MORENA es gobierno de un solo personaje: su hacedor. No saben gobernar. El Estado fallido es incuestionable. Un billón de pesos para Tren Maya y Dos Bocas. Salud, seguridad, educación, economía en franco retroceso. No saben nada, los delitos se investigarán y la impunidad en los suyos los distinguen. Franco retroceso, mentiras, engaños, propaganda politica es el sello.
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En un mundo donde estar presente en redes sociales es fundamental para ser visibilizado, también hay que considerar el impacto que la presencia digital tiene en nuestras vidas. En ocasiones puede influir de forma positiva si es que la viralización de contenidos fortalece nuestra imagen o impulsa un negocio, pero también es fundamental considerar los riesgos del mundo virtual, entre ellos el ser partícipe de un momento viral aún sin nuestro consentimiento, como es el caso del ex CEO de Astronomer, Andy Byron.
Un concierto de Coldplay en el Gillette Stadium, ante más de 60,000 personas y unos segundos en la “Kiss cam” fue todo lo necesario para que la vida de Andy Byron y Kristin Cabot, quien también laboraba en la empresa como jefa de Recursos humanos, se transformara por completo el pasado 16 de julio, pues al ser captados por la cámara mientras se abrazaban, ambos reaccionaron de manera evasiva y sorpresiva.
Al ver la reacción de la supuesta pareja el vocalista del Coldplay incluso bromeó diciendo que eran muy tímidos o tenían una aventura, por lo que el momento se viralizó a nivel mundial y de inmediato se ventilaron datos privados de los personajes como sus nombres, puestos de trabajo y que ambos estaban en matrimonios con otras personas. La situación escaló dejando memes y hasta un videojuego que invita a descubrir a la pareja en medio de la multitud para acumular puntos.
Lo que comenzó como una escena aparentemente inofensiva se convirtió en una crisis corporativa. En menos de 48 horas, Byron fue puesto en licencia administrativa, su vida personal se expuso en redes y, finalmente, presentó su renuncia. Kristin Cabot también fue apartada de su cargo mientras Astronomer iniciaba una investigación interna. Aunque ninguno de los dos hizo declaraciones públicas, los usuarios en redes se convirtieron en jueces implacables, emitiendo veredictos sin contexto ni derecho a réplica.
Este fenómeno, cada vez más común, plantea preguntas importantes sobre los límites entre lo público y lo privado en la era digital. ¿Debe una figura empresarial responder por su vida privada si no ha cometido un delito? ¿Es ético consumir y difundir contenido viral que puede arruinar una carrera?
Casos como el de Andy Byron contrastan con otros donde la viralidad ha tenido efectos positivos. Tal es el ejemplo de la cantante Connie Francis, quien volvió al ojo público cuando su canción “Pretty Little Baby” de 1962 se popularizó en TikTok. La canción acumuló más de 10 mil millones de vistas en redes sociales y superó los 80 millones de reproducciones en Spotify. A sus 87 años, Francis expresó su emoción por reconectar con nuevas generaciones antes de fallecer semanas después. Su historia muestra cómo un momento viral también puede convertirse en una segunda oportunidad.
Según DataReportal, las personas pasan en promedio 2 horas y 27 minutos al día en redes sociales; en países como México, la cifra supera las 4 horas. En ese tiempo, se consumen cientos de publicaciones que pueden amplificarse de forma desproporcionada. La Dra. Clara Montes, especialista en ética digital, advierte: “La viralidad no distingue entre lo escandaloso y lo relevante. Las redes impulsan una cultura del juicio inmediato, donde los matices desaparecen”. Por su parte, el consultor en reputación corporativa Eduardo Salas señala: “Los líderes actuales deben entender que su imagen no les pertenece del todo. Representan a sus empresas incluso fuera de la oficina”.
La exposición pública puede ser parte del rol de un líder, pero cuando esa visibilidad se alimenta de suposiciones más que de hechos, se convierte en una forma moderna de linchamiento. Ante esto, es fundamental que como sociedad seamos más conscientes del poder que tenemos al compartir contenido, ya no es solo responsabilidad de quien crea algo, sino también de los usuarios en general. Establecer límites digitales, cuidar nuestra privacidad y practicar la empatía no solo nos protege, también humaniza el entorno digital. En tiempos de viralidad, pensar antes de juzgar podría ser el acto más revolucionario.
