La semana pasada comenzó con noticias desgarradoras al otro lado del mundo, bastaba con ver fotografías de aviones llenos de refugiados, de análisis sobre el papel que ahora dejarían de tener las mujeres y cientos de explicaciones de qué ocurre en Afganistán. Esta semana comenzamos en medio del caos que dejó Grace, intentando levantar escombros, limpiar espacios y prevenir futuras amenazas naturales. ¿Qué tienen en común ambos temas? Momentos de crisis y angustia, aunque sus causas y dimensiones son muy distintas, ambas dependen de lo mismo para su pronta resolución: las personas.
Ante la información de los medios de comunicación es fácil compadecerse en ambos casos, sin embargo, hoy además de la información se requiere de acción. Hay múltiples problemáticas en el mundo y gran parte de ellas están relacionadas con la desigualdad. En ocasiones las distinciones son por cuestiones económicas, pero también las hay por raza, género y religión. Hoy Afganistán tiene que luchar con todas las anteriores, pero si algo ha encendido todo tipo de alertas a nivel internacional es la desigualdad de género.
Por cultura y religión las mujeres en Afganistán han visto reducidas sus oportunidades, el acceso a la educación en ese país siempre ha sido dispar, pero habían tenido grandes avances bajo la intervención de Estados Unidos. Ahora bajo el mandato del régimen Talibán de vuelta, la única esperanza está en el resto del mundo, en quienes acepten a personas refugiadas y en la presión que a nivel internacional se ejerza para procurar que se respeten los derechos de las personas.
¿Cómo podemos aportar a la resolución de un conflicto tan distante en geografía? Haciendo uso de nuestra empatía, solicitando a nuestros gobiernos que brinden refugio y siendo amables con esos refugiados. Como mexicanos hemos vivido durante años las barreras de la frontera, pero también hemos levantado muros hacia los migrantes que cruzan del sur esperando ir hacia el norte. Es momento de creer que el mundo está lleno de oportunidades y se concretan mejor cuando nos apoyamos entre todos.
Esa misma solidaridad y compromiso se necesitará también en el ámbito local, el Huracán Grace ha dejado muertos y múltiples destrozos en algunas entidades de México. Principalmente en Veracruz. Ahora viene la reconstrucción, definir responsabilidades de qué nos toca a cada uno, pero también analizar por qué llegamos a este punto de daños. La prevención siempre será necesaria, por ende, en esta etapa de análisis profundo nos toca revisar qué y quién falló.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, envió un mensaje de solidaridad a todos los damnificados, recordándoles que no están solos y he de reconocer que por primera vez en mucho tiempo vi a infinidad de funcionarios verdaderamente sumándose a labores de rescate. Para algunos esto pudo ser show de foto, pero para otros es el impulso necesario que hace que más personas se sumen y se comprometan con el cuidado de sus entornos.
Todos los ciudadanos somos responsables de nuestros espacios, ¿por qué tendríamos que esperar que alguien más cuide de ellos? Lo ocurrido en Veracruz después de Grace, es un ejemplo del trabajo conjunto. La solidaridad no requiere de títulos, requiere de seres humanos apoyando a otros a construir algo mejor. Hoy vi en sus calles a elementos de protección civil y rescate, pero también a ciudadanos que durante horas no dudaron en sacar agua de espacios públicos, limpiar sus calles y procurar desalojar las alcantarillas para prevenir otra inundación.
Sin duda estos trabajos serían útiles de forma constante y ayudaría que se sumaran a los esfuerzos todos los jóvenes que han sido beneficiarios de programas sociales. Si estas acciones se replican en más ámbitos nuestro mundo sería otro. Ahora que el retorno a clases presenciales se acerca es urgente esa colaboración entre la sociedad, el gobierno y las empresas. Hoy más que nunca necesitamos de la responsabilidad social. Aportemos entre todos al bienestar que tanto soñamos y que todos merecemos.
Zaira Rosas
Ha llegado el momento de volver, la nueva normalidad se ha anunciado de manera constante y aún así parece no llegar, porque en cuanto las empresas e instituciones buscan regularizar horarios y labores surgen de nueva cuenta los rebrotes.
Lo mismo pasa con las escuelas. Se ha hecho el anuncio de que el retorno a las aulas es inminente, sin embargo, gran parte de padres de familia no están conformes con esa decisión, señalan que es una irresponsabilidad regresar con un repunte de contagios y aún peor arriesgarse a que niños y jóvenes que no cuentan con vacuna puedan ser el nuevo sector vulnerable ante las nuevas cepas.
