El pasado 1 de noviembre de 2025 pasará a la historia política nacional como una ruptura trágica en el proceso de la llamada “Cuarta Transformación”. En los últimos siete años, desde el Ejecutivo, el asesinato se ha convertido en una política pública. Bajo la consigna de “abrazos, no balazos”, los aliados del gobierno federal han visto cómo, día a día, las declaraciones del presidente de Estados Unidos —desde su discurso inaugural del 20 de enero— confirmaban que los gobiernos de la 4T son aliados de los cárteles del narcotráfico. Hoy se ratifica la alianza entre los supuestos “incorruptibles” de la farsa transformadora y el crimen organizado.
El asesinato del ex diputado federal por invitación de Morena fue un crimen de Estado. El propio alcalde de Uruapan tenía claro el precio que pagaría por confrontar abiertamente a los cárteles que operan en Michoacán desde hace cincuenta años. No todo es culpa de Felipe Calderón Hinojosa. Gracias a las redes sociales, circulan numerosas declaraciones y entrevistas en las que Manzo asumía la responsabilidad de pagar con su vida por su lucha. El Presidente de México actaulmente piensa que todavia gobierna México, Felipe Calderón Hinojosa, la cientifica no se enterado que ella desde 2024, es el Presidente del pais.
Este crimen modifica la agenda política no solo del país, sino también de nuestra ciudad, Xalapa. El doctor Eduardo de la Torre Jaramillo, pionero y excandidato independiente desde 2013, participó este año como candidato al ayuntamiento de Xalapa. Sin embargo, el organismo electoral de Veracruz, en complicidad con el gobierno estatal, instruyó poner todo tipo de obstáculos para impedir su registro y participación, lo que lo obligó a librar una batalla legal en los tribunales federales, que finalmente le dieron la razón. Manzo había aceptado una invitación para visitar Xalapa y compartir su experiencia como candidato independiente que, con el “Movimiento del Sombrero”, le ganó 4 a 1 a la narco-alianza de Morena. Su asesinato nos privó de conocer su metodología para recolectar firmas y su estrategia de contacto directo con el electorado, siempre criticando a la partidocracia. Cabe recordar que él mismo fue invitado a la diputación federal por el presidente de Morena, Mario Delgado.
Ha sido muy difícil para las candidaturas independientes ganar aceptación en un electorado corrompido por los institutos políticos y el clientelismo. Hoy sabemos, por testimonios de jefes narcos detenidos en Estados Unidos, que millones de dolares del crimen organizado se han invertido para favorecer a Morena en las elecciones. Por eso, el presidente Donald Trump no ha dejado de señalar que México se ha convertido en un narcoestado desde el 1 de diciembre de 2018.
Carlos Alberto Manzo Rodríguez tuvo muy clara su lucha contra el crimen organizado, el cual actúa bajo el amparo del gobierno federal de la 4T. Minutos después de su asesinato, la noticia se propagó por redes sociales: era la noche del sábado 1 de noviembre, durante una verbena popular para el encendido de la vela, donde se congregaba el pueblo, junto con el alcalde, su esposa y sus pequeños hijos. Desde su “mañanera”, el gobierno federal informó que Manzo contaba con escoltas oficiales, una declaración que, lejos de tranquilizar, confirma la responsabilidad del Estado en este artero y cobarde crimen que arrebató la vida a un alcalde de 40 años, con un futuro prometedor en la vida pública y rumores sobre una posible candidatura independiente al gobierno de Michoacán o para la presidencial del 2030.
En los primeros segundos tras el asesinato, circuló en redes que había sido obra de Claudia Sheinbaum. Los mayores de cincuenta años recordaron inmediatamente el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994. Los autores fueron tan brutales que dejaron huellas evidentes que señalan al Estado federal como único responsable.
Se supo que el asesino material fue un joven de 17 años, abatido rápidamente. Seguramente, los jóvenes están convocando a una marcha para el 15 de noviembre. Si el crimen organizado cuenta con jóvenes, también los estudiantes se movilizan para democratizar el país.
La llamada “transformación” enfrenta hoy sus propios demonios. El presidente de México ignoró olímpicamente los llamados de auxilio del alcalde de Uruapan, llegando incluso a burlarse de su antiguo compañero. Desde el 20 de enero, el presidente de Estados Unidos no ha cesado de denunciar la alianza entre el gobierno mexicano y el narcotráfico; en 200 años de relación bilateral nunca se habían escuchado acusaciones así. Y el 1 de noviembre, con el asesinato de Carlos Alberto Manzo Rodríguez, el tigre de la rebelión mexicana despertó. Son los jóvenes michoacanos quienes se organizan para derrotar a la “narco-transformación” que busca destruir las instituciones del Estado mexicano.
La trayectoria de este nuevo héroe mexicano, como ya algunos llaman al alcalde de Uruapan, comenzó en el PRI, al igual que la de millones de mexicanos en la vida pública. Cabe recordar que el 99.99% de los militantes de Morena provienen de ese partido que hoy tanto critican. Luego, fue invitado por Morena a la diputación federal y, como millones de mexicanos, se desilusionó de un narco-partido con aspiraciones dictatoriales. Egresó de una institución de educación superior de la Compañía de Jesús, la misma que en el siglo XVIII educó a Miguel Hidalgo y a José María Morelos y Pavón.
Cada día surge más duda sobre si la señora Sheinbaum es realmente una científica que cursó un doctorado. Sus declaraciones matutinas demuestran una y otra vez que carece de sentido común. Menos mal que se presume su origen étnico, pero qué pena para las mentes brillantes que ha producido el judaísmo. Como polemista callejera es buena atacando a la democracia y a la oposición, y es una gran defensora de violadores sexuales y del crimen organizado al que ha financiado desde 2006 para su narcoproyecto transformador.