorrido hacia zonas arqueológicas, pero también recorrer las calles del centro y ver el contraste de la época porfiriana, visualizando en sus edificios la aspiración europea y el anhelo de modernidad que se tenía en la época.
Cada sitio de nuestro país tiene algo nuevo por compartir, de momento esta bella ciudad yucateca puede ser un referente para otros puntos, donde aún no se alcanza un equilibrio entre el desarrollo y la seguridad, recordándonos cuan necesario es el respeto a la ley y sobre todo a los demás.
Vivimos en un constante ritmo vertiginoso, que rara vez da paso a preguntas profundas, sin embargo, el acelere continuo, probablemente haga que nos llenemos de dudas sin responder. Habrá quien ni siquiera se percate de la existencia de las mismas, pero seguramente sí tendrá sentimientos de vacío, dolor, inseguridad, miedo, etc., los cuales canalizamos de distintas maneras. En ocasiones son adicciones, acciones que repercuten en nuestra vida o las de los demás o incluso a través de las palabras o las formas que tenemos de conducirnos en el día a día.
Cuando no tomamos una pausa para ver con consciencia lo que ocurre a nuestro alrededor o en nosotros mismos, es sumamente sencillo manejarnos en piloto automático, incluso podemos considerar que vivir en esa idea de mundo que hemos creado durante años, es el ideal. Pero de repente llegan señales de alerta. Emociones que nos rebasan, acciones que no entendemos y la vida nos obliga a hacer un alto, a detenernos y quizás replantear si estamos viviendo adecuadamente.
A veces cuando el cambio es inminente la vida nos obliga a poner un alto a nuestro estilo, de manera colectiva. Así, la pandemia fue una oportunidad idónea para detenernos o avanzar según se requería, fue el momento ideal para adentrarnos en lo desconocido, para atrevernos al cambio, pero también para reconocernos como miembros de un todo, con características únicas que suman a la transformación que el mundo necesita.
El tiempo pasó y a muchos nos llegó un caos, el miedo de perder a los que más amamos se hizo latente, la realidad nos demostró que la evolución era necesaria, de lo contrario nos quedaríamos estancados, frustrados y hasta arruinados. Pese a que la vida misma nos exige una transformación constante a veces somos reacios y nos aferremos a lo que no nos corresponde, incluso a puntos tan superficiales que difícilmente nos sostienen.
¿Cuál es entonces el objetivo de vivir? Hemos escuchado que disfrutar, ser felices, tener éxito, pero ¿qué significado tienen estas palabras para nosotros?, los japoneses definen parte de estos conceptos en el IKIGAI y encuentran un punto de equilibrio entre actividades que cada persona disfruta, que tiene habilidades para realizarlas y que sin duda aportan un bien a la comunidad. ¿Cuántas veces te has preguntado si lo que haces cumple con alguna de esas características?
Actualmente lo esencial es mucho más efímero de lo que imaginamos, quizás consideramos que la felicidad vendrá cuando cumplamos ciertas metas, pero ¿qué seguiría después?, realmente lo que añoramos como seres humanos es atención, pertenecer a comunidades que nos contengan en tiempos de crisis, no obstante, hemos olvidado cuán importante es ser parte de una tribu, todo lo que también tenemos que aportar para seguir creciendo.
Si aprendemos a colaborar y apoyar en lugar de competir o juzgar, entenderíamos que la empatía es fundamental, pondríamos más atención a nuestras palabras, acciones y decisiones, porque en todo momento no sólo pensaríamos en nuestro bienestar, sino en un bien mayor, el de toda nuestra comunidad. Para lograr lo anterior podríamos conocer mejor un poco de nuestra historia, de los orígenes donde todos se apoyaban para un mismo objetivo, las tareas no eran de uno, se desarrollaban con la intención del crecimiento colectivo y respetaban profundamente a sus dioses.