“La novela total de Carlos Fuentes.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En la segunda parte de la novela: “Terra Nostra”, nos trasladaremos del viejo mundo al mundo nuevo, es decir, el encuentro de los europeos con las civilizaciones originarias de lo que hoy es Latinoamérica y concretamente el encuentro con lo que actualmente es México. Mucho se ha escrito sobre el estado en que se encontraban los pueblos originarios al momento en que arribaron los españoles. A los interesados en profundizar sobre este tema, allí está la antología de Miguel León Portilla: “La visión de los vencidos”, también pueden consultar otra obra referente del fraile Bernardino de Sahagún: “Historia general de las cosas de la Nueva España”. En esos libros el lector podrá conocer directamente de la voz de los conquistados cómo sucedieron según ellos los hechos que culminó con la conquista definitiva comandada por Hernán Cortés y con ella el dominio español por un periodo de trescientos años, lo que implicó eliminar casi en tu totalidad las culturas de esos pueblos originarios e imponer una nueva forma de concebir la vida a través de la religión y utilizando como herramienta fundamental para tal objetivo la lengua castellana. Ese hecho histórico, reitero, muy documentado, es la materia prima de este segundo apartado de la novela.
A lo anterior debo agregarle lo siguiente: al estar frente a una novela, el lector no debe esperar encontrarse con hechos puntuales, datos y fechas precisas, nombres de personajes históricos, de hecho, ni siquiera aparecen nombres, sólo sobrenombres, e incluso, no existe en el encuentro del personaje del viejo mundo con los protagonistas del nuevo, sucesos lineales. Eso es lo que menos le interesó al autor. Desde luego que el lector sí logra percibir momentos históricos cumbres, acontecimientos de ambos bandos donde se realiza una fuerte crítica por sus costumbres y formas, si queremos ubicar uno en la conducta de los nativos, el autor lo desarrolla con la siguiente narración:
Unos guerreros solicitan a su diosa los purifique porque están conscientes de que morirán. Previo al encuentro con la muerte, los guerreros recibieron a unas prostitutas de los pueblos que habían vencidos. Los guerreros satisficieron sus necesidades disfrutando el cuerpo de las bellas jóvenes. Una vez terminado el placer de ellos, piden a la diosa los limpiara de sus impurezas y les propiciara el castigo que las rameras merecían. Acto seguido:
“Ni bien terminó de hablar el guerrero que la música se esparció por el llano con la antigua intensidad del polvo, y con regocijo y placer los músicos comenzaron a pegar con las manos sobre los huecos atabales, y a tañer sus palillos sobre el cuero de los tambores, y silbaban muy recio cuando tocaban los atabales muy bajo, y los bailadores con ricas mantas coloradas, verdes y amarillas, que en las manos traían ramilletes de rosas, y ventanales de pluma y oro, y con los rostros cubiertos con papahígo de pluma, hechos como cabezas de animales fieros, se unieron en corros trabados de las manos , y los brujos en la cima de las pirámide, a un signo de los dedos de largas uñas negras de mi amante, clavaron sus dagas de pedernal en los pechos de las prostitutas, y las abrieron de teta a teta, y largo hasta el cuello, y con sus manos embarradas les arrancaron los corazones, y terminaron por cortarles las cabezas y amontonaron los cuerpos mutilados al lado de los canalizos de la pirámide por donde la sangre de las hembras se fue a regar el llano de polvo amansado donde la danza se avivó…¿Qué mundo era éste, donde la belleza de las cosas, la fraternal comunidad de las posesiones , el apego a la vida, convivían con estas ceremonias del crimen?”
