* Tortura y mata en las cárceles * Mujer policía que patea * El crimen del regidor * Renato y la represión * Amenaza a Eva Cadena * Si regresa, van a “darle en la madre” * Granadas de fragmentación en el sur * Las mentadas de Belem * Y sus lagunas mentales * SEV: el marcelismo inunda la nómina
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
21 de agosto de 2017
Agreste su serranía, imponente, Las Choapas fue nido de matones, su refugio y su guarida, ocultos los violentos para burlar la ley y para evadir a otros sicarios contratados para cortarles la vida. Hoy, la sangre la derraman ellos, los malos, y la policía municipal.
Por años gobernó la ley de la selva, los caciques del petróleo, y con ellos los asesinos que por encargo van por sus víctimas y regresan a sus chozas, como si matar fuera un ritual santo, concentrando violencia sin par en Veracruz.
Y luego llegó el tronquismo que usó el poder para servirse y saciar ambiciones y revanchas, empleando la fuerza pública para reprimir y someter al pueblo, a los adversarios, a quienes disentían, mientras el atraso social decía “aquí estoy” y las fortunas de nuevos ricos surgían de la nada, asociadas a lo malo y a lo peor.
Por ahí se trafican droga y migrantes, impunes las bandas criminales que se adueñaron del territorio choapense, en un corredor que viene desde Tabasco y Chiapas, tocando el Veracruz que colinda con Oaxaca hasta empatarse con las zonas primera y cañera para seguir al norte.
Es Las Choapas tierra impune, administrada por los caciques políticos, rufianes que acceden a la plenitud del poder y ahí comienza el desvarío y la pérdida de razón, un Renato Tronco que habrá abrevado en La Ley de Herodes como Biblia de sus desenfrenos y excesos, el atropello al indefenso, la felpa en prisión al que saliendo ha de morir.
De la mano de Renato Tronco fue el crimen de Alfredo Pérez Juárez, el regidor panista con quien construyó el proyecto para alcanzar la alcaldía y una vez en ella, desde la presidencia municipal, comenzó el asedio, el linchamiento público, la ofensa y la descalificación hasta la noche infausta en que a punta de bala lo sacaron de la vida.
Ese crimen lo envió a los brazos de Fidel Herrera Beltrán. A cambio del perdón, de no ser desaforado ni enjuiciado, el edil respondón, altivo, echador, se convirtió el perro faldero del sultán de Nopaltepec, su “mejor guerrero”, su cómplice en el fraude electoral y financiero y, por encima de todo, en el administrador del corredor en que a los migrantes se les trafica y a la droga se le trasiega.
Lo demás se cuenta solo. Renato, con poder, es sádico. Mítines y protestas de hombres y mujeres que llevan niños con ellas, de ancianos con espíritu de lucha y, sobre todo, dignidad. Y a una voz les llega la represión, golpeados por la tropa policíaca, apaleados, gaseados, reponiéndose a duras penas en una cama de hospital.
Otros sufrieron el levantón. Sus verdugos no fueron malosos sino la policía municipal. Pararon en la cárcel, les dieron una tunda. Y todavía los hicieron pagar una multa.
Al maestro Duque —Miguel Ángel Castillo Duque— no le fue mal, le fue de muerte. Reclamó que a un menor, por un problema familiar, lo confinaran a pasar en custodia una noche tras las rejas. Alegó, se encrespó. Recibió una golpiza. Días después, lo que es la casualidad, murió. Murió por un derrame cerebral. Murió de causas naturales, según registró el dictamen oficial.
Usaba Renato Tronco a la policía, las patrullas, la logística, para su beneficio personal. Guardias para él, guardias para su mujer, guardias para su recinto de operación política, guardias en eventos de playa aunque ahí no haya playa.
Proclive al crimen es la policía de Las Choapas. Hoy los casos alarman. Si no matan a golpes a un reo en una cárcel de una congregación, hay denuncia por acoso sexual y laboral, o el caso del detenido que casi es degollado por el exceso de golpes, torturado casi hasta el límite de su vida, o la enferma mental con uniforme policíaco que tunde a golpes a un detenido que, indefenso, trae las esposas en las manos.