La espiritualidad es otro elemento necesario en nuestros días, creer en algo supremo que nos motive a ser mejores, si antes los dioses daban explicación a fenómenos naturales, hoy la práctica espiritual puede ser un sostén cuando se pierde la fe sobre sí mismos. Al final se trata de aprender a conectar con cada uno de nuestros elementos, para los mayas cada elemento tenía relación con el entorno y cultivando todas nuestras relaciones, no sólo los vínculos humanos, sino también las relaciones con el planeta, los animales, es como se lograba el principal objetivo de la vida, vivir en plenitud y un punto de equilibrio.
Así deberíamos conducirnos en la actualidad, considerando ¿cómo son mis relaciones?, hacer preguntas constantes sobre el impacto que tenemos y así como tomamos tanto de la tierra, del entorno, de las personas, pensar también en cómo retornar aquello que recibimos para de nueva cuenta recordar cómo se vive en armonía.
Hay realidades que no se pueden evadir, la desaparición de mujeres y la violencia creciente es una de ellas. Una problemática que va acompañada de ganas de gritar en las calles, de tomar el poder que por derecho humano corresponde y entonces como mujeres nos vemos obligadas a estar constantemente entre dos puntos: la necesidad de ser libres y expresarnos sin tapujos, pero sin omitir que el entorno sigue siendo opresor en muchos puntos y violenta.
Ser mujer en nuestros días significa poder ejercer el derecho de hablar, actuar o vestir según se desea, pero también tener consciencia de lo que ello implica, por lo que no se puede ser ajeno a todo lo que nuestro desenvolvimiento puede generar. Tenemos que aprender a respetarnos entre nosotras mismas, sumarnos de manera real a causas conjuntas y sobre todo presentar posturas congruentes con lo que deseamos obtener.
Vivimos en una era en la que necesitamos hacer valer nuestro derecho de salir libres a las calles, e intentar hacerlo seguras, pero sabiendo que en todo momento corremos peligro. El objetivo es lograr el respeto a nuestras garantías individuales, pero mientras tanto es indispensable conocer los riesgos de ejercerlas y aprender a protegernos, ser solidarias e incluso tomar precauciones de cuidado personal.
Actualmente ante los peligros inminentes y considerando la realidad de nuestro país, hay medidas que debemos considerar y compartirlas con otras personas para procurar cuidar de quienes más queremos. Comencemos por tratar de estar siempre alertas cuando estemos en entornos desconocidos o con personas que recién conocemos. Si se trata de salir de fiesta procura hacerlo con compañía de tu confianza. Si puedes evitar tener que trasladarte sola hazlo. Si no, avisa en todo momento cuál es tu ubicación.
Al tomar un taxi o cualquier transporte de aplicación siéntate justo atrás del asiento del conductor, avisa de manera directa todos los datos posibles de la unidad que te transporta. Si es posible, también envía fotos de cómo vas vestida ese día a tus contactos más cercanos. Procura que en todo momento siempre alguien de tu confianza sepa con quién y en dónde estás ubicada. Además, hay múltiples formas de utilizar la tecnología a tu favor, por ejemplo, iPhone tiene un sistema de alerta que con apretar algunas teclas manda de inmediato tu ubicación y una alarma de peligro a tus contactos más cercanos.
Aunado a lo anterior es fundamental mantenernos informadas e informados, pero no solo mediante la agenda de los medios de comunicación, también es necesario conocer investigaciones verídicas, analizar el contenido que estamos consumiendo, a qué le estamos dando valor como sociedad. No es casualidad que en una era donde la música y producciones masivas cosifican a la mujer, los hombres se sientan con el derecho de poseerlas como si de un objeto se tratara. ¿Qué estamos enseñando a las futuras generaciones? Los valores que inculcamos desde temprana edad serán la base de la sociedad que tendremos el día de mañana.
¿Qué estamos haciendo por transformar nuestra realidad? Además de exigir el trabajo de las autoridades, también es necesario sumarnos como sociedad a la construcción de nuestro entorno, ayudemos al empoderamiento de más mujeres, construyamos nuevas masculinidades, difundamos más información respecto a igualdad y equidad, creemos nuevas oportunidades para que aquellas que aún no se sienten valiosas descubran todos sus talentos. Sumemos esfuerzos y dejemos de vernos como competencia.