Respecto a la tercera ola el presidente ha asegurado que el pico es menor a los anteriores, quizás por ello de manera general a la sociedad le ha dado por aparentar que le preocupan los contagios, aunque en lo personal sean del común que organiza reuniones y que exige prevalezca el trabajo desde casa para poder estar viajando y realizando otras labores que nada tienen que ver con el trabajo.
En medio de la dicotomía de la pandemia hemos descubierto que nuestra educación es obsoleta, incluso el gobierno ha señalado que sólo México y Bangladesh han pospuesto el retorno a las aulas. Esto nos deja como lección que nuestro sistema está a la altura de un país tercermundista. Pero nos olvidamos de que no sólo se trata de retomar el aprendizaje. Aunque la labor de los docentes ha sido quizás más desgastante en algunos casos, también con la desigualdad es un hecho que el aprendizaje ha quedado rezagado, sobre todo si en los hogares no se puede tener un debido seguimiento y acompañamiento escolar.
Por un lado, aunque la escuela ha continuado bajo los canales en los que se ha podido adaptar, es un hecho que la mayoría de personas no tiene la capacidad de ser autodidacta, los padres de familia están luchando contra una crisis económica además de la de salud, por ende, el poco tiempo que les queda no pueden aprovecharlo en el acompañamiento escolar de sus hijos.
Aunado a lo anterior la pandemia ha dejado a los niños más desprotegidos que nunca, pues muchos han quedado huérfanos a cargo de familiares o el estado. ¿En qué momento la educación pasa a ser prioridad para ellos? En México el aprendizaje pide a gritos una reforma, pero escuchar esta palabra nos asusta como cualquier cambio, nos aterra pensar en que las cosas puedan ser diferentes y no saber cómo llevarlas.
Ese es nuestro mayor miedo ante el retorno a clases, no son los contagios, porque si realmente nos angustiaran los rebrotes no veríamos los centros comerciales o puntos vacacionales atiborrados de gente.
Las maneras de cuidarnos las conocemos a la perfección, pero también la inconciencia y sabemos que regresar implica una mayor responsabilidad que nadie quiere asumir. Asegurar un retorno seguro no sólo es tarea del gobierno, requiere de colaboración conjunta como toda la estabilidad en nuestro país. La crisis que estamos padeciendo es el resultado de aislarnos y no entender que en todo momento estamos conectados.
Regresar no es tarea sencilla, pero es necesario y urgente. Mientras no entendamos que fuera de las aulas nuestros niños y jóvenes no pueden aprender seguiremos considerando que sólo el gobierno es responsable de nuestra situación actual y por el contrario hemos de entender que somos nosotros los únicos que en este momento podemos rescatar a nuestra población. Tenemos la obligación de sacudirnos la pereza y la espera constante de que alguien tome el rumbo de nuestro destino.
Durante mucho tiempo la educación ha estado en pausa y por eso es urgente retomarla, pero hacerlo con conciencia, desde los hogares y con la certeza de que ahora los conceptos también tienen que prever resolución de problemas y retos de la vida real. Volver es necesario, pero primero hemos de aprender a detalle por qué.
Los juegos olímpicos de Tokyo están dejándonos grandes lecciones, pero no sólo en el ámbito deportivo, también en lo personal y lo social. Estas competencias van estrechamente ligadas a palabras con mucho peso, esfuerzo, constancia, sacrificio y compromiso. Pero las palabras también pueden impactar en nuestra vida según su y.
Después de posponer estas competencias debido a la pandemia y de drásticos cambios en el mundo y la manera en que lo percibimos, estos juegos olímpicos eran sumamente esperados. Cada Nación detrás de las pantallas apoyando a sus favoritos, pero también exigiéndoles, como si se tratasen de poseedores de los competidores.
Muchos de los comentarios que recibieron quienes compitieron en los juegos eran sumamente ofensivos, así fue el caso de Alexa Moreno, gimnasta orgullosamente mexicana, que ha tenido que lidiar con todo tipo de señalamientos respecto a su cuerpo. Sin embargo, ella se ha vuelto una líder en este deporte, obteniendo el cuarto lugar en la final y recordándonos que la constancia y la disciplina son la clave para evadir a quienes intenten desviarte del camino.
En este mismo deporte destaca la estadounidense Simon Biles, quien deja grandes lecciones respecto a nuestros pensamientos. Pese a ser considerada la atleta perfecta decidió retirarse, elegirse a ella y su equilibrio en vez de someterse a la presión que demandaba representar a su país. Por el contrario, salen las declaraciones de Djokovic, un competidor que califica a la presión como un privilegio, pero que al finalizar un partido de tenis pierde la cabeza, demuestra nula inteligencia emocional y todo es descontrol.
