Informo que personas ajenas a mi despacho y sin mi autorización o consulta, están recabando firmas para la demanda de amparo contra el gasoducto, y la están recibiendo en la librería la Rueca de Ghandi, y están recibiendo las mismas con la afirmación que me serán entregadas, esa recepción de ninguna forma la autorice y en su caso pueden estar desvirtuando la causa, por lo antes expuesto expongo que no soy responsable del mal uso que den a dichas firmas, y que la recepción de firmas solo llevaré al cabo personalmente y en lugares públicos y en presencia de ciudadanos y previamente agendada la fecha. Atentamente abogado Rafael Hernandez Matias.
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Rúbrica
Saldos y sorpresas de la elección
Por Aurelio Contreras Moreno
Muy reveladores resultados arrojó la elección de este domingo en Veracruz, donde estuvieron en disputa los 212 ayuntamientos del estado.
En primer lugar, es de destacarse la aplastante victoria de la coalición PAN-PRD, que al cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares se alzó con la victoria en 112 ayuntamientos, muy lejos de los demás partidos, y además recuperando el puerto de Veracruz y restableciendo el “corredor azul” hasta la ciudad de Córdoba.
Al final del día, al gobernador Miguel Ángel Yunes le alcanzó con el encarcelamiento de duartistas para mantener el apoyo de la población en la mayoría de las ciudades de la entidad, con todo y que en los demás rubros de la vida cotidiana de Veracruz los resultados son más bien pobres. Amén de que el gobierno estatal operó con todo para obtener estos resultados, aunque ahora lo nieguen.
Por el lado del PRI, la caída de este partido era esperada. Apenas logró sacar la victoria en 39 municipios, tanto en coalición con el Partido Verde como por su cuenta, lo que por donde se le quiera ver es una dura derrota para el hasta hace poco partido hegemónico del estado.
Sin embargo, la verdad es que pudo ser peor. El PRI alcanzó a rescatar plazas importantes como las de Perote y Orizaba, así como otras demarcaciones medias y pequeñas, sobre todo en el norte del estado, que lo mantienen con vida.
El caso de Morena tiene tintes ambivalentes. Por un lado, no se cumplió con el augurio de que este partido arrasaría en la elección, ya que apenas ganó en 17 municipios, lo que demuestra que en su crecimiento de las dos elecciones pasadas influyeron factores que ya no existen en el escenario político de Veracruz. A nivel estado está tomando su real dimensión.
Sin embargo, la victoria de los candidatos de Morena en ciudades tan importantes como Xalapa, Coatzacoalcos y Poza Rica le brindaron a ese partido no sólo una muy importante cantidad de votos, sino la posibilidad de acceder al manejo de enormes recursos presupuestales con los que podrán operar las elecciones de 2018 en condiciones más favorables que las de este año.
Pero más allá del resultado final oficial de la elección, que se sabrá hasta el miércoles cuando se lleve a cabo el cómputo municipal en los 212 consejos electorales, en los diferentes partidos ya tienen la mira puesta en lo que sigue: la sucesión por la gubernatura en 2018.
Por el lado del PRI, tanto el senador José Yunes Zorrilla como su homólogo Héctor Yunes Landa reiteraron su intención por buscar la candidatura de su partido a la gubernatura. El primero, convocando a la reflexión del priismo sobre su situación actual, que definitivamente no es buena aunque haya evitado la debacle total que se esperaba. El segundo, con aires triunfalistas, como si el PRI no sufriera esa severa crisis que lo obliga a replantearse como opción política con viabilidad real. Y apareció un tercero en discordia, el alcalde de Orizaba Juan Manuel Diez, quien a pesar de no tener proyección estatal, encabeza una administración que cuenta con la aprobación de los habitantes de su ciudad y que podría ser presumido por el PRI como un ejemplo de que no todos sus gobernantes hacen pésimos gobiernos.
