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Inicia noviembre con la movilidad en el comercio entre tradiciones regionales y la planeación sector público-privado del puente intermedio, en tres semanas.
“El Buen Fin” surgió en el sexenio del Presidente Felipe Calderón, como iniciativa directa del Gobierno y los empresarios para avivar la economía e inyectar movilidad de flujo en el país; además, de ayudar a que los mexicanos compremos bienes y servicios a precio mucho más bajo de su costo de venta normal.
Se avecinan la doceava edición del Buen Fin que se ha dicho habrá de realizarse entre el 18 y 21 de noviembre. Se dice también que habrá descuentos, ofertas y un sorteo con premios de hasta 250 mil pesos.
El Programa denominado “El Buen Fin,” y desde su arranque original dijeron los organismos empresariales y el sector gobierno que tendría – sigue siéndolo – el único objetivo de apoyar a la economía familiar e incentivar toda la actividad del mercado interno que acrecente sobre todo “el comercio formal,” así como, el garantizar respeto a los derechos del consumidor en su conjunto.
El programa está diseñado para que caiga en quincena, coincida con la primera parte del pago de los aguinaldos, que tenga las mismas fechas que el puente del aniversario de la Revolución Mexicana y así incentivar la economía formal. El que compra en los establecimientos inscritos paga los respectivos impuestos. Básicamente, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y en algunos casos el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)
Y por otro lado, los comerciantes deben pagar el Impuesto sobre la Renta (ISR) por todas las ganancias adicionales de la temporada, los impuestos a la nómina por tiempos extra y toda contribución que tenga establecimientos abiertos en el buen fin. Así que, además de toda la cadena comercial y todos los servicios financieros, “el fisco resulta ser el gran beneficiario del llamado fin de semana más barato del año”.
El punto es que igual en esta economía formal convive un universo paralelo; “la informalidad”, y que de hecho es más grande que el grupo de la economía formal.
Según datos del INEGI sobre ocupación y empleo casi el 60% de la población económicamente activa participa en la economía informal y aporta entre 20 y 25 % del Producto Interno Bruto (PIB) de México y por supuesto que no paga impuestos.
Además, la informalidad no sólo es el comercio -es la cara más visible- tiene múltiples expresiones y algunas con “careta” de ser actividades reguladas.
En resumen, el comercio formal y la recaudación es el objetivo del buen fin y la informalidad sea o hasta parezca una competencia desleal para los que están en regla, es una realidad y que también participa. El Buen Fin genera trabajo, economía y con ello Dios Provee.
UN CAFÉ CON DOBLE CARGA
“No se hagan bolas,” expresó en 1994 el Presidente Carlos Salinas de Gortari en busca de acallar las versiones de que su partido -PRI- se sacaría de la manga otro candidato presidencial, pues la campaña de Luis Donaldo Colosio Murrieta (qepd) no levantaba, ante la ola de voces que hablaban de Víctor Manuel Camacho Solís y Fernando Ortiz Arana, entre otros, que le representaban,- como Colosio,- la continuidad al modelo de modernización de México – casi consumado en lo económico – pero aún incipiente para una verdadera transformación política que necesitaba el país desde los 80’s, asignatura que el malogrado candidato, levantó como bandera en su campaña. Y esa frase llamada clásica al día de hoy; al retomarla nos dice que al día de hoy la candidatura a la presidencia por Morena la encabeza Doña Claudia Sheinbaum Pardo. O sea, “No Se Hagan Bolas.”
¡ ES CUANTO !