Después de ese episodio el tenista declaró que “no es lindo, pero a veces es difícil controlarse”. En lo anterior vemos a dos personas de distinto género, cuya cultura y preparación influye en demasía sobre su pensamiento, dos seres que nos invitan a reflexionar sobre qué estamos haciendo por nosotros, ¿nos estamos llevando al límite? ¿a qué costo? Después del tiempo bajo el encierro hemos pensado suficiente y también hemos recibido la oportunidad de aprender nuevas lecciones.
El triunfo puede tener distintas connotaciones, ganar no siempre significa llegar a lo más alto de un pódium, a veces también es elegir nuestras pasiones y gustos, luchar por aquello que queremos nosotros, no sólo lo que quieren los demás y sobre todo defender nuestros ideales.
Esto último es el mensaje que dejan las mujeres al negarse a ser sexualizadas durante las competencias. Comenzó con el equipo femenino noruego de balonmano de playa, el cual recibió una multa por negarse a usar el bikini con el que se les pide jugar. De igual manera las gimnastas alemanas se mostraron con uniformes de cuerpo completo, ya que al parecer las características que piden un vestuario diminuto son aplicadas sólo para mujeres.
El deporte es otro ámbito en el que se encienden las alertas de desigualdad de género, el trato no es igual, los juicios son más duros sobre las mujeres y los triunfos son menospreciados. El deporte, es sólo un reflejo de nuestro ámbito social actual. Y detrás de cada medalla tenemos muchos aprendizajes pendientes. Después de los juegos habremos de juzgar menos a nuestros deportistas y más nuestras acciones, comencemos por poner el compromiso en nuestro día a día y por lograr un equilibrio en nuestra vida recordando que como seres humanos somos integrales y necesitamos también cuidar de nuestra mente. ¡Sólo así ganamos todos!
Cuando hay personas que preguntan por qué las feministas son tan insistentes con la defensa de sus derechos o por qué hay tantas marchas LGBTQ exigiendo igualdad, claramente cuestionan desde un privilegio en el que su vida puede ser encasillada dentro de lo normal, lo común. La mayoría de veces quienes hacen juicios o cuestionamientos sobre las necesidades de otras personas, es porque no han sufrido discriminación ni padecido algún atentado contra su integridad. De lo contrario también exigirían el respeto básico a sus libertades.
La mayoría de seres humanos carecemos de empatía ante situaciones ajenas. La pandemia actual es el mejor ejemplo de ello. Hasta que el virus no cruzó las fronteras de nuestras naciones no sentimos preocupación al respecto, de lo contrario quizás hubiésemos evitado su propagación. Y es esta misma falta de empatía la que hace que la desigualdad sea latente en la mayoría de ámbitos de nuestra vida. Hay desigualdad económica, pero también en el género y el mundo del deporte no es la excepción, aquí se engloban todas las anteriores.
A lo largo de la historia hemos visto a los atletas de países en vías de desarrollo luchando de manera incansable por ganar lugares en el pódium, escuchamos historias de su esfuerzo e incluso les dedicamos portadas en revistas porque al no contar con los recursos necesarios durante su preparación, cada triunfo se celebra al doble, pues además de vencer a sus contrincantes, luchan contra estereotipos y otras adversidades en la vida.
Además de los triunfos de las naciones y de todo lo que hay detrás de la preparación constante de los deportistas, hemos de hablar de todo tipo de juicios que reciben al ser representantes. Algunos son objeto de críticas por su género, durante años Ana Gabriela Guevara fue ampliamente cuestionada por sus rasgos físicos y no por su desempeño. Un caso similar tiene que enfrentar hoy en día Caster Semenya, una atleta sudafricana que fue excluida de los juegos olímpicos en Tokio.
Desgraciadamente los reglamentos de atletismo mundial exigen que los niveles de testosterona se encuentren por debajo de los 5 nanomales por litro, para lograr esto alguien que padece hiperandrogenismo como es el caso de Semenya, tendría que someterse a tratamientos hormonales, algo que la deportista no admite. Por ende, ha presentado todo tipo de disputas en las que los resultados no le favorecen, así que en esta ocasión deberá disfrutar de los juegos de Tokio en la distancia.
Sin embargo, la discriminación ha sido una constante en la vida de Caster Semenya, en 2009 fueron atletas derrotadas quienes señalaban que ella no es una mujer, posteriormente fue sometida a varios análisis y hay rumores de que en investigaciones fue declarada como hermafrodita, aunque dichos resultados no sean públicos.