En el PAN, los buenos resultados obtenidos catapultan las posibilidades de que el alcalde de Boca del Río Miguel Ángel Yunes Márquez sea el “delfín” de su padre por la gubernatura, ante un panismo que luce postrado ante esta corriente política que, con todo, funciona bien en lo electoral, y que lo más probable es que vuelva a sumar al PRD a su causa, pues de esta manera el Sol Azteca evitó desaparecer en Veracruz y ha logrado posiciones de poder que nunca antes había tenido.
A menos que Andrés Manuel López Obrador se saque de la manga un tercero en discordia, el abanderado de Morena a la gubernatura saldrá de entre los diputados federales Rocío Nahle y Cuitláhuac García, en cuyas cabeceras distritales este partido arrasó. Aunque si quieren tener posibilidades de ganar en 2018, tanto el Gobierno de Veracruz como la Presidencia de la República, tendrán que bajarle a la soberbia que los caracteriza y establecer alianzas que les sumen votos, con partidos y organizaciones sociales. De otra forma, les sucederá lo del Estado de México.
En política, ninguna derrota es para siempre y ninguna victoria es eterna. Comienza un juego nuevo. Veremos qué cartas trae cada quién.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
De Interés Público
Emilio Cárdenas Escobosa
Las elecciones o los Juegos del Hambre
Los comicios municipales de este domingo en Veracruz serán recordados como los más sucios y violentos en mucho tiempo. Levantones a candidatos, agresiones, domicilios y automóviles baleados, supuestas amenazas de bomba y un rosario de irregularidades y maniobras claramente orientados a infundir miedo en el electorado y alejarlo de las urnas. Pues de esa forma se facilita, siempre, que sean el voto duro de los partidos y los votos comprados los que definan los resultados
Si bien es cierto que con los datos con que se cuenta luego del cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares hubo un reparto de poder entre las fuerzas políticas con presencia en Veracruz, donde todos se llevaron algo y aun tres candidatos independientes se alzaron con triunfos en igual número de municipios, el pretendido orgullo por la calidad democrática de los comicios queda en entredicho cuando se observa la guerra sin cuartel que se libró en la mayoría de los municipios para asegurarse a como diera lugar victorias.
Ello sin contar con las denuncias por el hallazgo con bodegas de despensas, la indiscriminada compra de votos y todo el catálogo de irregularidades que contradicen el discurso del respeto a la ley, del fortalecimiento de la democracia, y el dicho de que hubo un clima de tranquilidad absoluta o que fueron históricas y consolidan la democracia en la entidad.
Ante ese panorama queda claro que de poco sirve que existan normas, instituciones, tribunales y todo un complejo entramado legal para dar cauce pacífico y apegado a derecho de la competencia política. Andamiaje jurídico e institucional que cuesta mucho dinero y que costó largos años construirlo para que las elecciones fueran cada vez más confiables, equitativas y transparentes. Que fueran fuente de legitimidad y no de conflicto.
Sin embargo, a la vista del desarrollo de los comicios municipales en nuestro estado y los que se realizaron en otras entidades, destacadamente en el Estado de México, queda de manifiesto la regresión que hemos experimentado en los años recientes en la materia. Hemos pasado del optimismo al desencanto democrático.
Porque una vez concluidas las campañas, donde todos buscan mostrar lo mejor de sí para atraer al electorado, a la hora cero, en el momento de la disputa por los votos, esto es, en los tres días previos a la votación y en la propia jornada electoral, los actores políticos, partidos, candidatos y gobiernos, en su gran mayoría, se trasforman y muestran el cobre.
Queda atrás sin recato ni pudor el discurso del compromiso democrático, de la no intervención en las elecciones, de la legalidad, y se lanzan a una lucha descarnada para ganar al costo que sea. No importa si deban usarse programas sociales, comprar credenciales de elector, amedrentar a ciudadanos y candidatos, usar operativos de reparto de bienes diversos y franca compra de votos.
