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¿POR QUÉ LA DELINCUENCIA?

by Luis Alberto Zavala Ramos

Tradicionalmente la delincuencia ha intentado explicarse desde tres posiciones que son las biológicas, las sociales y las psicológicas.

Por cuanto, a la posición biológica, César Lombroso, consideraba al hombre delincuente como un ser atávico, criminal nato, que ha evolucionado menos que los de su misma especie, señalaba que los criminales lo son ya desde su nacimiento y las tendencias delictivas constituyen una enfermedad que se puede heredar, conjuntamente con factores sociales y antropológicos.

Por cuanto, a la posición social, se ha llegado a la conclusión de que las zonas de transición eran zonas de rápido crecimiento urbano y demográfico, lo cual influía en el cambio social. Se acentuaba la importancia del vecindario, ya que la desorganización social de una zona determinada hacía que el sujeto estuviera más tiempo en la calle sin apoyo ni supervisión por parte de las instituciones.

Robert K. Merton, quiso explicar la existencia de la delincuencia en la sociedad a partir del concepto de anomia, situación que forzosamente conducirá a conductas infractoras. La anomia es un estado de vacío de normas morales, motivado por la crisis de la sociedad.

Si un presidente pide infringir la Carta Magna, si se molesta porque le hacen ver que la ley es la ley, aunque se alabe de que no es corrupto, que es humanista y tantas medallas que se cuelga, está llamando a ir en contra de las normas establecidas, que además de grave es peligroso, pues se invita a violar leyes, a implantar la anomia, a faltar al respeto a toda la sociedad.

Una vez implantada la anomia, los individuos que las conforman quedan sin valores y normas de conducta que les sirvan como referencia. El cambio en los valores sociales es tan rápido que no da tiempo a su sustitución por otros valores alternativos. ¿Cuáles son los valores dominantes en tales sociedades? Podríamos reducir todos ellos a uno: la competitividad y el logro del éxito. Hay que conseguir dinero, propiedades y estatus social, ganar elecciones e imponer criterios. Pero ocurre que las clases bajas y más desfavorecidas, los grupos minoritarios, no se hallan en el mismo punto de partida para acceder a esta lucha que se presenta desigual ya desde el principio. Las personas con menos recursos sufren tensiones porque desean alcanzar unos fines que se les antojan inalcanzables. Su disconformidad con las normas imperantes genera las tensiones que conducen a optar por un comportamiento delictivo como mejor solución para alcanzar el estatus anhelado.

Ahora bien, tratándose de las teorías psicológicas,  señalan los estudiosos de esta materia, que le conceden una importancia capital al instinto sexual y distinguen tres instancias mentales: el ello, el yo y el super yo. La patología que da lugar al fenómeno delincuencial queda encuadrada en los conflictos infantiles en alguna de las etapas del desarrollo y se manifiesta en la edad adulta.

En consecuencia, los factores que inducen a una persona a ser un criminal son: la miseria, el hambre, la ausencia de solidaridad, el rechazo social, el mal ejemplo, la competitividad, el egocentrismo, las injusticias, el desempleo, el consumismo, los medios de comunicación negativos, la crisis en la familia, la inmigración, las adicciones, la prisión, la imitación e invitación al mal, etc. Todo esto que se vive cotidianamente en nuestra sociedad, que, si no se está preparado conscientemente para afrontar la anomia, así como las demás vejaciones que nos convidamos mutuamente como humanos, seremos presa de la delincuencia. Es preciso una verdadera educación   y una socialización,   que sean instrumentos definitivos de prevención el delito en una sociedad, que es  cada vez más individualista, que presenta el mal ejemplo debido a la soberbia y orgullo de poder, y que presenta un sinnúmero de carencias de formación, sobre todo en grupos marginados privados incluso de escolarización, o que, aún teniéndola, es sustituida por la calle como la universidad de la delincuencia.

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