Si bien es cierto que actualmente la reglamentación deportiva abarca categorías muy específicas en las que define la masculinidad o feminidad bajo estándares muy elementales y poco inclusivos, también hace evidente que detrás del ámbito deportivo aún es necesario hacer modificaciones que piensen en la diversidad de las personas. Al final lo que vislumbramos en cada competencia también es un reflejo de todo lo que nos urge modificar como sociedad.
La creación del mundo inició como un todo, recordándonos que, pese a la distancia, la diferencia de culturas e ideologías siempre estaremos conectados. El 2020 comenzó alertándonos de cuán importante es tener presente esa conexión, porque nada ocurre en un extremo del planeta sin afectar en el otro polo.
Veo en las noticias dolor y crisis en otros países, busco datos a profundidad de lo ocurrido en Cuba y me topo con perspectivas limitadas que se enfocan en dividir a la población en dos puntos, quienes están a favor del régimen y quienes se oponen. Sin embargo, en medio de todo está la inconformidad, el anhelo de libertad de un sistema que les brinde una mejor calidad de vida.
Entender lo que ocurre en otras naciones es elemental, es pilar de supervivencia porque aunque su cultura y forma de vida disten mucho de la nuestra, nos habla de requerimientos humanos y nos brinda lecciones que tenemos que atesorar. Los sucesos de Cuba tienen mucho en común con la historia de Colombia, Venezuela y Chile. Quizás incluso también con Palestina.
En otras naciones vemos un descontento creciente con los gobiernos, cuyo origen está en la desigualdad, la opresión y la represión. Hay reflejos de personas siendo detenidas por hacer uso de la libertad de expresión, gobiernos totalitarios queriendo controlar todo y logrando que la inconformidad se incremente.
Los cortes constantes de electricidad y las restricciones de internet dificultan informar al exterior qué es lo que realmente ocurre. No obstante, hay mayores intereses en juego. Las teorías de la conspiración dirán que incluso tanto conflicto en medio de los países más vulnerables se debe a que quienes tienen mayores recursos buscan tener el control.
E incluso esas teorías nos remontan a la falta de empatía y entendimiento. En África existe una filosofía sumamente profunda que ha surgido de años de dolor, de ser uno de los puntos más lacerados y afectados, donde se han librado conflictos bélicos, explotación y quizás es el punto geográfico más olvidado del mundo. En medio de todo el dolor surge una regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre éstas: Ubuntu.
Este concepto hace referencia a la humanidad hacia otras personas. Pensar en la conexión entre todos, que el bien común, es el bien propio. Partiendo de esto deberíamos comenzar a comprender desde la experiencia que lo ocurrido en otras naciones sigue afectándonos. De nada sirve ignorar el entorno, porque cuando lo hacemos los daños se expanden. Así sucedió con un padecimiento de salud que considerábamos ajeno y por el cual incluso llegamos a discriminar a quienes lo padecían, conforme el tiempo pasó entendimos que requeríamos de los demás. Que sin solidaridad y apoyo constante era imposible librar esta batalla.
También el escritor y periodista Ryszard Kapuściński nos dejó en su obra “El encuentro con el otro” claves para entender la diversidad humana. A partir de múltiples relatos nos permite entender que el otro es el reflejo del yo, la vía para conocerme a mí mismo. Con ello les invito a ser más empáticos ante el dolor de los demás, a extender una mano de ayuda para evitar mayores daños en nuestra vida y sobre todo a brindar lo mejor de nosotros. Comencemos con un entorno cercano, procurando un ambiente más igualitario y en equilibrio para que el desbalance no se nos revierta. Nuestra historia está en pleno tintero, aún podemos darle un mejor final.
Virus letales que arrasan con la humanidad, experimentos que desatan escenarios apocalípticos, lucha de poderes por encontrar una cura, ataques constantes en momentos donde se esperaría solidaridad y una minoría que encuentra la manera de convivir con un poco de empatía con tal de sobrevivir. Todo lo anterior era parte de películas o narrativas de ciencia ficción, de escenarios que vivían en el ideario de sus creadores para entretener al público.
Sin embargo, estas historias son la prueba de que todo lo que alguna vez aparece en la mente humana puede volverse una realidad. Reflejan ambas caras de la humanidad, el lado más puro bajo el cual creamos vida y esperanza, contrastando con un lado turbio y sombrío donde se presenta un egoísmo constante, el anhelo de poder y la falta de empatía.
Ambos escenarios son tangibles en nuestros días, las pandemias de pantalla que nos hacían pensar en una extinción de la humanidad se han vuelto reales, hay una lucha constante por sobrevivir, pero también inconciencia pensando que el acceso a ciertos privilegios y recursos nos vuelven inmunes.