Todo ellos a la vista de los órganos electorales que son incapaces de frenar esto atrapados en la conveniente reglamentación e hiperregulación existente, donde se acaba turnando todo a la ventanilla de quejas o, en su caso, a las fiscalías y ministerios públicos donde se reciben las denuncias y se investiga con la lentitud debida para que no pase absolutamente nada. Así sucede y abundan las pruebas que acreditan lo anterior.
En consecuencia, gana el que mueve más dinero para comprar voluntades
Ah, pero que tal, una vez pasadas las votaciones y luego de conteos rápidos o programas de resultados preliminares o aun de los cómputos oficiales, todos regresan al papel de celosos demócratas. ¡Ay de aquel que ose cuestionar todo este entramado!
Por ello, quien se aparte del guion oficial será calificado de mal perdedor y de renegar de los ritos democráticos. Será juzgado y condenado severamente por voceros partidistas o gubernamentales, opinadores, intelectuales orgánicos, medios al servicio del poder y sus locutores estrella.
Quien disiente de esos “arreglos” democráticos es disfuncional y merece el rechazo social, pues no tiene cabida en la competencia democrática a la mexicana.
Ese es, sin más, el juego electoral en tiempos de la restauración del PRI en el gobierno federal o del gobierno del cambio en su versión local.
Un juego en el que todos ganan, sin duda, y que funda su éxito en la desinformación, la apatía de la mayoría de la gente que prefiere no salir a votar, en el conformismo o en el embrutecimiento que causa la pobreza en las grandes masas que prefieren vender su voto o canjearlo por una tarjeta o una despensa.
Todo, claro, con sus honrosas excepciones, cuando el hartazgo o la conciencia llegan a ser más fuertes que esos arreglos o esas inercias.
Pero la regla general es clara: las elecciones las han convertido en nuestros juegos del hambre.
Astrolabio Político
El caballo negro; inicia campaña por Veracruz Por: Luis Ramírez Baqueiro
“A mí juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz.” – Whitman.
A partir de este lunes comienza la carrera por la Presidencia de la República y también la elección del candidato priista a la Gubernatura del Estado de Veracruz quedará entre el jaloneo de los dos virtuales candidatos a la contienda por nuestro estado, dos actores políticos eternos: los senadores Héctor y Pepe Yunes quienes pactaron con la Entidad como si el destino de los veracruzanos fuera de su propiedad, por cierto. Ante la confrontación que está por venir y que los actores políticos auguran como imposible de pactar, por la ambición de Héctor y la tibieza de Pepe, no habrá nada para nadie y se perfila una tercera opción, un caballo negro que será destapado y que saldrá a la luz en cuanto lo crean conveniente: Juan Manuel Diez Francos, actual presidente de Orizaba. Y es que vea usted de ser el candidato de unidad del PRI, Diez Francos no está ni estuvo relacionado en ningún momento con Javier Duarte, principal requisito para ser candidatiable por el PRI, además tiene buena imagen pública y el Gobierno Municipal que encabeza ha arrojado resultados en obra pública, servicios y transparencia del gasto. Con esto, la balanza del PRI quedaría garantizada y sin confrontaciones entre los dos senadores que tanto han dividido al partido. El alcalde de la pluviosilla tampoco ha sido ajeno a su futuro político y ha tenido cuatro años para pulir su imagen, también tiene buena relación con los medios y a través de la Fundación “Orizaba propone” que dirige su esposa ha resaltado la labor altruista a través del apoyo a niños con cáncer, imagen positiva que tanto necesitan los veracruzanos para decidir su sufragio en los próximos comicios. Por si son peras o son manzanas, el director del grupo empresarial Diez-Fénix que incluye concesionarias de autos, plazas comerciales, y supermercados en Orizaba, también tiene la imagen de empresario, de aquellos que dan la apariencia entre el electorado de no incursionar en la política por intereses monetarios sino por buscar el bien común. Una imagen similar a la de él pero en Xalapa tiene Ricardo Ahued, prominente xalapeño que hubiera sido el único en conservar Xalapa para el PRI. Volviendo al tema, al cierre de esta edición la delantera en Orizaba para la presidenta municipal la llevaba la morenista, Guadalupe Fuentes Barco dejando de lado al gallo del alcalde, Igor Rojí López, pero esto más allá de restarle puntos Diez Francos lo hará empeñarse en superar la adversidad tal como lo hizo cuando fue elegido como presidente municipal de Orizaba, tras haber sido destituido del cargo el anterior candidato, Víctor Castelán Crivelli en 2007 por el Tribunal Federal Electoral y haber sido elegido como candidato una semana antes de la elección y ganador por muchos votos de la Presidencia de Orizaba.
