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El Espejismo del Progreso

by Miguel Angel Cristiani

Por Miguel Ángel Cristiani

Habría que preguntarse si ¿conoce usted a alguna persona o familia que durante los últimos años se encuentra en situación de pobreza y que haya podido abandonar esa situación.? Porque al menos, nosotros si conocemos a varios que al contrario, han pasado a engrosar las cifras de la pobreza.

En el panorama político y social, los números son a menudo utilizados como herramientas de propaganda. Sin embargo, detrás de las estadísticas brillantes se ocultan realidades crudas que merecen nuestra atención. Según los últimos informes, la población con al menos tres carencias sociales ha aumentado de 25 millones en 2018 a 27 millones en 2024. Una cifra que, lejos de ser un motivo de celebración, debería sonarnos como una alarma.

¿Dónde quedaron los supuestos logros del régimen? La narrativa oficial destaca avances, pero los datos cuentan una historia diferente. La carencia por acceso a servicios de salud ha pasado de 20 millones en 2018 a la escalofriante cifra de 44 millones en 2024. Más que un avance, esto es una regresión que pone en tela de juicio la efectividad de las políticas públicas. ¿Acaso se han multiplicado los hospitales? ¿Se han mejorado las infraestructuras? La respuesta es un rotundo no.

Y si esto no fuera suficiente, la población vulnerable por carencias sociales ha crecido de 31 millones en 2018 a 42 millones en 2024. Un aumento que sugiere que, en lugar de reducir la pobreza y las desigualdades, el gobierno está construyendo un panorama aún más sombrío. ¿Qué está pasando aquí?

Algunos podrían argumentar que las circunstancias globales, como la pandemia, han jugado un papel crucial en este aumento. Sin embargo, no podemos permitir que estas explicaciones diluyan la responsabilidad del gobierno. Se han gastado cientos de miles de millones de pesos del erario en programas que, según las cifras, no están cumpliendo su propósito.

Es fácil caer en la trampa de los números, donde los logros son presentados como triunfos rotundos. Pero, ¿qué hay de la realidad en la que viven millones de mexicanos? La salud, un derecho humano fundamental, se ha convertido en un lujo para muchos. Las estadísticas sugieren que, en lugar de mejorar, la situación se ha deteriorado, y la vulnerabilidad se ha expandido como una sombra que amenaza a cada vez más familias.

La ironía está en que, mientras se proclaman victorias, la gente sigue luchando por lo básico: acceso a salud, educación y una vida digna. La diferencia entre la retórica oficial y la realidad cotidiana es abismal. Necesitamos un cambio de rumbo, una reevaluación de las políticas que realmente impacten y beneficien a la población.

Así, el supuesto logro más presumido por el régimen, que costó cifras astronómicas, resulta ser, en el mejor de los casos, un espejismo. Y en el peor, una burda mentira. La realidad es que la pobreza y la vulnerabilidad están más presentes que nunca. La pregunta es: ¿seguiremos permitiendo que nos vendan ilusiones mientras la verdad esconde un rostro desolador?

Es hora de despertar, de exigir cuentas y de transformar la frustración en acción. Porque al final, los números son solo eso: números. Lo que realmente importa son las vidas que hay detrás de ellos.

Las políticas que han fallado, según los datos oficiales:

  1. Programas de Salud Pública: A pesar de la inversión en salud, el aumento en la carencia de acceso a servicios de salud de 20 millones a 44 millones sugiere que los programas no han logrado mejorar la infraestructura médica ni la disponibilidad de servicios.
  2. Iniciativas de Bienestar Social: Los programas destinados a reducir la pobreza y las carencias sociales, como las transferencias directas, han mostrado resultados limitados. El aumento de la población vulnerable de 31 millones a 42 millones indica que estas medidas no han sido efectivas para mejorar las condiciones de vida.
  3. Educación y Capacitación: Las políticas de educación y capacitación laboral no han sido suficientes para empoderar a las comunidades y reducir la desigualdad social. La falta de acceso a una educación de calidad contribuye a perpetuar el ciclo de la pobreza.
  4. Desarrollo Regional: Las estrategias para impulsar el desarrollo económico en áreas marginadas no han demostrado un impacto significativo, lo que ha llevado a un aumento en las carencias sociales en diversas regiones del país.
  5. Acceso a Servicios Básicos: Las políticas de infraestructura para garantizar el acceso a agua potable, saneamiento y electricidad han sido insuficientes, exacerbando las carencias en las comunidades más necesitadas.

Lo cierto es que la falta de efectividad en estas políticas ha llevado a un incremento en las carencias sociales y a un deterioro en la calidad de vida de millones de mexicanos. Es imperativo revisar y ajustar estas políticas para abordar las necesidades reales de la población.

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