Ha llegado una tercera ola, crecen contagios y pese a grandes inversiones científicas el desarrollo tecnológico no es mayor al aceleramiento biológico que provoca múltiples adaptaciones en el virus. Llegan dosis de múltiples vacunas, pero no alcanzan para todos y la pandemia se expande a mayor velocidad. Los recursos son insuficientes en todos los países, los servicios de salud no tienen capacidad y el mundo está exhausto.
El encierro va estrechamente ligado con la pobreza, por ende, el aumento de inseguridad y violencia, por lo que ahora no sólo lidiamos con una crisis sanitaria, sino también humanitaria. Aunque la creatividad ha hecho prosperar un número mínimo de nuevas empresas, el común denominador es la pérdida, la economía de muchas familias se ha visto vulnerada y con ello también los recursos que permiten una mejor calidad de vida.
La educación tiene un retraso exageradamente marcado en las zonas más vulnerables, donde nuevamente la desigualdad se incrementa y en futuras generaciones cobrará la factura. Los países más desarrollados son los primeros en retomar un intento de normalidad, pero el desconocimiento y la creencia de superioridad hacen que también sean los primeros en tener un mayor número de decesos y contagios.
En países donde la pobreza y las crisis ya son lacerantes sin contar con la existencia de una enfermedad, se puede vislumbrar caos y dolor en sus calles, generaciones enteras clamando por asilo y la esperanza de cruzar la frontera para obtener la oportunidad de un mundo mejor.
En las series apocalípticas siempre podremos encontrar a una minoría cargada de esperanza, a esos héroes que arriesgan todo por salvar lo más que se pueda. También los hay en la vida real y en medio de grandes muestras de egoísmo aún podemos vislumbrar historias de empatía que inspiren a una mejor humanidad.
El mundo ha enfrentado distintas crisis sanitarias, la mayoría se ha vuelto algo constante y aún presente pero combatible con el transcurso de los años, la llegada del coronavirus no parece ser distinta a las demás, no se ve cercano su fin y por ende nos toca retomar múltiples lecciones para saber cómo vivir.
Comencemos por entender que el cambio es una constante, entre más pronto sepamos adaptarnos, mayor será la probabilidad de sobrevivir. Entendamos que los otros no son ajenos al individuo y que sólo cuidando de los demás, estamos cuidando de nosotros mismos. Y como precaución adicional tomemos estas crisis como un momento de conocimiento y crecimiento, dediquemos más tiempo a una mejor alimentación, reflexión profunda y mayor armonía con el entorno. Sólo entendiendo que no somos superiores como especie y que debemos mantener un equilibrio con la naturaleza, podremos evitar mayores catástrofes.
La RAE da a la palabra violencia la siguiente definición: uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo. Sin embargo, en este concepto se añade el de violencia de género, que hace referencia a todo acto dañino en razón de su género. Lo anterior ocurre todos los días. Historias de terror y atentados de hombres hacia mujeres.
En México la violencia que sufren las féminas está en aumento. Los feminicidios se han incrementado un 7.1% con respecto al año pasado. Me atrevo a pensar que este incremento tiene también una relación estrecha con la pandemia, pues el hogar no siempre es un lugar seguro y en múltiples casos puede acrecentar los desequilibrios psicológicos y emocionales de los individuos, haciendo que también se incremente en este año la violencia intrafamiliar.
También las violaciones se han incrementado, pues en 2020 se habían denunciado 6610 de enero a mayo y e 2021 bajo el mismo periodo van 8623 denuncias, es decir aumentaron un 30%. No obstante, hemos de considerar que la mayoría de casos no se denuncia, ya sea por amenazas, por desconfianza en la autoridad, por temor de la víctima o incluso la falta de entendimiento de lo ocurrido.
En múltiples ocasiones, quienes sufren una agresión sexual llegan a sentir vergüenza o culpabilidad, son señaladas de forma despectiva por sus círculos más cercanos y desacreditadas, por lo que emocional y psicológicamente no tienen las condiciones para denunciar lo ocurrido. Mediáticamente encontraremos infinidad de ejemplos. Algunos recientes y otros son parte de la historia del mundo recordándonos el tiempo que hemos tardado en entender estos conceptos.
Para comenzar podríamos trasladarnos a Ponferrada, España, donde una joven en sus veintes sufre reiteradamente acoso sexual por parte del alcalde, años después se atreve a denunciarlo y fue constantemente señalada por ello. Esta historia se puede conocer a detalle a través de una mini serie documental en Netflix. En ese entonces la joven se sentía responsable de todo lo ocurrido y además de los atentados del abusador, padece depresión y otros trastornos hasta que alguien le orienta respecto a todo lo sucedido.
Su caso fue ejemplo para muchos otros pues se trató de la primera mujer española en lograr la condena de una figura política, aunque la realidad es que la condena fue mínima si le comparamos con los daños irreparables.
Después podríamos aprender de la dificultad que enfrentan las víctimas en casos más recientes como el de la influencer Nathalia Campos, quien tardó tres años en hacer una denuncia porque no podía procesar que uno de sus amigos la había violado, además de que las personas cercanas a ella desacreditaban la situación e incluso le culpaban.
Algo similar fue lo ocurrido con Ainara, otro caso mediático debido a que la youtuber “Yoss Stop” está implicada en el mismo. Ainara fue abusada sexualmente en una fiesta, se realizó un video de su violación. Mismo que se difundió en una página de videos sexuales y en múltiples puntos de internet. Ella tenía 16 años y no recordaba nada de lo ocurrido. Tardó en procesar los hechos y fue hasta 4 años después que con el apoyo de colectivos feministas denunció todo, incluyendo a la mencionada Youtuber quien a través de un video la descalificó ante millones de seguidores e internautas.
Hoy Yoss Stop se encuentra en prisión preventiva, pues en el mismo video donde denigra públicamente a la víctima, habla a detalle de lo que se aprecia en el video de la violación de Ainara y reiteradamente la señala con palabras descalificativas, lo que bajo la perspectiva de género es como si responsabilizara a la víctima de los hechos. Además, por tratarse de una menor de edad, hablar del video es posesión de pornografía infantil.
A estos casos se suma la historia de Polly Olivares, una joven que murió arrollada por su pareja, su amiga que también fue agredida se encuentra en recuperación. Otra mujer probablemente fue acuchillada mientras escribo esto, una más está siendo abandonada en algún lote baldío y podríamos seguir con la descripción de crímenes atroces porque en México mueren 10 mujeres al día y desgraciadamente esta cifra seguirá en aumento mientras sigamos sin entender que la violencia de género existe.
Tenemos pendiente entender que es parte de nuestro entorno, que en ocasiones somos cómplices de su existencia al normalizar el abuso de poder, las acciones machistas y por juzgar bajo una moral obsoleta a las víctimas. Comencemos cambiando las perspectivas para que cambien nuestras acciones.
Existe un pueblo mágico en el estado de Veracruz con grandes lecciones para el resto del país. Hablo de Orizaba. Sus calles fueron galardonadas recientemente con “La escoba de oro” por ser considerada una de las ciudades más limpias, este reconocimiento lo obtuvo por segunda vez consecutiva y en efecto al caminar por el centro y sus alrededores verá los contenedores necesarios para depositar la basura en su lugar.
La arquitectura de Orizaba te transporta a otra época, cada uno de sus espacios está lleno de historia, puedes vislumbrar que la calle de las damas lleva su nombre debido a que años atrás múltiples mujeres transitaban por esos espacios para ir a misa. Cada esquina tiene datos de otros momentos y a la par de ese aprendizaje, en medio de sus edificios históricos vemos una ciudad llena de modernidad y cultura. Las campañas son claras, el entorno invita a convivir y respetar los espacios, su gente sin duda alguna entiende la importancia de sumar a la mejora que se ha creado.
Para que una sociedad trascienda se requiere de líderes inspiradores, pero también de un alto grado de participación en conjunto. De nada sirven las buenas intenciones de un gobierno cuya población no se involucre o donde la sociedad no sume con propuestas y alternativas positivas a la transformación deseada. En Orizaba se ha logrado con varias estrategias que las mismas personas que ahí habitan sean sumamente cuidadosas de los espacios e inviten a los visitantes a seguir este modelo.
También la arquitectura y los espacios públicos invitan a la gente a convivir, conocer sobre la historia que se ha gestado y seguir replicando un desarrollo favorable para todos sus habitantes. Basta con apreciar los colores de sus paredes, ver espacios tan cuidados nos hacen querer extender su belleza por más tiempo, a su vez esta es una ciudad llena de cultura, donde los museos son de acceso gratuito por ende la sociedad goza de actividades constantes de entretenimiento, hay museos para todos los gustos y muchos de ellos son aptos para una convivencia familiar.
Lo anterior sirve para fomentar valores y al tener una convivencia constante está comprobado que también disminuyen actividades delictivas y comportamientos violentos. ¿Cómo se logra ofrecer tantos espacios gratuitos y se preserva su cuidado? Aquí entra la participación conjunta, no sólo es tarea del gobierno, también las empresas aportan al desarrollo del entorno y la misma cultura del lugar hace que se pueda recaudar dinero a través de otros proyectos o impuestos como los parquímetros.
Estos últimos han sido rechazados en otras ciudades, pero aquí son parte de una cultura de preservación y sus ciudadanos son respetuosos de los mismos. En Orizaba se nota la amabilidad de su gente, el crecimiento acelerado que ha tenido en últimos años y gracias al rescate de su historia, sus espacios públicos y la cultura, se ha colocado como un punto turístico que incrementa la actividad económica del lugar.
Este pueblo mágico es un ejemplo de desarrollo, de la importancia de rescatar nuestras raíces, convivir sanamente e incentivar por medio de ello a una cultura de paz que fomente el crecimiento social en todos los ámbitos. Todo esto lo podemos aplicar desde cualquiera de nuestros espacios, un buen punto de partida es la limpieza de nuestros alrededores, el rescate de la historia de nuestros puntos cercanos y sobre todo la réplica de promover la cultura que nos caracterice.
La pandemia ha puesto al descubierto múltiples deficiencias, pero también ha explotado al máximo la creatividad y la innovación en nuestras áreas de oportunidad. Hemos visto al mundo digitalizarse a marchas forzadas, expandir las ganancias en puntos donde la tecnología es inherente y su manejo nato, aunque en la otra cara de la moneda se incremente la desigualdad y la falta de oportunidades pues el mundo virtual no está al alcance de todos.
En medio de los avances y retrocesos está una generación presente y otras por venir que tendrán que enfrentar mayores retos y replantear los panoramas que les tocará vivir. Hoy en día existe un común denominador en el mundo: hay una crisis acentuada en el aspecto económico, donde algunos pocos brillan gracias a sus innovadoras ideas, pero el promedio de jóvenes carece de oportunidades laborales pese a contar con la mejor preparación.
Desde hace años el mundo anunciaba una necesidad de revolución en la educación, los dogmas escolares eran insuficientes para dar solución a las problemáticas de la vida real, se hacía evidente la desigualdad social entre las escuelas públicas y privadas, puesto que la educación particular llegaba a ser más actual y especializada. De ahí surgió la urgencia de crear vínculos más estrechos con el sector empresarial, pero también en los espacios públicos, aunque de inmediato se hizo evidente que no bastan títulos escolares para demostrar experiencia.
Comenzó una lucha de generaciones en múltiples ámbitos, las empresas buscaban personas jóvenes debidamente preparadas, pero bajo los estándares de compromiso y rendimiento que tenían las generaciones de antaño, evidentemente sin ofrecer las mismas condiciones laborales, puesto que hoy en día ya nadie conocerá el concepto de jubilación, sin mencionar las exigencias digitales de un entorno actual.
La falta de contratos fijos, la búsqueda constante de trabajadores desde casa, la demanda del empleo de manera remota o virtual nos obliga a replantear la educación, pero no como una atención temporal y urgente, sino como medida permanente y desde la raíz. Si el mundo laboral demanda conocimiento integral y a la vez altamente especializado, así han de ser las escuelas, preparando a los jóvenes desde hoy para resolver las problemáticas de mañana, capaces de adaptarse a los cambios vertiginosos del tiempo.
Uno de los hombres más exitosos en la historia comenzó desafiando los estándares de su educación, buscó aprender de aquello que nutriera sus intereses y no lo que le dictaba una carrera. Aunque no contaba con un título universitario que respaldara su conocimiento, Steve Jobs si contó con infinidad de empresas que revolucionaron el mundo y demostraron que en el futuro la clave del éxito es multidisciplinar.
Tengo la fortuna de dar clases en distintos ámbitos y cuando mis estudiantes me preguntan qué herramientas requieren para obtener éxito, siempre les respondo que la clave es nunca dejar de aprender, ser resilientes, capaces de adaptarse a las circunstancias y sobre todo desarrollar al máximo su creatividad. Sin embargo, para poder aplicar esta respuesta es indispensable contar con elementos de apoyo, de ahí la necesidad de propuestas públicas más equitativas, de concursos que inciten la participación de zonas más desfavorecidas para que el desarrollo y las oportunidades del futuro también les alcancen.
Desafortunadamente la desigualdad también se ve reflejada según el género, durante la pandemia han sido las mujeres las más afectadas por el desempleo, de igual forma es justo por género que se han visto en la necesidad de renunciar a sus trabajos para hacerse cargo del cuidado de los enfermos y si esto no fuera suficiente la demanda laboral apunta a lo científico y es justo en ese campo donde menos incursionan las mujeres.