Si añoramos respeto y libertad, comencemos desde casa, brindando esos mismos valores a nuestras mujeres y personas más cercanas, quizás los cambios puedan parecer pequeños e insignificantes ante el crecimiento de estadísticas desgarradoras, pero para quien los recibe verdaderamente se marca una diferencia.
Tengo grabada en mi memoria la portada de una revista que hablaba sobre las muertas y desaparecidas en Ciudad Juárez, era una portada de hace más de 20 años, en la cual se veía un desierto plagado de cruces como cementerio y en primer plano en medio de la arena sobresalía el pie de un cuerpo inerte, a unos centímetros del mismo una sandalia.
Esa portada en mi infancia dejó muy claro que a las mujeres las mataban simplemente por ser mujeres, hace más de 20 años esa era la realidad de un lugar que creía sumamente lejano, hoy es un problema nacional. La raíz es la misma y se fortalece con la impunidad, la omisión de autoridades y la constante necesidad de fingir que aquí no pasa nada.
Las muertas de Juárez fueron tema internacional, la situación era tan cruda que incluso se realizó una película con Antonio Banderas y Jennifer López, este filme vio la luz en el 2006, llevaba por nombre Ciudad del Silencio. Esta película retrataba las violaciones y asesinatos de cientos de mujeres en una ciudad, hablaba de más de 700 desapariciones y la realidad no ha cambiado, esta historia de terror se ha multiplicado.
Cada día 10 familias pierden a una hija, madre o hermana, 55% de esas 10 mujeres que desaparecen, son menores de edad. De acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, a principios de 2021 el promedio de mujeres asesinadas al día era de 10.5. Estas cifras deberían alarmar a cualquiera, es verdaderamente una crisis nacional que hasta ahora lejos de atenderse se ha expandido.
Hemos normalizado la violencia porque en medio de estas cifras una vida parece insignificante, hasta que mediáticamente no se genera la presión necesaria. Nombres como el de Debanhi Escobar se vuelven estandartes de la súplica a las autoridades por realizar debidamente su trabajo. Debanhi apareció sin vida, pero su búsqueda permitió localizar a más jóvenes cuyas desapariciones se habían olvidado. Sin embargo, el caso deja tras de sí muchas irregularidades y más preguntas que respuestas sobre lo que realmente ocurrió.
Debanhi nos recuerda nuevamente por qué a cualquier enfermo y feminicida le resulta sencillo abandonar un cuerpo en medio de la nada, sin pensar en las consecuencias, porque mientras las familias exigen justicia, la gran mayoría de agresores queda libre, no se les persigue con el debido peso de la ley y en un afán de dar carpetazo a los casos se brindan soluciones o respuestas falsas a los agraviados.
México es un país de olvido y silencio, en cuanto se presentan respuestas por muy poco creíbles que parezcan, poco a poco prestamos atención a un nuevo escándalo. Nos olvidamos de la inseguridad latente en la que vivimos 65,000 millones de mujeres, pues sin importar la preparación o nivel socioeconómico, la muerte de una es algo que podría pasarle a todas. Ninguna está exenta de enfrentarse a un acto de violencia. Por ello es nuestra responsabilidad alzar la voz ante este y todos los casos.
Hay acciones sencillas como el compartir una imagen que permiten que casos se vuelvan mediáticos, a su vez esto ejerce presión sobre los gobiernos para brindar mayor respuesta a los afectados, pero antes de llegar a estos puntos tenemos que aprender a cuidarnos, e exhibir a los agresores como lo que son, para que el día de mañana antes de atacar sean conscientes de que sus actos no quedaran impunes.