Sextante El que se quedó solo es el dirigente del PRI en Veracruz Renato Alarcón Guevara pues todos los muertitos del partido moribundo se los cargaran a él. Renato con las manos atadas será el que se quede a afrontar las consecuencias de la desarropada elección municipal del PRI en Veracruz, pues la delegada del CEN del PRI, Lorena Martínez ya tiene sus maletas listas para irse en las próximas semana a su natal Aguascalientes donde pretende lanzarse por la candidatura a la senaduría tras su pésima actuación en Veracruz. Martínez solo acudió a pelear por un pequeño coto de poder y a boicotear todos los planes de Alarcón por sacar adelante al partido. Ya veremos si ahora ya de vuelta en tierras hidrocálidas ahora si es profeta pero allá en su tierra.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com Twitter: @LuisBaqueiro_mx |
#Veracruz Militante panista, avergonzado por la forma en que están comprando votos.
En una acción que se visualiza desesperada y usando de pretexto a la empresa de radiodifusión propiedad de su candidata a la alcaldía de Xalapa, la alianza PAN-PRD estacionó un tráiler con equipo de sonido frente a Palacio de Gobierno y, con el apoyo de agentes de Tránsito del Estado, está procediendo a montar bocinas, plataforma, luces y demás.
El vehículo tiene los logotipos de la empresa Avan Radio, el consorcio de comunicación propiedad de Ana Míriam Ferráez y su familia.
Durante el día se han reportado operaciones de mapachería electoral por parte del PAN-PRD en la ciudad, como la compra de votos, el trabajo de decenas de taxistas que pagan por los votos, operadores que en ciertas casillas están pagando por los sufragios y colaboración de la policía estatal para respaldar esas acciones.
La autorización del gobernador es obvia, porque a las 12 y media aproximadamente llegó al café La Parroquia de Enríquez y Tránsito del Estado depende del Poder Ejecutivo.
En el seno del OPLE, a las 2:00 PM, a incitativa de Morena, los consejeros abordaron el asunto criticando que se hubiesen instalado esos aparatos. Solicitaron un servicio de oficialía electoral para que se verifique y se retire porque afectaría la equidad en la competencia electoral.
Taxis están operando en el parque Murillo Vidal, en la parte posterior del Hotel Xalapa, donde está el reparto de despensas a favor del PRI; en la Central de Abastos, en la colonia Revolución, entre otros.
También se informa que en El Tronconal y El Castillo personas disfrazadas de funcionarios del INE están retirando sus nombramientos a los representantes de partido.
con información de: http://sociedadtrespuntocero.com
PROCESOS ELECTORALES: PERVERTIDOS Y
FALSEADOS.
Por Francisco Berlín Valenzuela*
Los estudiosos del Derecho Electoral hemos dedicado muchos años de nuestra vida a exaltar las virtudes de éste campo del mundo jurídico. Lo entendemos como el instrumento normativo de la democracia. Por eso, contemplar el contraste existente entre sus nobles fines y las y patologías que presenta la vida electoral de nuestro país, resulta desalentador. Las prácticas cotidianas -más reiteradas-, por la mayor parte de sus principales actores dejan mucho que desear y no tienen nada que ver con el propósito de avanzar en el fortalecimiento de nuestra endeble democracia. Para conmover su aparente inconciencia deberían de tener presente un hecho por demás alarmante: cada vez, un mayor número de mexicanos parece desilusionarse del modelo democrático. Ojalá que -cuando menos por curiosidad-, consulten los informes contenidos en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ahí podrían advertir -a través de las cifras asentadas-, el hartazgo y el desencanto existente por esa forma de dirimir la disputa por el poder. La democracia está en riesgo. Créanlo. Afirmarlo no es una forma de llamar la atención, o una manera de llenar las líneas de un artículo editorial.
Cuando decimos que los procesos electorales se pervierten y falsean por las prácticas, vicios y manipuleos, queremos referirnos a que, en su esencia, están faltando a la ética política y a la legalidad, provocando que dejen de ser verdaderos instrumentos normativos con los que se decide la contienda electoral. Pero todavía más, que su ilegitimidad ética de origen contamine el modo de vida democrático al que se refiere nuestra constitución en su artículo tercero.
Los académicos hemos conceptualizado al Derecho Electoral como una rama del Derecho Constitucional, fuente primaria de donde deriva su contenido y principios. En ese contexto, el derecho electoral “establece el reclutamiento democrático de un cierto número de los órganos del Estado”, y debería de ser utilizado en forma eficaz para asegurar una representación auténtica, legítima e incuestionable de los miembros de aquellos órganos que se integran mediante un proceso de decisión de los electores.
Desde un punto de vista estrictamente jurídico, el derecho electoral es el conjunto de normas que regulan los procedimientos para que a través del voto se decida la designación de los gobernantes que conforme a la ley, deben ser electos por los ciudadanos.
El derecho electoral desarrolla los siguientes temas centrales de la democracia: elecciones, representación, partidos políticos, participación popular, control de la actividad de los gobernantes, garantías del voto libre, entre otros. Su regulación se encuadra en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en donde se establecen los principios rectores que deben de ser observados.
En una breve exposición de algunas de las principales instituciones contempladas en la normatividad que regula a nuestra democracia, es conveniente señalar que en el artículo 41 constitucional, apartado A, se establece: que “el Instituto Nacional Electoral es un organismo público autónomo dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los términos que ordene la ley.
En esa previsión se apunta que: el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad serán principios rectores”.
Este artículo no tiene el propósito de hacer un análisis minucioso de los aspectos jurídicos fundamentales del derecho electoral mexicano, pero si intenta referir a algunos puntos que -me parece-, resultan suficientes para motivar algunas reflexiones. Son los que, en la práctica, advierten los ciudadanos sobre el comportamiento de los actores que intervienen en la realización de las elecciones y se centra en las razones que han dado lugar a que exista una manifiesta desconfianza, desprestigio y alejamiento de los postulados democráticos que deberían de ser celosamente observados por todos los funcionarios electorales y por los partidos políticos participantes.
Es muy probable que muchos de los lectores estén convencidos de que el acatamiento de los principios rectores de los procesos electorales en nuestro país constituyen una verdadera falacia, pues todos hemos sido testigos -durante muchos años-, de la manipulación que se ha venido haciendo al permitir que se lleven a: cabo conductas inciertas por falta de seguridad jurídica; ilegales por no ser acordes a lo establecido por las leyes vigentes; y en no pocas ocasiones hasta hemos presenciado intentos por constituir normas que son contrarias a lo preceptuado por la propia constitución.
Es de puntualizarse el hecho de que después de más de tres lustros de haber ocurrido la primera alternancia política en la presidencia de la república, no se haya podido lograr la consolidación de la confianza de la ciudadanía en los procesos electorales, y que tampoco hayamos sido capaces de instaurar prácticas confiables para crear certidumbre en la realización de las elecciones.
