“Medusa.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Emilio Carballido abordó en su abundante creación dramatúrgica temas vigentes, realistas, costumbristas, incluyó la crítica política, social, empero, de la misma manera se aproximó a temas del teatro clásico griego. La pieza: “Medusa” es el ejemplo más puntual. Esta pieza fue estrenada en Estados Unidos en el año 1966 y en México, D. F., en septiembre de 1968. La obra se compone de cinco actos y al igual que todas las comedias de Carballido, se lee de forma fluida, la trama va envolviendo y atrapando al lector. Realmente la manera en que el maestro Carballido narra esta tragicomedia es magistral. Vayamos a conocer parte de la historia.
Nos situamos en el mundo griego, particularmente en la mitología clásica. No sobra recordar que el punto de partida de los mitos griegos los conocemos a través de Homero, después vendrá Hesíodo y posteriormente el amplio universo literario tendrá como punto central los mitos. De hecho, el teatro como género ya sea en su versión tragedia o comedia, nació narrando estos mitos. Por lo tanto, el mito desde un inicio se utilizó como ejemplo educador. En los mitos no sólo nos encontramos con dioses y todo tipo de divinidades, allí también conocemos a los grandes héroes, hombres únicos como Odiseo, Aquiles, Ajax, Teseo, el propio Edipo para quien escribe es un héroe, porque si bien el destino lo destruyó, el sólo hecho que él se resistiera a ese destino e hiciera todo lo que humanamente pudo hacer para evitarlo, ya se me figura a un hombre de voluntad, entereza, y con tintes heroicos. Mas, la cantidad de héroes es enorme. La mayoría de ellos tienen parte de origen divino y parte humano. Dentro de esta gama de héroes se encuentra Perseo. Conozcamos lo esencial de él.
Perseo es hijo de la bella Dánae. Dánae es hija de Acrisio, rey de Argos. En ese mundo regido por oráculos que presagiaban ciertos destinos, a Acrisio le vaticinaron que su nieto le quitaría la vida. Acto seguido, Acrisio encerró a su hija Dánae para que ningún hombre la conociera y poseyera. ¡Imagínese a la atractiva Dánae encerrada y vigilada por dos mujeres día y noche! Así resultaba imposible que alguien pudiera acercársele. No obstante, recordemos que Zeus en este mundo mitológico no sólo es un Dios poderoso, además, es un Dios caprichoso y mujer que desea, mujer que es suya. Basta rememorar que cuando se obsesionó por Leda, quien estaba casada con el rey de Esparta, Zeus se convirtió en cisne y así disfrutó de su belleza. Bueno, pues Zeus ahora desea a Dánae e ingresará a la torre donde está escondida y vigilada. Para poder hacerlo, ahora el Dios ingresa en forma de lluvia de oro y narran que Dánae cómo disfrutaba sentir en su interior esa lluvia de oro. Sentía que explotaba de pasión.
De la anterior pasión vivida, Dánae procreó a Perseo. Al poco tiempo Acrisio se entera del nacimiento de su nieto. Acude al lugar y asesina a las esclavas que cuidaban a su hija, en ese mismo instante mete a su hija y nieto en un cofre y los avienta al mar. El cofre se fue y se fue, y las olas llevaron al cofre a la isla de Sérifos, lugar donde reinaba Polidecto. Este rey los salva, y luego luego se enamora de la hermosa Dánae, más la bella mujer no aceptaba casarse con él. Los años pasaron y la pieza de Emilio Carballido inicia cuando Perseo está cumpliendo veintiún años, es decir, su mayoría de edad. Perseo desde un inicio manifiesta inconformidad por vivir en el palacio del rey Polidecto, reconoce que los han tratado muy bien, pero aborrece que el rey esté encima siempre de su madre. Dánae presiente que el padre de Perseo algún detalle le enviará por haber llegado a la mayoría de edad. Aquí es donde se le aparece a Dánae la diosa Atenea.