Hoy nuestros ojos están puestos en Nuevo León, pues se ha incrementado el número de desapariciones, pero todos los estados tienen la responsabilidad de actuar para proteger a su ciudadanía. México tiene un problema en su territorio y no ha sabido actuar. El problema no es de una entidad, es de todas y de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, algunos puntos para poner fin a este problema son: hacer la justicia accesible para mujeres y niñas, poner fin a la impunidad frente a la violencia sexual, mejorar autonomía económica de las mujeres, trabajar también con hombres y niños. Esto último es indispensable, pues mientras los hombres no entiendan lo erróneo de algunas conductas, seguirán normalizando la violencia.
En tan sólo una semana se ha librado una constante contienda entre Morena y la oposición, comenzó con la consulta popular de la revocación de mandato, donde los participantes demostraron su respaldo al presidente, pero el verdadero triunfo fue como ya es costumbre la falta de participación. Ante los resultados se han manejado distintas posturas en medios de comunicación, pero la única conclusión objetiva es la abstención de la sociedad.
Ahora la siguiente disputa se da en pleno domingo feriado, un día que usualmente no tiene movimiento, se ha vuelto el eje de la discusión entre partidos y se divide principalmente en dos posturas: Morena-PT-PVEM y PAN-PRI-PRD. Ambos polos debatirán respecto a la Reforma Eléctrica. Al momento es evidente que la oposición votará en contra, Morena necesita la participación de la mayoría calificada para que pueda proceder la reforma, es decir tres cuartas partes de los asistentes al pleno.
Considerando ambas posturas y el total de diputados Morena requería de 57 votos adicionales para completar la mayoría calificada, sin embargo, recientemente el diputado priísta Carlos Miguel Aysa Damas, saltó de partido y se presentó como miembro de la mancada de Morena por lo que ahora sólo requiere de 56 votos. Llama la atención que el diputado es hijo del ex gobernador de Campeche Carlos Miguel Aysa González, que acaba de ser nombrado embajador en República Dominicana. Mientras el diputado asegura que el cambio de postura se debe a su convicción, principios y valores, la oposición señala que el cambio resulta conveniente después de que alguien tan cercano a él obtenga un destacado nombramiento.
La sesión se programó para el domingo de pascua a las 10:00h, dio inicio 10:50h con 493 diputados asistentes. Se presentaron todos los de la oposición, inclusive algunos pasaron la noche en San Lázaro con tal de no dejar que proceda la Reforma Eléctrica y en la lista de ausentes figuraron de Morena: Marco Antonio Flores, Óscar Gutiérrez, Jorge Mújica y Rebeca Valle. Del PT: Alberto Anaya y Ana Laura Bernal y del PVEM: Valeria Santiago.
La Reforma Eléctrica debía votarse desde el pasado 12 de abril, sin embargo, se pospuso para el 17 de abril, según declaró el Presidente de la Cámara de Diputados. Llegado el domingo, si Morena no reúne los votos faltantes de la mayoría, existen dos posibilidades: la primera es que, al no contar con la votación requerida, el proyecto sea desechado en su totalidad, la segunda es que el grupo interesado en que pase la reforma, pidan que se aplique el artículo 157 del Reglamento de la Cámara de Diputados y que el dictamen sea devuelto a comisiones, con esto último el tema se pasaría hasta el próximo año.
De todo lo anterior se puede concluir que México necesita una Reforma real que considere el uso de energías limpias, sin ceder los bienes de la nación a manos extranjeras, pero al momento las propuestas no han sido del todo pensadas en la población y aunque en teoría parecen viables, la pasada Reforma Energética nos enseñó que su aplicación no resulta como esperábamos.
Ahora la disputa ya no va sobre Reformas, se trata de demostrar dónde está el poder y aunque una evidente mayoría sigue estando en la cúspide de la aprobación, lo cierto es que sus porcentajes han disminuido, pese a ello la oposición de manera desesperada ha buscado utilizar esta disminución como estandarte de cambio, pero ha sido insuficiente para captar la atención.
