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Los vaticinios nomás no se le dan al presidente

by Bernardo Gutiérrez Parra

A pesar de que sin duda lo hace de buena fe y a pesar del enorme poder que tiene, el vaticinio, es decir, la acción de anunciar un hecho futuro a partir de ciertos indicios o por simple intuición (diccionario de la RAE), no son su fuerte y nomás no se le dan al señor presidente.

Antes de que comenzara la construcción del Tren Maya y los ambientalistas alertaran sobre el daño ecológico que causaría, Andrés Manuel López Obrador vaticinó en una entrevista como presidente electo, que no habría daño ecológico alguno: “No se talará ni un solo árbol durante la construcción del Tren Maya”.

El 16 de diciembre del 2018 y ya como presidente constitucional volvió a repetir el numerito: “Con la construcción del Tren Maya no se va a talar ni un sólo árbol sino al contrario, serán sembradas un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables para así cuidar el medio ambiente”.

¿Y…?

En efecto no se taló un solo árbol, en serio lector. Se calcula que más de medio millón fueron arrancados de raíz por potentes retroexcavadoras para convertirlos en vil leña. Y en el caso de los cenotes, decenas fueron sepultados para siempre bajo toneladas de cemento.

El 3 de marzo del 2019 dio el banderazo a los trabajos de la Refinería de Dos Bocas construida sobre un terreno pantanoso y por ende susceptible a las inundaciones. Ahí tampoco se cortó ningún árbol, simplemente se diezmaron decenas de hectáreas de manglares de una reserva ecológica protegida, pero cuya protección le valió gorro al presidente.

Y nuevamente aprovechó el foro para vaticinar: “Vamos a construir la refinería en tres años, va a costar 150 mil millones de pesos y comenzará a refinar el 1 de julio del 2022 ¡me canso ganso!”

Y nada.

Ese día López Obrador cortó el listón de un complejo que está bien lejos de refinar y que si Dios quiere, comenzará a refinar 170 mil barriles de petróleo diarios bien entrado el 2027. Repito, si Dios quiere.

Los 150 mil millones de pesos para su construcción fueron pulverizados y en la actualidad se llevan gastados 17 mil 431 millones de dólares; más del doble de lo presupuestado. Y Dos Bocas está inconclusa, con lo que este vaticinio también valió puro sorbete.

El 16 de enero del 2020, cuando el recién instalado INSABI estaba hecho camotes y haciendo agua porque nomás no podía con los 52 millones de derechohabientes que le heredó el Seguro Popular, López Obrador vaticinó: “El primero de diciembre de este año va a estar funcionando el sistema de Salud Pública con normalidad, con servicios de calidad, atención médica y medicamentos gratuitos. Ese es el propósito, como los servicios de Salud que hay en Dinamarca, a eso aspiramos, es un desafío…”.

Llegó la fecha señalada y nada, por lo que tuvo que vaticinar nuevamente el 27 de diciembre. “El sistema de Salud va a ser como el de Dinamarca… el año próximo”.

Pero el vaticinio volvió a fallar, como falló en 2021 y 2022.

Esto no menguó su obstinación y en junio de este 2023 volvió a vaticinar: “Estamos comprometidos a que antes de que finalice este año va a estar funcionando este nuevo sistema que incluye buenos centros de Salud, buenos hospitales, equipados; abasto de medicamentos, médicos, especialistas y gratuidad. Es único lo que estamos haciendo. Nosotros hemos sostenido que será un sistema de Salud como el de Dinamarca y nuestros adversarios replicaron de inmediato que eso no es posible y tienen razón; no va a ser como el de Dinamarca; será mejor que el de Dinamarca”.

Solo que Dinamarca se ve cada vez más lejos, sobre todo cuando a este año le quedan 51 días y los hospitales siguen descarapelados, desabastecidos y con pésima atención.

Pero sin duda su vaticinio más temerario lo hizo hace unos días tras el paso del huracán Otis por Acapulco que quedó devastado.

Acapulco es todo un caso porque a pesar de que fue destruido en un 80 por ciento, de que la zona hotelera quedó en ruinas, de que sus habitantes de a pie lo perdieron todo y carecen de lo más indispensable, no recibirá ni un quinto de presupuesto para el 2024. López Obrador alega que autorizó en un principio 15 mil millones de pesos para su reconstrucción, pero nadie ha visto tamaña cantidad.

El abandono gubernamental tiene iracundos a los acapulqueños, sin embargo, Andrés Manuel continuó con sus vaticinios: “Vamos a poner en pie a Acapulco pronto, muy pronto, no va a llevar mucho tiempo. Tengo el sueño, el ideal, que vamos a convertir en realidad entre todos, como se está haciendo de que ya en la Navidad las familias van a estar muy contentas en Acapulco, van a estar como lo merecen, muy felices, ese es el compromiso, no va a haber amarga Navidad”.

Y nomás hay que ver la de epítetos altisonantes que le lanzaron los acapulqueños.

Aunque este vaticinio es poco menos que imposible, ojalá se le cumpla al señor presidente porque con tanto desatino como ha tenido en este renglón, puede que los votos que logró en 2018 comiencen a migrar hacia otro lado y le hagan mucha falta a sus candidatos en el 2024.

Y esto no es un vaticinio, es la pura neta.

 

Tuxpan también es cultura, tradiciones y arte

Por lustros y por generaciones, Tuxpan se ha caracterizado por la calidez, alegría y la hospitalidad de sus habitantes que reciben con la mano extendida y una sonrisa en los labios a los visitantes.

“Tu tierra lo tiene todo. Tiene mar, río, paisajes, atardeceres de ensueño, manglares, comida exquisita, gente hospitalaria y amable, mujeres hermosas y una riqueza histórica, cultural y artística envidiables” me dijo hace muchos años el periodista Alberto Domingo y no le faltó razón.

Pero por lo que tu gustes y mandes lector, la riqueza cultural y artística y las tradiciones de mi puerto habían sido relegadas, hasta que la actual administración municipal encabezada por el alcalde José Manuel Pozos Castro les dio un nuevo impulso.

Este año a que le faltas 51 días para terminar se presentaron en Tuxpan obras de teatro, exposiciones artesanales y eventos artísticos y culturales. Pero además se le dio un especial impulso nuestras tradiciones como la festividad de Todos Santos que por el toque de colorido y sabor que le ponen las tuxpeñas y tuxpeños, es única en el Puerto de los Bellos Atardeceres.

Aparte del impulso que se le está dando al turismo, el alcalde Pozos Castro y su comuna, han descubierto en el rico acervo cultural y artístico que tiene Tuxpan un filón para atraer a más visitantes.

Bien.

bernardogup@hotmail.com

 

 

 

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