Por Javier Solórzano Zinser
De lo mejor que le ha salido al Partido Verde ha sido acomodarse. Ha sido indistintamente priista, panista, perredista y en tiempos recientes morenista, nomás faltaba.
Lo que en sus inicios fue interesante como partido por la importancia que tenía y tiene el tema del medio ambiente, con todo lo que lo rodea, pasó a segundo plano para convertirse en un partido familiar para ser cuestionado. Se convirtió en una organización que juega a acomodarse, hace alianzas para no perderse y para no perder su registro. El partido termina por representar el cuestionable esquema partidario.
Los temas ecologistas se han diluido en el Verde y, aunque a veces logre colocar en la agenda algún asunto, de ahí no pasa.
El Verde tuvo muchos padrinos en sus orígenes. Su existencia tenía que ver con una corriente de opinión en el mundo que tomó conciencia positiva y constructivamente de los problemas del medio ambiente.
Diversas organizaciones civiles, académicas y científicas han sido claves en la defensa de la tierra. Algunos gobiernos han tomado el tema como propio y lo han colocado como eje de sus políticas públicas.
Todos estos esfuerzos han sido fundamentales y son producto de la acción de muchos partidos verdes en el mundo, con excepciones muy claramente identificables, los cuales han sido y son factores estratégicos en defensa del medio ambiente.
Para el Partido Verde las cosas van por otros rumbos. Se han quedado en la grilla, la política, la politiquería y en el no perderse el presupuesto que se otorga a los partidos políticos. El concurso del Verde no se aprecia en la dinámica nacional, siendo que debería de ser una importante influencia para la toma de conciencia y acción en los temas del medio ambiente.
Un elemento que de alguna u otra forma ubica al partido es que ha sido poco o nada solidario con los defensores del medio ambiente, los cuales en muchos casos han sido asesinados en el país.
Su historia es la de alianzas que le permitan no alejarse del ejercicio del poder, al tiempo que su presencia electoral lo ha convertido en una organización apetecible para los partidos políticos que se encuentran en posibilidad de ganar los procesos electorales nacionales.
Supieron estar con Fox, Calderón, Peña Nieto y ahora con López Obrador, quienes saben agradecer “favores recibidos”, sobre todo, en las votaciones en el Congreso.
El Verde se ha acomodado y se ofrece, lo cual lo lleva a la construcción de mecanismos de autodefensa. El cuestionable y señalado desarrollo del Verde tiene en sus alianzas el elemento por el cual logra que no se metan en sus asuntos internos.
Quizá uno de los signos de identidad más marcados del Verde sean sus escándalos. Como sea, ha logrado salir de ellos y poco o nada han transcendido siendo que tienen que ver, entre otras cosas, con los manejos de dinero, recordemos aquella frase de “nos chamaquearon” de Jorge González respecto a unos terrenos en el sureste mexicano, días previos a que se dieran a conocer los famosos videos de políticos del PRD recibiendo dinero en bolsas.
Es probable que el justificado escándalo que se creó con estos videos haya pasado a segundo plano por lo sucedido con el dirigente del Verde en un video transmitido en MVS.
Sergio Aguayo recordó ayer el monto de dinero que recibió el Verde entre 2010 y 2021, 4,281 mdp de las prerrogativas federales. El INE ha informado que se viene una multa al partido por 40 mdp, entre otras razones por el pago a un grupo de los cuestionablemente llamados influencers por emitir mensajes el día de las elecciones en favor del Verde.
El Partido Verde anda como en el 2018 en el yo no fui.
RESQUICIOS
Nos dice el vocero de los papás y mamás de niños con cáncer, Luis Fernando Reyes Guzmán, padre de Fernando Gael: “Me arrepiento profundamente que mi hijo haya conocido a tipos como el secretario de Salud y el subsecretario. Jorge Alcocer, quien ayer fue grosero y nos volvió a ofender”.
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