La oposición siempre será necesaria como un punto de equilibrio al poder y ahora más que nunca necesita volcar su atención en las demandas de la gente, la necesidad de la población y los gritos de auxilio que piden las familias de México. De cara a los próximos comicios electorales las próximas contiendas son claves para analizar el futuro de México. Hoy hablamos de una Reforma, pero mañana nos estaremos jugando la decisión de un nuevo rumbo.
En el norte del país circuló un audio falso de WhatsApp, en el cual se habla de una supuesta cacería de mujeres, a través del cual se ofrecían desde 10 mil hasta 20 mil pesos por cada víctima. De acuerdo a autoridades oficiales el audio es falso y carece de sustento. Lo que sí es real es el número de personas desaparecidas en el país, donde un gran porcentaje corresponde a mujeres.
Tan solo en San Luis Potosí en marzo se registraron 64 fichas de búsqueda, de las cuales 28 pertenecen a mujeres. En Nuevo León se sumó a la lista de feminicidios el caso de María Fernanda, una joven de 27 años, cuya desaparición fue reportada al instante, cuyos padres de inmediato avisaron a la policía sobre su última ubicación y ahora la joven fue localizada sin vida en el mismo punto.
En Querétaro una niña de 6 años, de nombre Victoria Guadalupe, desapareció el pasado 6 de abril, mientras se dirigía a la papelería. Sin embargo, no regresó, a los dos días en la misma zona de su desaparición la niña apareció sin vida, envuelta en plástico y claramente colocada posterior a una exhaustiva búsqueda.
El caso de María Fernanda y el de Victoria tienen algo en común, como seguramente muchos otros en los que se atenta contra la seguridad de las mujeres. Sus familiares reportaron de inmediato todo lo que sabían, se dieron a la tarea de buscar a las víctimas e incluso entregaron datos de gran utilidad para su pronta localización, no obstante, la aparición de los cuerpos llegó llena de dolor, pues habían sido asesinadas.
En ambos casos se desconoce qué ocurrió, no es la primera vez que una niña o una joven se suman a la lista de feminicidios, tampoco es el primer caso en el que las autoridades prometen que caerá todo el peso de la ley sobre los responsables. Ha habido historias de terror donde los padres saben que sus hijas están en un lugar corriendo un grave peligro y las mismas autoridades les impiden actuar, para después tener que recuperar los cuerpos sin vida.
Mientras todo esto ocurre hay gobiernos y miembros de la sociedad que se indignan ante los actos de protesta durante las marchas feministas, se quejan de quienes rompen cristales, de monumentos o muros que se pintan con los nombres de las víctimas. Hoy los muros vuelven a estar limpios, las ventanas con todos sus cristales y los monumentos se han restaurado.
Hoy el número de feminicidios se ha incrementado y la indignación de la sociedad no es tan grande como para lograr que, así como se protege a los edificios se proteja a las mujeres. La policía que de inmediato actúa como barrera ante una manifestación, se ha visto limitada para dar tranquilidad a los familiares de las víctimas.
Hasta que la historia de dolor no está lo suficientemente cerca, no dimensionamos cuán grave es la situación. Hoy los vecinos de Victoria se suman a la indignación de un cuerpo arrojada en medio de la búsqueda y sin mayor indicio de su aparición. Los padres de María Fernanda exigen justicia y una investigación certera de qué fue lo que pasó. Ambas víctimas eran buscadas por sus familiares, les esperaban en casa, pero qué pasa con las que nadie sabe que salieron, con aquellas que no tienen a quien avisar que han llegado bien.
¿Cuánto vale una vida para que las autoridades brinden la debida atención? ¿Qué estadísticas bastarán para que tengamos verdadera sensibilidad? Si casos como los de Abril, Fernanda, Samara, Monse, Victoria y todas las víctimas que podamos nombrar no nos estremecen lo suficiente, ¿Cómo podremos verdaderamente obtener la justicia que cualquier humano merece? Los monumentos siempre se pueden restaurar, su cuidado tendrá sin duda un costo. Pero la vida no.