“Confiamos demasiado en los sistemas y muy poco en los hombres.” – Benjamín Disraeli.
Este domingo se cumplió el primer mes de precampañas por parte de quienes aspiran a sentarse en la Silla del Águila.
Un mes, en el que las descalificaciones y el intento por mostrar sus cualidades más humanas, ha sido la vertiente empleada por los consultores y asesores de los candidatos, con la finalidad de vender un rostro distinto.
Para desgracia de quienes han propuesto ello, la respuesta ciudadana a dichas acciones ha pasado sin pena, ni gloria.
Al mexicano le importa poco, que el puntero Andrés Manuel López Obrador, se corte el cabello con una estilista en Xalapa, o que José Antonio Meade, se exhiba junto a su esposa muy juntitos pidiendo que no haya mas sufrimiento y pena entre los pobres, menos les importa si el candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya Cortes toca la guitarra o la jarana.
Lo que si se observa es una falta total de propuesta, pues la guerra de lodo apenas comienza y se avizora con ser de pronóstico reservado.
Sobre el aire se han quedado de entrada los datos sobre el costo de las precampañas mismas, que el INE simplemente no sabe ya ni como demandar que se cumpla en una especie de te lo señaló para que exista precedente, pero si te tardas no hay problema.
Hasta el hecho de asegurar ya, que la campaña de Andrés Manuel López Obrador estaría siendo inducida por la Rusia de Vladimir Putin en un afán de formar un nuevo bloque en Latinoamérica que les ponga un freno a las locuras del hoy habitante de la Casa Blanca, el racista Donald Trump.
Así, ninguno de los aspirantes presidenciales expresa a sus militantes como le va hacer para parar tanta violencia, que este fin de semana, dejó un trágico saldo a nivel local y nacional.
Dicen que las casualidades en política no existen. Lo cierto es que mientras más se avanza en el proceso electoral, observamos menos propuestas y si más insultos y descalificaciones.
El mexicano y especialmente el veracruzano, están deseosos de conocer como atajaran problemas como la pobreza, como mejorarla bajo preceptos de austeridad y equilibrio presupuestal, y no entregando dadivas a cambio de votos, como es costumbre en cada proceso electoral.
De igual modo, como mejorar la condición de inversión del empresariado, ese que a su vez, genera empleos y equilibra el fiel de la balanza para producir riqueza en todos los rubros económicos, que alicientes fiscales podrían brindar, como mejorar el salario sin afectar las otras variables macroeconómicas.
Como hacer del campo mexicano y veracruzano fuente de riqueza, propiciando la disminución de importaciones, provocando que el mercado se satisfaga con la producción nacional; como hacer de la tecnificación agrícola un mecanismo para incrementar el nivel de riqueza.
También esperan, expliquen como elevarán la competitividad mediante la generación de más y mejores profesionales egresados de las Universidades, como generar con ello, corredores industriales, de servicios, de turismo que empleen esa mano de obra, con mejores salarios.
Que hacer para acabar con el incremento de delitos del fuero común y federal, como propiciar que la justicia sea pronta y expedita, en donde el castigo no sea conducirlos a una prisión, para con nuestros impuestos seguir manteniendo universidades del crimen y el ocio.
De esta manera, habrá sinceramente que reflexionar, quien de los tres precandidatos a la presidencia responde mejor a estas dudas, y lo mismo, habremos de pedirles a los precandidatos al gobierno de Veracruz, pues continúan conduciéndose bajo el mismo escenario de descalificaciones y señalamientos.
Al tiempo.
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