Atenea acude a Dánae porque los dioses no hablan con humanos que no tengan los méritos necesarios, Perseo debe ganarse ese privilegio convirtiéndose en héroe. Atenea le entrega una espada que Zeus le envía a su hijo, y la propia Atenea le trae un regalo, sólo que este regalo inigualable viene acompañado con una petición muy difícil de cumplir. La petición consiste en que Perseo debe ir a la isla donde vive Medusa y tiene que cortarle la cabeza. Medusa es una Gorgona, una mujer que en lugar de cabello tenía serpientes y lo peor, que cuando los hombres la miraban, automáticamente se convertían en piedra. Algunos dicen que Medusa antes de convertirse en monstruo, fue una joven muy pero muy bella. Que Atenea por envidia la convirtió en lo que ahora es. Otros apuntan que el Dios Poseidón la poseyó y por este acto Medusa fue castigada. Sea cual sea el motivo, la pobre Medusa resultó víctima de los dioses.
Perseo acepta la encomienda de la diosa. En la obra de Carballido vemos llegar a Perseo al palacio donde viven las gorgonas: Eunala, Estanas y Medusa. Poco a poco el joven se va acercando a estas mujeres, quienes, por cierto, Eunala y Estanas, fungían como adivinadoras. Medusa no podía tener esta función por el problema de que, si la miraban, los hombres se convertían en estatua, entonces, ella sólo fungía como tesorera. Algo que debe quedar claro es lo siguiente: si Medusa se ponía un velo, sin problema alguno podía si así lo deseaba interactuar con ciertos hombres, sin olvidar que antes del castigo impuesto por la diosa, era una mujer bellísima y seguramente seguía siendo muy bella, sólo que con serpientes en su cabeza que provocaban terror, por lo mismo nadie deseaba verla.
Perseo se instala en el palacio de las gorgonas y en una noche se encuentra con Medusa. Platican y empiezan a convivir. Cada quien narra la historia de su vida, en este momento Perseo no sabe que habla con Medusa, ella tiene un velo. Perseo le expresa que desea ser un héroe y uno de sus propósitos es cortarle la cabeza a Medusa:
“Medusa. –¿Para qué quieres ser héroe? Perseo. –Mira, tengo que sacar a mi madre del palacio en que vivimos. No quiero que dependamos de un extraño, como hasta ahora. Medusa. –¿Y por qué no tratas de ser otra cosa? Carpintero, alfarero, poeta…Perseo. –¿Cómo crees? Tengo sangre real. Medusa. –¿Sí? ¿No has estudiado la composición química de la sangre? Perseo. –Ya sé, quiero decir…Tengo posición, rango. Medusa. –Niño, te han llenado la cabeza de ideas curiosas… ¿Qué es posición?… No hay más que un sitio: el que todos los hombres tienen en el espacio y en el tiempo. Superior, inferior: si no los usas como términos físicos, ya no quieren decir nada. ¿Qué es superior? ¿El hombre que mueve una palanca o el que escribe una oda? ¿El que navega o el que escala? No son posiciones, son oficios. Perseo. –¿Y el que gobierna? ¿El que tiene poder para mover cien mil hombres en una dirección? Medusa. –Ése es, tal vez, (muy raramente), el servidor de cien mil hombres. Si no, es sólo un pobre hambriento, con un oficio nebuloso y sin ningún fin. Mira, el hombre está solo y necesita un espejo que le diga; eres alguien, eres bello, eres bueno, vales. Ese espejo es la persona amada. Hay hombres que no saben hallar un solo espejo y buscan muchos. Tienen hambre de ser bellos, fuertes, buenos, tienen hambre de valer y gritan “soy yo”, pero nadie les responde. Consiguen entonces cien mil, o cien millones de hombres, que les digan a gritos eres bello, eres fuerte, vales. Pero nada les basta. Ésos son los gobernantes.”
Perseo se siente maravillado al lado de esa misteriosa y singular mujer. A las pocas horas descubre que es Medusa. Perseo la desea, la ama. Se entera por voz de ella que en un tiempo fue feliz y bella, muy bella, pero que Atenea le impuso el castigo y la convirtió en la Gorgona que es…la historia continúa. ¿Qué sucederá? ¿Se impondrá el amor y la voluntad del hombre?, o, acaso, los dioses estarán por encima de su voluntad y Perseo le cortará la cabeza a Medusa.
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