Brutal, terrible, aquel día, 15 de enero de 2015, en que por escandalizar en la vía pública, Gonzalo Hernández Esteban fue detenido. Lo llevaron a una prisión en Ixtacomitán. Horas después debió ser trasladado a Coatzacoalcos donde falleció.
A golpes le dañaron sus órganos, el páncreas, el hígado, cercenada su vida por los excesos de los policías que lo tenían bajo su resguardo.
Justificó la muerte el director de la Policía Municipal de Las Choapas, Eugenio Palma Arjona: Tenía dolores de hígado de “tanta caña y cerveza que tomaba”.
Y negó que sus oficiales lo hubieran matado a golpes.
Pronto huyó. Pronto se le declaró cómplice del asesinato, de encubrir a sus policías criminales.
Otros casos son actuales. A ellos se refiere INFORME ROJO, el 16 de agosto:
“A ellas dos, policías municipales de Las Choapas, las agravió su superior. Un día, Antonino Gómez Ezquivel, su jefe, su director de la policía municipal, las llevó consigo y en un fiestón donde hasta militares hubo, las conminó a ser “damas de compañía”. Ocurrió en el rancho del alcalde Marco Antonio Estrada Montiel.
“Ebrio, armado, pretendía que convivieran con los efectivos del 44 Batallón de Infantería. Y las dos lo denunciaron por acoso sexual-laboral.
“Segundo caso: policías a cargo actuaron con fuerza bruta y se les pasó la mano. Detuvieron el domingo 13 a dos jóvenes que presuntamente habían intentado robar en una vivienda. Uno de ellos paró en el hospital con una cortada profunda debajo del mentón, casi degollado, producto de la tortura a que lo sometieron los subordinados de Antonino Gómez Ezquivel.
“Tercer caso: Carlos Mario Aguirre Domínguez intentó evadir una revisión de rutina. Fue apresado por elementos de la Policía Municipal, reportado como sospechoso en las cercanías de la tienda Dipepsa.
“Esposado, controlado, caminaba junto a los elementos que cumplían con su labor. A su encuentro sale una policía alevosa, prepotente, cargada de ira. Se trata de Yeni Hernández, quien lo abofetea y patea ante la mirada cómplices de los elementos policíacos.
“A la distancia, algunas voces se escuchan. Son los reproches de los testigos que con su teléfono celular captan la escena, y luego la suben a las redes sociales, y luego se vuelve viral”.
Se reedita su historia violenta. Y lo más grave es no saber de qué se está hablando, cuando no se sabe qué es peor, o quién es peor: la delincuencia o la policía.
Y el silencio del alcalde Marco Antonio Estrada Montiel, que va de fracaso en fracaso en el tema de seguridad, en uno de los municipios más violentos de Veracruz.
De tantos agravios, de tanta barbarie, resultan ser iguales. Sólo que uno, la Policía, debía ser garante de la seguridad.
Fue Las Choapas refugio de matones. Es tierra violenta y la policía, su policía siniestra, es criminal.
Unos pegan, otros levantan, otros matan.
Archivo muerto
Ronda la sangre a Eva Cadena. Le allanaron su hogar y ahora la amenaza. Cuatro empleados suyos, a bordo de una camioneta de su empresa, son interceptados el viernes 18. Un par de tipos armados, uno con pistola, el otro con escopeta, los hacen descender del auto. Los someten. Tendidos sobre la carretera, boca abajo, alcanzan a escuchar: “Díganle a Eva Cadena que estamos esperando que regrese para darle en la madre”. Uno de los hombres actúa violentamente contra uno de los empleados, pero al oír ruidos, deciden marcharse. Les quitan sus teléfonos celulares, sus carteras y el vehículo, que aparece horas después. Acude Eva Cadena, diputada sin fuero, a la Fiscalía General del Estado de Veracruz e interpone la denuncia. Su comunicado cita el tema de los videos en que se le ve recibir cantidades de dinero para el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que luego devolvió —“una trampa para grabarme y usarme como parte de sus estrategias de campaña”, dice—; el allanamiento a su casa, hurgando entre sus objetos personales, sin llevarse nada; las amenazas de muerte a ella y a su familia en redes sociales, y ahora la advertencia de que si regresa a Las Choapas la van a matar. S la ejecutan el infierno político devora todo… Se activa y adiós. Una granada, hallada en el basurero de Villa