El tema de los sacrificios humanos y otras costumbres bárbaras están muy documentadas en los libros arriba recomendados. Aquí en la novela el autor sólo recrea mediante sus personajes una actitud salvaje que representa el atraso de esas sociedades. Por supuesto que lo anterior no justifica la crueldad, el abuso, la explotación, el robo, la humillación y el exterminio con que se llevó a cabo la conquista. Literalmente en la novela se describe de la siguiente forma:
“Bastón de luces: cada espejo brillaba, y cada brillo era una terrible escena de muerte, degüello, incendio, espantable guerra, y en todas yo era el protagonista, yo era el hombre blanco, rubio, barbado, a caballo, armado de ballesta, de espada armado, con una cruz de oro bordada al pecho, yo era ese hombre que prendía fuego a los templos, destruía los ídolos, disparaba cañones contra los guerreros de esta tierras armados sólo ellos de lanzas y flechas, yo era el centauro que asolaba los mismos campos, las mismas llanuras, las mismas selvas de mi peregrinar desde la costa, mis cabalgatas atropellaban pueblos enteros, las ciudades eran reducidas a negras cenizas por mis antorchas iracundas, yo ordenaba el degüello de los danzantes en las fiestas de las pirámides, yo violaba a las mujeres, y herraba como ganado a los hombres, y negaba la paternidad de los hijos de puta que iba dejando en mi camino, yo cargaba a los pobres de esta tierra con pesados fardos y latigazos les ponía en camino, yo fundía en barras de oro, las joyas, los muros y los pisos del mundo nuevo; les contagiaba la viruela y el colera a los pobladores de estas comarcas, yo, yo, era yo quien pasaba a cuchillo a los habitantes del pueblo de la selva, esta vez no se inmolaban a si mismos y en honor de mí, el dios que regresó, la promesa del bien: esta vez yo mismo los mataba, yo mandaba a cortar las manos y los pies de los insurrectos, yo me hundía cargado de oro y cadáveres y llantos y tinieblas en los pantanos lodosos de una laguna que se resecaba cada vez que un cargador vencido por su peso, una mujer herrada en los labios, un niño parido en el desierto, caían, muertos, a las aguas: la laguna era un cementerio y yo emergía de ella, bañado en oro y sangre, a reconquistar una ciudad sin habitantes, un mausoleo de soledades.”
Así de doloroso y cruel fue el proceso del encuentro del viejo mundo con el nuevo. No obstante, Carlos Fuentes en la novela aborda puntualmente el tema de la memoria, la identidad y la mezcla de estas culturas. La tierra nuestra es lo que hoy conocemos como México, que, por cierto, en la época de la llegada de los conquistadores no existía México en el sentido de unidad, eran reinos y poderes autónomos que unos se disputaban el poder contra los otros, mas, nuestra identidad está marcada por el mestizaje. Somos producto de estos hechos que no tan sólo marcaron nuestra historia con tinta indeleble, sino que nos heredaron la esencia de lo que hoy somos. Nos guste o no, así es. Pensemos en nuestra lengua. Verdad es que se sigue haciendo el esfuerzo por preservar lenguas originales como el náhuatl. Empero, la mayoría de los mexicanos nos comunicamos con la lengua castellana. Con esta lengua pensamos, razonamos, nos comunicamos, escribimos, soñamos, sentimos, en fin. El propio Carlos Fuentes señaló que somos hijos de la mancha, naturalmente refiriéndose a nuestra lengua.
De manera general este es el tema abordado en: “El mundo nuevo”. Un mundo fantástico, impregnado de brujería, dioses, misterios, salvajismo. Un mundo que tenía un especial apego por la muerte, no por desaparecer, sino porque creían que era una nueva forma de vivir. Un mundo que, al chocar con el viejo mundo, el golpe lo noqueó y se derrumbó. Todo cambió. Este es el mundo heredado que nos tocó. No tiene caso quejarnos, sólo debemos aceptarlo y mejorarlo.
Finalmente, aquí es la tierra nuestra donde gobernaron Moctezuma y los virreyes españoles. La tierra donde nació mi abuelo producto de la mezcla de sangre española e indígena. Dos sangres que con los siglos se convirtió en una sola, la sangre mestiza que corre por mis venas.
Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com
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En México miles de niñas se convierten en madres aún contra su voluntad, tan solo en 2024, más de 56 mil niñas entre 10 y 16 años dieron a luz, este dato por sí solo es alarmante, pues nos habla de infancias truncadas, de un sistema que en la ley dice proteger a los menores, pero en su aplicación se queda corto, pues aunque la constitución marca los 18 años como edad mínima para contraer matrimonio, hay zonas en las que aún se permite el matrimonio infantil y muchas de las menores que llegan a una clínica de salud terminan declarando vivir en unión libre.