Por otra parte, resulta cuestionable la publicidad que tienen que emitir los órganos electorales para convocar a la participación ciudadana, cuando debería de ser una intervención menos inducida, si se estuviera en la convicción de que los comicios constituyen una verdadera “fiesta de la democracia”. Sobre todo porque en varias partes del país -pese a las carretadas de dinero invertido-, el abstencionismo va en aumento. Ni que decir del presupuesto que se aplica para que los partidos políticos funcionen y/o traten de concertar la preferencia del electorado. Además de que resultan poco transparentes las medidas y los controles establecidos, se tiene la percepción de que los grandes beneficiados del sistema político mexicano son los partidos, en virtud de que reciben grandes cantidades del erario público sin aclarar -de manera indubitable-, la forma en que se gastan las participaciones económicas otorgadas.
Por cuanto hace al principio rector de la independencia que debe de existir en la función electoral para que se lleve a cabo sin sometimiento a los poderes del Estado, es manifiesta la intervención -sobre todo del poder ejecutivo-, con la complacencia de los partidos políticos representados en las cámaras de diputados y de senadores, cuando se trata de seleccionar y nombrar a los funcionarios que van a integrar los órganos electorales.
Lo mismo podríamos decir del principio de objetividad -tan estrechamente ligado al de independencia-, pues las autoridades electorales que realizan las elecciones no mantienen sus criterios pensando en la claridad, la certeza y la aceptación que el electorado debe tener sobre sus actos. En muchas ocasiones la ausencia de una actuación institucional ha producido opiniones interesadas y parciales que afectan la existencia de este principio.
Las anteriores consideraciones, no son ajenas a los procesos electorales que se están llevando a cabo para elegir a tres gobernadores en los estados de México, Coahuila y Nayarit, así como en los 212 municipios de Veracruz para integrar sus ayuntamientos. En todos estos procesos se han presentado algunas de las más negativas conductas por parte de los partidos políticos participantes y de parte de varios candidatos que no han dudado en realizar acciones para ensuciar las campañas, constituyendo preludios de posibles fraudes electorales y de actitudes violentas que se pensaban estaban ya superadas. Se ha dado paso a una guerra entre adversarios para tratar de exhibir sus vicios, corrupción, defectos -y problemas personales-, sin reparar que estamos ante un electorado desconfiado y con un profundo hartazgo por el proceder de partidos con los que ya no se identifican. En ese contexto, uno de los efectos más importantes a estudiar después de los comicios será observar la aceptación registrada por los candidatos independientes.
Las lecciones que dejarán al electorado mexicano los próximos comicios del 4 de junio, deberían de conducir a efectuar una revisión profunda del sistema electoral mexicano, poniendo énfasis en atacar las causas de las patologías políticas que generan tanto descontento y desconfianza. Será necesario revisar, por ejemplo: la institución de la representación proporcional; la necesidad o la conveniencia de la implementación de la segunda vuelta electoral para tratar de producir gobiernos con mayorías claras y triunfos indiscutibles; la reducción del financiamiento a los partidos políticos para limitar el enorme gasto que el estado hace en esta materia; el fortalecimiento de las candidaturas independientes, mediante el establecimiento de reglas más equitativas que hagan posible la participación igualitaria de los ciudadanos con respecto a los partidos políticos. Todo ello, con el propósito de ir avanzando en una real consolidación democrática.
De no realizar los cambios que las circunstancias políticas del país demandan para mejorar los procesos electorales, nuestra sociedad podría comenzar a experimentar -muy pronto-, formas de expresión de disidencia política no-institucional. Por su parte los dirigentes de los partidos políticos pudieran comenzar a registrar un alejamiento -todavía mayor-, de sus partidarios y miembros, quienes cansados del abuso que han visto, se ha venido cometiendo -a lo largo de tantos años-, ahondaran la dispersión, el cambio de filiación o -de plano-, terminaran por incrementar la apatía que ya presenta una gran parte de la ciudadanía. El enriquecimiento que han experimentado muchos de los líderes que ellos -con su apoyo y militancia-, encumbraron, constituye el caldo de cultivo que alimenta el cansancio y el hartazgo que caracteriza el ambiente preelectoral.