Allende, alerta a todos. Se despliegan los militares, la policía, ante el riesgo de una explosión. Al mediodía del miércoles 16, un grupo de pepenadores observa la granada de fragmentación y da aviso. Llega la policía, le siguen los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, que de inmediato acordonan el área. Con equipo especializado la desactivan y la retiran. No es la primera. En Tatahuicapan, son detectadas dos granadas, medio enterradas, en el cerro de San Martín. Las hallaron dos campesinos cuando se dirigían a realizar su faena y dieron aviso. Lo de Villa Allende suena a delincuencia organizada, donde prolifera el control Zeta, las bandas que mueven y controlan al poder político; en Tatahui, o son los Zetas o son los grupos políticos. Hay un video. En él se ve y se escucha a Eloy González, líder en el pejepartido en aquel municipio gritar algo insólito. “Aquí están las armas”. Hay un tercer evento. Rafaguean una empresa de grúas en Acayucan, en el barrio La palma, el Y todos callaron… Insulta Belem Reyes para defender la “honra” del célebre Saúl Wade León, alcalde real de Minatitlán y autor del engaño a la Auditoría Superior de la Federación. Su caso, implicado el alcalde irreal de Minatitlán, Héctor Cheng Barragán, se ventila aún en el Congreso de Veracruz, promovida la denuncia por seis regidores hace casi nueve meses, sin que la diputada local por Morena, July Sheridan, mueva un dedo. “Mussio Chinga tu madre por tus PINCHES MENTIRAS PIERDO A MI BEBÉ. Escribiste sin corroborar cabron para mi eres un vividor del sistema Explicanos que haces con el sueldo de DIZQUE COMISIONADO DE LA CEAPP??? Jamas me diZque diste derecho de replica. Le haces daño al PAN PRI Y MORENA JUNTOS”. Ha de padecer mitomanía y lagunas mentales la tipa. Nunca envió su réplica a un comentario en el que, de entrada, ni siquiera la identifiqué. Ofrecí el espacio, remití la dirección electrónica y nunca respondió. Tengo los registros. Dice Belem Reyes que cobro sueldo como “dizque comisionado de la CEAPP”. Falso. Nunca cobré en la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, como consta en documentos y actas, y renuncié al cargo el 14 de febrero pasado. Repito: ha de padecer lagunas mentales la mujer. Dice primero que “por tus pinches mentiras pierdo a mi bebé”. Ni que fuera yo abortivo. Dos años después, el 30 de julio de 2016 me solicitó cordialmente que le proporcionara una fotografía de Sergio Cortés para ilustrar un reportaje sobre el puente Capoacán, fraude en el que se involucró a la ex alcaldesa de Minatitlán, Guadalupe Porras David, y al ex alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero. Le expresé que no tenía dicha fotografía. Se despidió así: “Gracias. Bendiciones”. Y una carita sonriente. O sea, suelta su trillado cuento de que casi pierde a su bebé por culpa mía y luego me manda bendiciones. Y también tengo los registros de la conversación en Facebook. Que se cheque porque se le bota. Lo soez sólo denota el vacío intelectual y la corrientez. Pero sus lagunas mentales, su delirio de persecución, esos sí que son graves. De todos lados sale mal doña Belem, sea Olmeca TV, sea TV Azteca, repudiada por un sector del gremio, de la misma CEAPP, que hasta le instaló cámaras de vigilancia por el asedio y resultó que eran vecinos que se movían dentro de los límites de su propiedad. Si no la amenazan, la miran feo. Y así su vida miserable. Sus insultos, téngalo por seguro, pronto hallarán respuesta… ¿Sabrá Miguel Ángel Yunes que en el sur, en la SEV, con cargo al erario se sostiene la estructura de uno de los operadores del priista Marcelo Montiel? Tiene Alfonso Morales Bustamante en la delegación de la Secretaría de Educación, recomendados y achichincles, incrustados en la nómina, resolviendo gracias al gobernador del cambio, el gasto de los activistas del marcelismo. Por la SEV anduvo Morales Bustamante ya dos veces, la última en tiempos de Marcos Theurel —“Te rompo tu puta madre”—, y que con los recursos públicos se cubran los salarios de quienes mueven el voto del PRI para regresar al poder. ¿Lo sabe el gobernador?…
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