Detrás de las cifras que indican que alrededor de 22 niñas se convierten en madres cada día, también hay mucha violencia, comenzando por datos de abuso sexual, pues es aberrante pensar que hay diferencias de hasta 75 años entre los padres y las madres que han dado a luz. Datos publicados por la secretaría de salud muestran a niñas desde los 10 años truncando una infancia por tener que convertirse en madres, un gran número aún contra su voluntad y el resto sin siquiera tener la madurez para poder hablar de un consentimiento.
El tema es polémico no solo por las diferencias de edad entre los padres y las madres, lo es porque a esa edad no se tiene ni la madurez física ni emocional para poder hablar de una relación consensuada, claramente estas cifras muestran una violencia estructural donde se cruza también otra realidad latente en el país, la pobreza que muchas veces se disfraza de usos y costumbres para justificar que una niña sea entregada en matrimonio o vendida a alguien de la tercera edad.
Las Entidades con mayor índice de matrimonios infantiles y alumbramientos son Chiapas, Guerrero, Estado de México, Veracruz y Puebla, de los nacimientos reportados solo un 14% corresponde a comunidades indígenas, por lo que las diferencias mostradas y el que tantas menores se vean en la necesidad de convertirse en madres en realidad responde a un abuso sostenido, donde los padres pertenecen incluso a círculos cercanos en la familia o son partícipes de redes de trata de personas y prostitución.
Con la viralización de estos datos surgieron también comentarios activistas que exigen la no normalización de esta información, si bien hay Estados donde los números crecen la realidad no es ajena a lo largo y ancho del país, tampoco está limitada a contextos rurales, pero sí tiene estrecha relación con el abuso sexual, lo que nos exige generar una mayor prevención en los distintos espacios.
No se trata solo de una infancia trunca, sino de los derechos vulnerados de mujeres que ni siquiera tuvieron oportunidad de defender su cuerpo e incluso de decidir si querían o no ser madres. Personas como Olga Sánchez Cordero, ex secretaria de gobernación, mostraron su inconformidad a través de redes sociales e hicieron un llamado para regular la interrupción legal del embarazo pues en más de un caso además de las secuelas físicas de estas vivencias, quedan daños psicológicos y emocionales.
Estos datos deben conocerse y viralizarse pues son un llamado urgente para que las niñas puedan disfrutar de un desarrollo libre de violencias, como sociedad nos pide no normalizar estos sucesos, tener más atención a comportamientos de violencia dentro del hogar, mantener una educación sexual clara en los distintos niveles educativos, no revictimizar en las distintas dependencias de salud y ofrecer un acompañamiento legal y psicológico a las víctimas de abuso sexual, porque aunque nos cueste nombrarlo cada uno de esos embarazos es producto de un abuso pues se trata de encuentros entre adultos con menores.
De los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), México tiene la tasa más alta de natalidad en mujeres adolescentes, no podemos seguir considerando esto como una excepción o problema ajeno, urge poner a las infancias al centro para avanzar hacia una nación más justa, igualitaria y humana.
“La novela total de Carlos Fuentes.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Toda la primera parte de “Terra Nostra” sucede en el “Viejo Mundo”, es decir, Europa. Y si bien el punto de partida de la novela está en Francia, lo esencial de la historia acontece en España. De hecho, el personaje central es el rey Felipe II. Debemos tener claro que estamos leyendo una novela, esto implica que es una historia inventada, ficcionada. Por lo mismo no debe sorprendernos que el autor narre los hechos como mejor le parezcan o como desee hacerlo, lo anterior explica detalles que pueden parecernos inverosímiles, e incluso, podrían llegar a pensar que el autor relata hechos incorrectos, no, para nada. Carlos Fuentes en esta fenomenal novela juega con la historia, revierte la misma, la descompone a propósito. Por ejemplo: aquí Felipe está casado son Isabel, quien aparece como la heredera del reino de Inglaterra. No obstante, Felipe se casó con su prima hermana María “la sanguinaria”, la que fue hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. Recordemos que Isabel fue hija del mismo rey y de Ana Bolena y nunca se casó. De la misma manera, Juana la loca, quien en la vida real es abuela de Felipe, aquí pasa como su madre. Este tipo de relaciones y parentescos de los personajes no afectan en nada la comprensión de la historia, sólo lo menciono para que el lector tenga clara las reglas de juego al momento de ingresar al universo de la novela.