Después de las elecciones del próximo domingo, seguramente se hará evidente la necesidad de una profunda transformación electoral que solo será posible con el cambio de las reglas para elegir a los gobernantes en el futuro mediato.
México lo necesita y seguramente será para bien de la democracia mexicana.
Analista político. Autor de libros sobre Derecho Electoral y Derecho Parlamentario. Profesor- Investigador Emérito de “El Colegio de Veracruz”. Receptor de la Medalla Defensor de la Libertad y Promotor del Progreso otorgada por el Club de Periodistas de México, A.C. (2016)
Fotografía: Blogexpediente.com.mx
En las elecciones del próximo domingo 4 de junio se juega mucho más que tres gubernaturas en el país y 212 presidencias municipales en el estado de Veracruz.
Para el gobierno de Enrique Peña Nieto y para el sistema político priista en general, los comicios de este domingo pueden representar su funeral como opción de gobierno. El repudio a las prácticas corruptas que han distinguido al priismo niveles parece haber llegado a un punto de no retorno, una debacle que sólo podría ser detenida, momentáneamente por lo menos, a través de la operación de la maquinaria del sistema que, a pesar de todo, aún funciona cuando se le echa a andar.
Sin embargo, esta vez ni eso podría ser suficiente para que el PRI salga bien librado. Salvo en Coahuila, donde la oposición aún no es tan fuerte y el priismo aún tiene una oportunidad de ganar sin tanto apuro, en el resto de las entidades en disputa se encuentra al borde del precipicio.
En Nayarit es prácticamente un hecho la victoria del candidato del PAN-PRD-PT Antonio Echevarría García. Y en el Estado de México, por primera vez en su historia el PRI está en serio riesgo de perder la gubernatura frente al Movimiento de Regeneración Nacional.
Una derrota del Revolucionario Institucional en territorio mexiquense, su último gran bastión y la tierra natal del actual Presidente de la República, significaría la expedición de su acta de defunción adelantada, pues su salida de Los Pinos el año entrante sería casi inevitable.
Pero aun cuando por arte de la “alquimia electoral” el priismo pudiera sacar la victoria en el Estado de México, esta sería invariablemente por un muy pequeño margen de diferencia, lo que en los hechos también representaría una derrota frente al lopezobradorismo, máxime si se toman en cuenta las limitaciones personales de la candidata de Morena, Delfina Gómez, que sin la figura de Andrés Manuel López Obrador a su lado jamás habría llegado hasta donde está, como sucede con casi todos los candidatos de Morena en el resto de los estados.
En Veracruz no se juega la gubernatura, pero el resultado de los comicios es tan importante como el del Estado de México. Con todo y que diferentes análisis sobre los escenarios del 4 de junio vaticinan una catástrofe para el PRI, al que si bien le va ganaría unas 40 presidencias municipales, principalmente en la zona norte, también auguran una caía de la alianza PAN-PRD, producto del desgaste y la decepción por la falta de resultados del gobierno estatal, y en casos como el de Xalapa y otras de las principales ciudades de la entidad, como una revancha por los despidos masivos de burócratas que ejecutó el yunismo al inicio de la presente administración.
Nuevamente, es Morena el partido que podría dar el campanazo ganando la mayoría de las alcaldías, colocándose también en posición de disputar seriamente la gubernatura veracruzana en 2018, cuando además esté en juego la Presidencia de la República y su líder máximo, Andrés Manuel López Obrador, aparezca en las boletas, lo cual siempre ha ayudado a todos los candidatos que lo acompañan.
Lo que está de por medio este 4 de junio es la reconfiguración del espectro político de la República Mexicana para los próximos años, así como la supervivencia de un régimen que parece haberse agotado por completo, pero para cuya sustitución no existe una propuesta realmente viable, que aglutine en torno suyo el consenso de todo el país.
Una sociedad fragmentada saldrá a decidir este domingo. Ojalá que la división no se convierta en quebranto.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras