“La novela total de Carlos Fuentes.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En la historia de las letras contemporáneas nos encontraremos con algunas novelas que son consideradas verdaderos clásicos de la literatura, no obstante, leerlas resulta un enorme reto. El reto se encuentra en lo complejo de la trama, la especialidad del lenguaje, la multiplicidad de hechos, contextos, personajes, la aparente poca claridad o lo difícil que puede resultar ir comprendiendo el desarrollo de la historia, entre muchas características más que hacen que la lectura sea complicada. Ahora bien, así como desde un inicio la lectura nos exige absoluta concentración, e incluso, te obliga a ir con papel y lápiz en mano apuntando personajes, lugares, referencias, pese a estas exigencias, luego luego se detecta que estamos ante una obra profunda, valiosa, revolucionaria, en esencia, estamos ante una novela total.
Dentro de la anterior descripción ingresan varias novelas fundamentales, citaré sólo algunas: “Ulises” de James Joyce, “Rayuela” de Julio Cortázar, “La casa verde” de Mario Vargas Llosa, y aquí me permitiré ingresar a “Terra Nostra” de Carlos Fuentes. Esta mastodóntica novela fue publicada hace cincuenta años y es considerada una de las obras cumbres de Carlos Fuentes. Quizás, la menos leída por compleja y exigente, pero créanme que una vez que se le pierde el miedo y nos adentramos a su universo, nos toparemos con una obra maravillosa. Recuerdo que esta obra la leí por primera vez en el 2020, me costó mucho, en aquel año mi dictamen fue: “magistral, mas no la vuelo a leer.” Hace unos días me reuní con mi amigo el filósofo Gustavo Salmerón Jiménez y él recordó que la novela está cumpliendo cincuenta años de haber sido publicada, por lo que me sugirió hiciera el ejercicio de releerla y escribiera cinco artículos en este mes de julio para conmemorarla. He aceptado semejante reto y de manera honesta hasta donde voy en la relectura, debo confesarles que me está gustando mucho más que la primera lectura. Así que, sin más preámbulos acompáñenme y vayámonos a vivir al inigualable universo de: “Terra Nostra”.
De entrada, la novela es muy voluminosa, el asunto se complica más porque la trama es amplia, diversa, aparecen un sinfín de personajes, al inicio lo que se va relatando pareciera que no tiene continuidad, ilación, desde luego que si la tiene, esto se percibe al avanzar en la lectura. Por lo antes expresado, trataré de narrarles de forma estructurada cómo va desarrollándose la historia, sin limitarme a resaltar momentos fundamentales de la misma. Todo inicia en París un 14 de julio, la fecha de este inicio no queda clara, puede ser un tiempo contemporáneo o un tiempo remoto. Sin olvidar que un 14 de julio de 1789 estalló la revolución francesa. Algo más, claramente los sucesos de París son de distintas épocas, lo explico: el personaje central de este capítulo se llama Polo Febo. Polo verá nacer a un niño que acaba de parir Madame Zaharia, este niño tiene la peculiaridad de tener seis dedos en cada pie y una cruz de carne en la espalda. Polo recibe una carta misteriosa, en esa carta le dicen que debe bautizar al niño recién nacido con el nombre de Iohannes Agippa. La carta es firmada por Ludovico y Celestina. (Personas que no conoce.)
Polo deja al niño con su madre. Polo trabaja para en un café en el centro de París, su trabajo consiste en colgarse en la espalda y pecho anuncios para promocionar el café. Por eso es nombrado como el hombre sándwich. Polo se topa con sus patrones quienes son tipos miserables, empero, ese día sus patrones llevan comida y bebidas gratis a la iglesia para dárselas a los peregrinos. Polo se extraña que sus tacaños jefes regalen algo, él decide acompañarlos. En todo este apartado hay una amplia y detallada crítica sobre la temática en cuestión, y, a la par suceden variados hechos, ejemplo; un policía persigue a un convicto por las alcantarillas de París, los lectores sabemos que estos personajes son Javert y Jean Valjean, protagonistas centrales de la novela: “Los miserables” de Víctor Hugo. Regresamos a conocer lo que sucede con Polo Febo y lo interesante está en que uno de los peregrinos se le acerca y le dice que es Ludovico, el mismo que le envió la carta arriba señalada. Polo sale de la iglesia y camina con una sensación de incertidumbre, llega a un puente y allí ve a una joven que dibuja, se le acerca y después de algunos sucesos, ella se presenta como Celestina, le dice a Polo una frase que lo impresiona tanto que Polo pierde el equilibrio y cae al Sena…
Dejamos París y nos situaremos en la España del siglo XVI. La novela empieza a hacerse más clara y precisa en cuanto a la ubicación de personajes reconocibles y que hasta ahora son centrales en la trama. Considero que el personaje clave es Felipe II Rey de España. Por cierto, la novela se compone de tres capítulos; estamos en el primero titulado: “El mundo viejo”. El título del capítulo explica el contexto en que se desarrolla la historia. La España imperial. La España gobernada por Felipe II. Esto incluye desnudar ese mundo viejo autoritario, religioso, intransigente. También permite que aparezcan más personajes, verbigracia, Carlos V, padre de Felipe II, Juana la loca, abuela del mismo rey. El apartado que dedica a Juana la loca es magistral, porque además de ser un hecho histórico, Carlos Fuentes lo recrea con una maestría sinigual. Imagínese usted acompañar a Juana en su andar errante con el cuerpo finado de su amado esposo Felipe el hermoso y no poder convencerla que debía darle cristiana sepultura, que Felipe estaba muerto y debía dejarlo descansar: “La primera vez que volví a besarlo, señor caballero, tuve que romper el sello de plomo, la madera, las telas de cera que le envolvían. Pude, por fin, hacer lo que quise con ese cuerpo. Habían sido generosos y permisivos conmigo. Que nadie la contraríe en nada, que nadie haga nada que pueda malcontentarla; hágase su voluntad y protéjase su salud y que poco a poco ella misma se convenza de la necesidad de enterrar el cuerpo; eso murmuraron, con estúpido aire de compasión.”
Debemos recordar que Felipe el hermoso y Juana la hija de los reyes católicos, fueron los padres del futuro Carlos V; el emperador que en las tierras donde gobernaba nunca se ocultaba el sol. Es decir, cuando en el nuevo mundo era de noche, en el viejo era de día y Carlos gobernaba lo que hoy es España, México, Alemania, Países Bajos, etc. Agregando lo siguiente, si bien la obra está centrada en Felipe II, el autor en momentos se regresa en el tiempo, sobre todo en la etapa cuando Felipe es muy joven, ahí naturalmente quien ejercía el poder era su padre Carlos V. Un día su padre salió a cabalgar con su imberbe hijo Felipe, llegaron a un lugar donde se celebraba una fiesta, la gente al ver llegar al señor se quedó paralizada, con un dejo de temor. El miedo se producía porque todos sabían que el señor poseía el derecho de pernada, en palabras claras; que la virgen esposa primero debía ser desvirgada por el rey y ya después podía ser poseída por su esposo. Estos pobladores no avisaron nada al señor de que habría boda, por supuesto que nunca pensaron que en plena fiesta se apersonaría.
El señor se bajó de su caballo y reclamó su derecho, todos bajaron la cabeza y el señor le dijo a su hijo Felipe que le cedía el derecho, que él desvirgara a la bella joven de dieciséis años, entonces, Felipe se metió a una habitación con la joven. Mas, el joven no pudo poseerla al ver la cara de tristeza y seguramente de odio de la joven. Además, Felipe en ese instante por su edad era un joven idealista, por lo que le dijo a su padre que él no podía ni deseaba poseerla, que perdonaba a la bella mujer. Carlos V se molestó y respondió a su hijo que no podía tener esos sentimientos, que estaba en su derecho y debía ejercerlo, acto seguido, Carlos V no quiso disculpar a la joven y él si la poseyó. La mujer quedó destrozada, lo sorprendente es que esta mujer también se llama Celestina. Nunca más pudo tener relaciones con su marido, esa misma noche decidió irse al monte, esconderse, huir. Carlos V molesto con su hijo le ordenó que se fuera a su casa y que luego lo vería y platicarían sobre esta actitud.
Felipe se fue caminando por los campos. Celestina también. De pronto en una fiesta se encuentran Felipe, quien se hizo pasar como cualquier persona, no como el heredero al trono. Allí convivirán largamente y al final se sentarán a platicar cinco personajes: Celestina, la joven violada, ahora convertida en hechicera. Ludovico, un brillante estudiante de teología perseguido por sus ideas. Pedro, un campesino ultrajado por la autoridad. Simón, un monje que ayudaba a los enfermos y desprotegidos, y, Felipe, el futuro rey quien platicaba sin que aparentemente los demás supieran quién era en realidad. (Celestina si sabía y voluntariamente se acostó con él, lo que nos enseña que a la fuerza se puede violar, más nunca poseer, la posesión es mutua y pasa más como una entrega genuina.)
Con estos cinco personajes, Carlos Fuentes escribe un apartado intitulado: “La ciudad del sol”. Sí, tal cual como reza el título de la inmortal y utópica obra de Tommaso Campanella. Aquí cada personaje disertó sobre la podredumbre del mundo y cómo les gustaría que fuera éste, como es de esperarse, Celestina soñaba con este mundo: “Todos miraron a Celestina y la muchacha apretó las manos contra los senos, cerró los ojos, se imaginó que nada sería prohibido y que todos los hombres y todas las mujeres podrían escoger a la persona y al amor que más desearán, pues todo amor es natural y bendito; Dios aprueba todos los deseos de sus criaturas, si son deseos de amor y de vida y no deseos de odio y de muerte.” Simón soñó con un mundo sin enfermedades y muerte. La postura de Simón causó un gran debate, porque alguien manifestó que la muerte le da razón a la vida. Si viviéramos en un paraíso, sin voluntad, qué mérito y sentido tendrían nuestros actos:
“Pues ésta es la flaqueza de tu sueño, monje; si la carne no puede morir, entonces el espíritu morirá en su nombre. La vida deja de tener valor; yo he negado la libertad de los hombres y ahora los hombres no pueden cambiar la esclavitud por la muerte. No pueden ofrecer la única riqueza que un hombre oprimido es capaz de dar por la libertad de otros hombres: la muerte.”
Aunque la respuesta a Simón se la dio Felipe y es una postura contra lo que él mismo representa, resulta ser una respuesta maravillosa. Reitero, en su juventud Felipe tuvo ciertos sentimientos idealistas. Los personajes se separarán y cada quien intentará seguir su vida no en el mundo ideal sino en el real, la historia continúa.
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