De nueva cuenta eso nos dirige a la educación, a la necesidad de impulsar la equidad desde las escuelas y sobre todo motivar de igual manera a niños y niñas para seguir desarrollando sus conocimientos en áreas que impulsen el crecimiento social. Aquello que creíamos era cuestión del futuro, de películas de ciencia ficción ha llegado para hacerse cada vez más latente y requiere de propuestas de solución.
Hacer política en México requiere de amplios conocimientos sociales y en estas elecciones de 2021 se demostró que también se requiere de un intelecto digital, pues aquellas figuras políticas que se limitaron a emular fórmulas y propuestas de antaño o a intentar imitar lo que funcionaban en otros estados vieron perdidas sus candidaturas e incluso sus partidos.
En 2012 la clave para conquistar al electorado estaba en las pantallas de televisión, en personajes que con su protagónico papel lograban atrapar con encanto a los votantes, quienes veían a dos figuras atractivas como la mejor opción para el gobierno de nuestro país. En 2021 la atención se ha trasladado a las pantallas móviles y Nuevo León es punta de lanza para prestar atención a estrategias urgentes en el resto del país.
Si en la elección presidencial de 2012 el triunfo de Enrique Peña Nieto tuvo que ver con su espectacular matrimonio con Angélica Rivera, en esta ocasión el triunfo de Samuel García no existiría sin Mariana Rodríguez. La diferencia es que ahora el producto es el recién electo gobernador de Nuevo León y no su relación. Gracias a su esposa, reconocida influencer y empresaria, Samuel García ha salido triunfante en uno de los principales estados del país.
Si bien el futuro gobernador ya cuenta con una llamativa trayectoria en la política, es de reconocer que éste debe su popularidad y triunfo a su cónyuge, quien supo transformar su imagen de hombre machista a joven entusiasta e innovador por el entorno. Mariana mostró a través de sus redes sociales con más de un millón seiscientos mil seguidores a un Samuel García preocupado por los animales, alguien entregado a su campaña y sobre todo se mostró ella en actividades cotidianas como la pega de calcas, compartió de manera constante su vida al lado de su Marido, cautivando a más de uno en su reality show digital.
Todo el tiempo a través de las pantallas de una de las influencers más reconocida del país no tuvo costo y aunque los partidos adversarios quisieron señalar en repetidas ocasiones que eso debió monetizarse, lo cierto es que sus reclamos eran improcedentes porque actualmente no contamos con regulaciones en materia de internet que limiten la libre expresión de las personas, por ende Mariana Rodríguez tuvo en todo momento con el derecho de promocionar todo tipo de productos, eventos, e incluso a su pareja.
Mientras otros partidos intentaron hacer incursiones forzadas en las múltiples plataformas digitales, algunas quizás demasiado evidentes como la presentada en plena veda electoral por el partido verde, Mariana demostró un amplio conocimiento de sus audiencias y dejando a más de uno sorprendido comprobó que es más que una cara bonita. Pese a tener también múltiples tropiezos ante los ojos de otros cuando hablaba de su vida como esposa y compartía parte de sus lujos con los seguidores, la influencer regiomontana tenía perfectamente determinado a su público, entendió que esos elementos por los que otros le señalaban eran justo los motivos cruciales por los que gran cantidad de personas la seguía. Supo poner los reflectores en su marido como si se tratara de un producto y no de un candidato en plena contienda electoral. Hizo que la risa fuese el impulso principal, que lo aspiracional pesara más que la posible conciencia en sus votantes.
Mariana deja grandes lecciones políticas y mercadológicas, pero sobre todo logró que más de un partido intentara imitar sus estrategias sin obtener el menor resultado y ahora que se ha ganado la elección no vamos a hablar del próximo gobernador, hablaremos de la primera dama. Incluso a nivel internacional se ha ganado todo tipo de atención, pues para muchos ha sido la mayor sorpresa electoral. Sus contrincantes comenzaron minimizándola e incluso la consideraban un chiste, un meme más en el mundo digital, pero fue esa replica constante la que arrasó en las urnas el pasado 6 de junio, donde el video más simple pasó a volverse el lema electoral: Fosfo, Fosfo.
La reconocida influencer ahora es considerada más que una empresaria pues transformó los likes en votos, construyó al candidato ideal para el público de su Estado y quizás esa es la clave de su éxito, entender qué querían las personas y el punto de su hartazgo para poder darle a la persona que más llamaría la atención. En medio de propuestas semejantes Samuel García contó con una campaña llamativa, dirigida a un público joven y ahora le tocará demostrar que esos likes y votos valen la pena, mientras que Mariana además de primera dama y empresaria, bien podría ser una nueva asesora política.