Los larguísimos monólogos de Felipe en momentos son tediosos y en instantes maravillosos. Lo mismo sucede con Isabel su esposa. Felipe duda de todo; de la fe, la salvación, de su misión, rememora cuando fue joven y convivió con Celestina. Debemos recordar que en este amplio capítulo Felipe es un hombre adulto, y mucho de lo que conocemos son sus recuerdos. Al ser rey, al ser un hombre de poder, ha tenido que asesinar, dañar, imponer, en su caso no necesitaba mentir, porque como su poder era considerado divino, lo que Felipe ordenaba eso se hacía. Hay un monólogo donde el personaje se siente abrumado, confundido. Se pregunta si los pobres son más felices que él, porque si bien es verdad que tiene todo el poder terrenal para dar vida o quitarla, para poseer a la mujer que él desea, también es verdad que ese mismo poder lo controla, lo limita, lo domina. Vive para ejercer el poder, para conservarlo, no para gozarlo. Esa ha sido siempre la realidad del poder. Tú no lo ejerces, el poder te esclaviza. El asunto se complica cuando se acerca el final de su vida. Se pregunta si valió la pena vivir esclavizado dañando, en lugar de vivir tranquilo y en libertad. Recuerda que el mismo poder causó muchos males a sus súbditos y a su propia familia. Nadie sale ileso con la enfermedad llamada poder.
Lo mismo siente Isabel. La señora es una mujer infeliz, su esposo nunca la ha poseído, vive con la angustia de no poder darle a España un heredero al trono. Tuvo que suceder una desgracia para que su marido la viera desnuda: “Él también se desnudó ante mí por vez primera y última…por fin la sentí, grité y le rogué se retirara.” Queda muy claro que nunca la penetró. Hasta aquí el lector puede pensar que nos encontramos con una historia inventada pero lineal, pues no. La novela va acompañada de sucesos fantásticos. Recordemos que, al inicio de la historia, Polo Febo vio nacer a un niño misterioso que tenía seis dedos y una cruz de carne en la espalda. Bueno, este ser misterioso estará reencarnando en diversos seres, pero siempre es el mismo. El tema de la reencarnación y la identidad en la novela resulta permanente y clave para ir comprendiendo los raros surgimientos de algunos personajes. Sin olvidar que Ludovico y Celestina nunca desaparecen y resurgen en diversas épocas y con distintas funciones en la trama.
Aclarado lo anterior y ya estacionados en el palacio donde vive Felipe II y toda su corte, aparecerán en escena tres personajes que llegaron tirados por el mar, estos protagonistas tienen seis dedos y la misma cruz de carne en la espalda. Uno de ellos se llama Juan Agrippa. De éste se apodera la señora Isabel. Una vez que lo encuentran, Guzmán, personaje cercano al rey, traicionando a su amo ayuda a la señora para llevarle a su recamara al bello náufrago rescatado. El joven no despierta, parece que ha llegado de otro mundo. Isabel le empieza a platicar su vida; su infancia en Inglaterra, el momento en que llegó a vivir siendo una niña a España para ser desposada por el heredero al trono, los fracasos de una vida, las desilusiones de todas las ilusiones, y le confiesa que al final decidió pecar, porque comprendió que una vida sin pecado no es vida, acto seguido, con gusto y por deseo se le entregó al fraile Julián, el pintor de la corte. Mientras todo esto le contaba a su bello joven rescatado, escondido y protegido, Isabel como había decido gozar, como decidió pecar para poder ser salvada de la nada, estaba puesta y dispuesta a seguir gozando, sólo que ahora lo haría con el joven que ella deseaba:
“La señora se desvistió lentamente. Sin turbar el reposo del joven, llamándole pequeño escorpión dormido, como los bichos soñolientos que se paseaban dentro de las cajas de cristal, diciendo que había vuelto a encontrar sus duraznitos perdidos, a la vez suaves y rugosos y con sus duros huesos en el centro de la sabrosa y pulposa carne, colgando como dos frutas maduras del árbol de su dorada piel, lo lamió, lo besó, y cuando lo tuvo despierto y fuerte como una espada de fuego y mármol, tan fría que quemaba, tan ardiente que helaba, se sentó encima de él y lo clavó entre sus piernas, lo sintió quebrar la selva negra, separar los labios húmedos, entrar sueva y duro; así deben ser las llamas que consumen a los condenados, se le dijo, condéneme entonces, acérqueme de prisa al infierno, pues no sé distinguir entre cielo e infierno, si éste es el pecado confúndanse en mi carne la salvación eterna y la eterna pérdida: llamarada de carne, serpiente devoradora de mis negros murciélagos, hijo del mar, Venus y Apolo, mi joven dios andrógino, acaríciame las nalgas, hazme sentir la respiración de tus compañones bajo mis muslos bien abiertos para ti, entiérrame un dedo en el culo, ábreme bien los labios, allí siento, juguetea con mis pelos lacios y mojados, déjame pegarlos a los tuyos, allí siento, allí, allí, allí muero porque no muero, allí, allí, clávame tu micer que es mi verdadero señor, méteme tu mandragulón que es mi verdadera raíz, sé mi cuerpo y déjame darte el mío…”
Mientras Isabel disfrutaba a Juan Agrippa, Juana la loca encontró al llamado príncipe bobo. Con las mismas características físicas del amante de Isabel. A este joven no le fue tan bien, porque la vieja loca, muy enloquecida, lo casó con su fiel escudera Barbarica, una enana que se pasaba todo el día aventándose flatulencias. El tercer protagonista misterioso llegará con Celestina, la misma joven que fue violada por el padre de Felipe en el día de su boda, y la misma mujer que por gusto se entregó en su juventud a Felipe. Por cierto, ahora de viejo, Felipe la recordaba y creía que su vida sería otra si hubiera huido a otro mundo con Celestina. Más no lo hizo y eligió el poder, por eso vivía en plena miseria.
Guzmán es el siervo más cercano a Felipe. Este personaje representa la esencia de la política real. Si tiene que mentir, miente, si traicionar, tracciona, si tiene que arrodillarse lo hace. Es la esencia del político de ayer y de hoy, por eso “triunfaba y triunfan”. Guzmán detectó que su amo se moría en la nada, por lo que con artimañas le llevó a Inés. Una joven hermosa que estaba en el convento dispuesta a entregar su vida a Cristo, aunque se notaba que las pulsaciones le llegaban seguido, porque se distraía mucho viendo a los obreros y trabajadores que construían el enorme palacio. Esa noche Felipe disfrutó a Inés. Sintió que la juventud le regresaba. Que el reloj retrocedía. Lo que más le rejuveneció fue el acto de que al poseerla, ella lo miraba a los ojos y él a ella. Sólo así hay entrega total. Mirándonos. Mirándonos. Mirándonos:
“Un hombre y una mujer solos, juntos, incapaces de ofrecer algo más que su encuentro agotador, suficiente, fugaz, eterno, imposibilitado para extenderse a otro reino que no sea el de su propia instantaneidad…de todos mis actos menos de éste, hoy, contigo, que a nada conduce, que en sí mismo se consume, aquí y ahora, se basta a sí mismo y es un circulo de deleitosas llamas; de nada viene y a nada va, y sin embargo es el placer más grande y el más grande valor; no nos exige el cálculo, el afán, el empeño sostenido y el largo tiempo de las empresas que nos prometen un lugar bajo el sol; y sin embargo, gratuito como es, vale más que ellas…; ¿éste es el amor, Inés, este acto que no le pertenece a nadie y a nada más que a ti y a mí?”
Y sí, ese acto genuino, leal en la adquisición, honesto en la entrega, representa ser parte importante del amor. Empero, Felipe no podía gozar de él, porque eligió el poder, y, por todo el poder que tengas, hay cosas que no se pueden obligar a hacer, amar es una de ellas. En este largo capítulo: “El viejo mundo”, la historia concluye con la cruel muerte de Juana la loca, quien por fin se fue a descansar y dejó descansar a su difunto esposo Felipe el hermoso. Juan Agrippa abandonó a la señora Isabel y resultó ser la encarnación del don Juan de Tirso de Molina y otros don Juanes. Por eso, al final Felipe permite que en su alcoba disfruten del amor el joven de seis dedos y la cruz en la espalda y la bella Celestina, quizás, porque es una manera de premiar el amor sincero o, tal vez, porque en este joven reencarnó algo del espíritu sensible que una vez llegó a tener Felipe cuando fue mozo. Así termina la primera parte, dejaremos el viejo mundo.
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