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¿Quién se beneficia del caos en Veracruz?

by Luis Baqueiro

“El que no ha caído no sabe cómo es posible levantarse.” – Kuprin.

 

Violencia política en Veracruz: ¿instrumento de poder o coincidencia repetida?

En pleno proceso electoral, Veracruz vuelve a ser escenario de hechos lamentables que ponen en tela de juicio no solo la seguridad en la entidad, sino también las intenciones de ciertos grupos de poder que apuestan, peligrosamente, a la violencia política como una herramienta para desestabilizar. Desde el asesinato de aspirantes hasta la trágica muerte de un ciudadano campesino en Uxpanapa, los hechos no parecen casuales, sino parte de un patrón con fines políticos claros: generar caos y restar legitimidad al Gobierno que encabeza Rocío Nahle García.

El reciente incidente ocurrido en Uxpanapa, en el que un hombre perdió la vida en un convoy donde viajaba la dirigencia estatal de Morena, ha sido rápidamente instrumentalizado por la oposición para atacar al oficialismo. La pérdida de una vida humana, por mínima que parezca en el análisis político, es siempre lamentable y exige justicia. Sin embargo, el uso oportunista de este hecho revela una intención más profunda: sembrar la percepción de que el Gobierno es incapaz de mantener el orden. Nada más alejado de la realidad.

Lo grave no es solo la muerte en Uxpanapa, sino el contexto general. Apenas horas después, en Oluta, un ex aspirante a la candidatura de Morena de nombre Marte Barbaro Hernández fue asesinado. ¿Quién tiene interés en desestabilizar la entidad justo en el momento de mayor competencia política? ¿Qué grupos aparecen una y otra vez en las coyunturas donde la violencia emerge como un actor más de la elección? La respuesta, aunque no directa, se insinúa sola.

La oposición que hoy señala con dedo inquisidor a Morena, acusándolo de politizar la violencia o de responder con críticas al pasado, parece haber olvidado episodios similares que marcaron sus propios gobiernos. ¿Ya no recuerdan los accidentes durante campañas pasadas que costaron vidas y que también dejaron heridas en la estructura política del estado? Casos como el accidente de Erick Lagos Hernández en plena gira o el trágico suceso en el que se vio involucrada Marijose Gamboa, ocurrieron en procesos electorales previos. Y, sin embargo, hoy nadie los recuerda.

La crisis política en Veracruz no es nueva. Lo que sí es novedoso es el rostro que asume cada seis años, dependiendo de quién está en el poder y de qué tan amenazado se siente el viejo régimen. En este proceso, lo que está en juego no es solo una elección, sino el control del poder real. Pregúntese: ¿quién se beneficia del caos? ¿Quién siempre está presente cuando ocurren estos hechos? Usted saque su mejor conclusión.

 

Al tiempo.

 

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