“La libertad no es más que la oportunidad de ser mejor”. – Albert Camus.
La eventual libertad anticipada de Javier Duarte de Ochoa no sólo abriría un capítulo jurídico complejo: detonaría, además, un terremoto político y narrativo cuyas ondas expansivas podrían alcanzar a buena parte del viejo sistema priista. Porque si algo ha demostrado el exgobernador veracruzano en estos casi nueve años tras las rejas es que no ha perdido ni la memoria ni el cálculo. Y si, como se rumora, tiene listo un libro para contar “su versión” de lo ocurrido, más de uno podría empezar a temblar.
Duarte ha sido, para muchos, el villano perfecto: símbolo de los excesos del PRI, protagonista de uno de los sexenios más violentos que haya vivido Veracruz, pieza prescindible para un sistema que necesitaba un sacrificio público para expiar culpas colectivas. Pero esa narrativa —alimentada, reforzada y simplificada por conveniencia— podría fracturarse si el exmandatario decide hablar de los acuerdos que lo envolvieron: sus entendimientos con Enrique Peña Nieto, las tensiones con Miguel Ángel Osorio Chong, la alianza presunta entre éste y Miguel Ángel Yunes Linares para afianzar la sucesión del 2016.
Un libro así abriría interrogantes incómodas: ¿cómo se vivió desde dentro un gobierno atrapado entre Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación? ¿Quiénes realmente negociaban, quiénes se enriquecieron, quiénes operaban en la sombra? ¿Cómo se deterioró la relación con Fidel Herrera Beltrán, su padrino político? ¿Y cuántos de los funcionarios señalados por corrupción —hoy prófugos, refugiados o protegidos en silencio— volverían a escena si Duarte decide exponer nombres, cifras y episodios?
La prensa tampoco saldría bien librada. Duarte conoció, cultivó y alimentó un sistema mediático que vivía de convenios millonarios. No pocos periodistas y empresarios de comunicación construyeron fortunas bajo su gobierno. Pero cuando cayó en desgracia, muchos de ellos se convirtieron en sus críticos más feroces. Ese capítulo, por sí solo, ya justificaría un tomo entero.
Si realmente ve la luz ese libro, serviría no para absolverlo —la historia no funciona como lavado de imagen— sino para comprender la descomposición del antiguo régimen y el contexto que permitió el ascenso de Morena. Porque detrás de cada delito imputado, detrás de cada omisión o exceso, existió también una sociedad permisiva que se acostumbró a vivir dentro de un sistema que funcionaba mientras no se movieran demasiado las piezas.
¿Sería un éxito de ventas? Sin duda. El morbo vende. Pero más allá de eso, sería un espejo incómodo. Y quizá por eso muchos temen que Duarte recupere su libertad: no tanto por lo que pueda hacer, sino por lo que pueda contar.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx