*Por Ángel Rafael Martínez Alarcón*
La microhistoria, como enfoque metodológico, reconoce un espacio, un tiempo, una sociedad y un conjunto de acciones que le pertenecen. Es la suma de los detalles, las voces silenciadas y las historias cotidianas que componen el entramado de la historia general. Como bien afirmó Luis González y González en 1973, “la microhistoria permite comprender la complejidad social desde lo local, poniendo en relieve las acciones y los actores que construyen la historia de una comunidad”.
Nacido en San José de Gracia, Michoacán, el 11 de octubre de 1925, Luis González y González fue un historiador cuya obra transformó la forma de entender la historia mexicana desde lo cercano, desde lo comunitario. Hijo de don Luis González Cárdenas, de 92 años, y de doña Josefina, de 86, nieto de Gregorio González Pulido, un hombre que vivió en la segunda mitad del siglo XIX y que fue testigo de la fundación de su pueblo, Luis heredó una marcada identidad familiar y un espíritu inquisitivo y bromista, características que marcaron también su carácter y su obra.
Desde muy joven, González y González mostró interés por comprender las raíces de su comunidad, un interés que lo llevó a la creación de su obra cumbre: **”Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia” (1968)**. Publicado en una época en que la historia mexicana todavía se centraba en las grandes figuras nacionales, su obra abrió una nueva vía, proponiendo que la historia se construye también desde las acciones cotidianas de las comunidades y sus habitantes.
Este libro, que fue su primera publicación bajo el sello del Colegio de México, marca un hito en la historiografía mexicana por su enfoque innovador y su utilización del “chisme” como herramienta de trabajo para rescatar la memoria colectiva. La obra ha sido traducida al inglés y francés, y continúa siendo un referente obligado en los estudios de microhistoria en México y América Latina.
El impacto de González y González se extendió más allá de su obra: su propuesta metodológica favoreció la aparición de una línea de investigación centrada en las comunidades, dando origen a lo que hoy llamamos historia “matria”. En la Universidad Veracruzana, por ejemplo, su influencia fue decisiva en la fundación del Centro de Estudios Históricos, donde surgieron generaciones de historiadores comprometidos con el análisis de las historias locales y regionales, en un espíritu que él mismo promovió.
Su formación académica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras iniciar en la jurisprudencia, le permitió combinar rigurosidad jurídica con un profundo interés por la historia social y cultural. González y González fue, sin duda, un ejemplo de cómo la historia puede ser una herramienta para entender y transformar la realidad desde lo local.
En 1968, en un momento crucial para la historia de México, González y González publicó **”Pueblo en vilo”**, coincidiendo con los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México y en paralelo a los acontecimientos del 2 de octubre de 1968. Su obra supo rescatar la memoria de San José de Gracia en un momento en que la historia oficial tendía a reducirse a los grandes hechos nacionales, proponiendo en cambio una historia desde abajo, desde la comunidad.
Su legado literario y académico ha sido objeto de múltiples homenajes en el centenario de su nacimiento. Diversas instituciones, universidades y medios de comunicación han reconocido su contribución a la historia mexicana, resaltando su método y su visión humanista.
Tuve la oportunidad de conocerlo en un homenaje que el Colegio Nacional rindió a Gonzalo Aguirre Beltrán en Xalapa, y también de conversar con él sobre su obra y su visión de la historia. Su entusiasmo, su sencillez y su pasión por las comunidades rurales quedaron grabados en mi memoria.
**Obras fundamentales y contribuciones**
Entre sus obras más conocidas y relevantes destacan:
– **”Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia” (1968)**: Su obra cumbre, pionera en la microhistoria mexicana.
– **”Invitación a la microhistoria” (1973)**: Un manifiesto metodológico que defiende el estudio de la historia desde lo local y cotidiano.
– **”El oficio de historiar” (1984)**: Ensayos sobre la práctica del historiador y su reflexión metodológica.
– **”Todo es historia” (1989)**: Reflexiones sobre el oficio y la disciplina histórica.
– **Obras de síntesis histórica**, como *”La querella de México”* (1968), *”Los días del Presidente Cárdenas”* (1981) y *”La República Restaurada”* (1997), que enriquecieron la narrativa de los procesos políticos y sociales en México.
– **Biografías**, entre ellas, *”Zapata. El amor a la tierra”* (1985), y *”El patriarca de la patria”* (2003), que muestran su capacidad de acercarse a las figuras históricas con un enfoque humanista y crítico.
Su obra no solo enriqueció la historia académica, sino que también abrió caminos para entender la historia desde las comunidades, las tradiciones y las acciones cotidianas, proponiendo una visión más plural y cercana a la realidad social.
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**En reconocimiento a su legado**
El centenario de su nacimiento ha sido motivo de múltiples homenajes y actividades académicas y culturales. La memoria de Luis González y González continúa viva en las aulas, en sus textos y en las generaciones de historiadores que siguieron su ejemplo.
Personalmente, siempre recordaré su entusiasmo y su humildad, así como su disposición para compartir su pasión por la historia. Gracias a su obra, la microhistoria se consolidó como una herramienta fundamental para entender las raíces profundas de México y sus comunidades.
Su ejemplo y su legado permanecen como faros que iluminan el camino para quienes creemos en la historia como un instrumento de conocimiento, memoria y transformación social.
**Fuentes y enlaces de interés**
– Video homenaje a Luis González y González: [https://www.youtube.com/live/G-fw3laB-qU?si=mnb7dPETORg8fGMQ](https://www.youtube.com/live/G-fw3laB-qU?si=mnb7dPETORg8fGMQ)
– Entrevista y conferencias disponibles en línea sobre su obra y metodología.
Por la memoria, la obra y el pensamiento de Luis González y González, celebramos hoy su centenario y reafirmamos su lugar en la historia de la cultura y la academia mexicanas.*