Inicio ColumnasProsa aprisa Tratan de salvar a alcaldesa de Colipa pero no presentan pruebas

Tratan de salvar a alcaldesa de Colipa pero no presentan pruebas

by Arturo Reyes Isidoro

No cuadra, para nada, lo que se dijo desde el Gobierno del Estado el viernes sobre el operativo de fuerzas federales en el rancho “Los Quintero” en el municipio de Colipa y la versión que se ofreció este lunes en la conferencia de prensa de la gobernadora Rocío Nahle; no solo las versiones son distintas, sino que hay inconsistencias. Al final, la idea que queda en el imaginario popular es que tratan de encubrir a la presidenta del municipio citado porque es una militante de Morena.

 

El viernes, el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, confirmó el operativo en Colipa y otro realizado en un rancho del municipio de Vega de Alatorre; del primero informó que había sido retenida ahí la alcaldesa Gabriela Ortega Molina. “Está bien, pero no quisiera, porque precisamente ahorita están los procesos, las declaraciones, no quisiera adelantar (algo) que pueda desvirtuar lo que es la investigación”. La munícipe habría estado retenida durante ocho horas y luego habría sido dejada en libertad.

 

Si algo distingue al secretario Ahued es que es un funcionario honesto cuya divisa es hablar con la verdad y actuar con apego a la ley, por lo que su declaración la recogieron todos los medios locales y de la Ciudad de México (está en todas las hemerotecas digitales), dando por buena su versión. Desde el momento en que habló con la prensa surgieron las interrogantes: qué hacía en el rancho cateado la alcaldesa.

 

La presidente Ortega Molina no reaccionó ese mismo día, ni el sábado, ni el domingo y supuestamente apareció este lunes cuando por petición de la gobernadora Nahle vino a hablar con el secretario Ahued al Palacio de Gobierno (“le mandamos a hablar”), aunque no hay modo de comprobarlo porque ni siquiera subieron a las redes alguna imagen del encuentro.

 

Se supone que le “mandaron a hablar” por la presión de los medios, que insistían en su pregunta: qué hacía en el rancho, pero, además, por información que circuló luego de que el rancho presuntamente es propiedad del empresario José Gil Quintero, sobrino del capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero, detenido en una prisión norteamericana luego de que fue extraditado el 27 de febrero de este año por el gobierno mexicano bajo presión del gobierno de Donald Trump.

 

Evidencias señalan que Morena cobija a corruptos y delincuentes

 

En el Gobierno ya no sienten lo duro sino lo tupido porque cada vez más surgen evidencias de que en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hicieron alianzas con la delincuencia organizada, como lo comprueba el caso de Tabasco, donde el entonces gobernador Adán Augusto López Hernández, ahora líder del Senado, nombró como secretario de Seguridad Pública a Hernán Bermúdez Requena, quien resultó ser jefe de “La Barredora”, una fracción de un grupo delincuencial en la mira del gobierno norteamericano.

 

Con el agregado de que altos mandos de la Marina resultaron ser también unos delincuentazos, protegidos por el exsecretario del ramo, Rafael Ojeda Durán, a quienes López Obrador les entregó el control de las aduanas portuarias y quienes habrían estado cometiendo el delito de “huachicol fiscal” en contubernio también con la delincuencia organizada, con lo que el morenismo ha quedado marcado para siempre como un partido y un Gobierno que cobija a corruptos y delincuentes consumados.

 

Y por si no fuera suficiente lo anterior, el Gobierno de Donald Trump ha retirado la visa a gobernadoras y diputadas morenistas y les ha congelado cuentas acusándolas de tener vínculos con la delincuencia, además de que está reclamando la extradición de varias de las más destacadas figuras de Morena, gobernadores y gobernadoras incluidos, o presionando para que les abran investigación en México y los procesen por estar coludidos con los cárteles del país.

 

Los asustó presencia de edil en rancho cateado

 

Por eso les preocupó y asustó en Veracruz que una de sus distinguidas militantes fuera hallada en un rancho bajo el escrutinio del Gabinete de Seguridad, durante un cateo en el que participaron el Ejército, la Guardia Nacional y la Fiscalía General del Estado, porque les pone un bozal y les quita toda autoridad para estar acusando a militantes de la oposición, sin pruebas, de que están coludidos con la delincuencia, solo para descalificarlos y tratar de justificar los fraudes electorales que han cometido. Pero, ahora sí, tal vez por las amargas experiencias que ha vivido por las declaraciones que hace, Rocío esta vez le pasó la pelota al secretario de Gobierno para que él respondiera, en lugar de invitar a alguien de la Fiscalía General del Estado para que ofreciera una explicación, o sea, optaron por una salida política en lugar de por una respuesta legal.

 

Sin duda, qué incómoda posición la de Ahued de cargar con el peso de salir a tratar de limpiar la imagen de la alcaldesa, qué incómoda porque estoy seguro que lo hizo muy a su pesar, aunque, una revisión muy atenta de lo que dijo muestra que fue extremadamente cuidadoso en la forma cómo lo dijo: nunca asumió la primera persona, yo lo digo, yo lo afirmo, el Gobierno, sino que usó la tercera persona: ella dice, ella me dijo, o sea, el alcalde de Xalapa con licencia no metió las manos por la señalada y toda la responsabilidad se la dejó a la joven mujer.

 

“Ella dice no estar y está presente, incluso ella estuvo enferma el fin de semana, trajo comprobantes de que estuvo ella en un aspecto de salud y está atenta a cualquier investigación. Estuvo aquí presente en la mañana con un servidor”, declaró el funcionario, o eso lo mandaron decir (el columnista ha escuchado la versión de que ha presentado su renuncia por lo menos en tres ocasiones, pero que no le ha sido aceptada).

 

Sobre el tema, mi compañero columnista Filiberto Vargas Rodríguez, con acceso a fuentes bien informadas de primer nivel en la Ciudad de México, en su columna “Punto de Vista”, que empezó a circular desde la noche del lunes, comenta que cuando hallaron a la alcaldesa en el rancho, “El reporte llegó a la oficina del titular de seguridad federal, Omar García Harfuch, quien de inmediato se comunicó con la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle”.

 

“Si no hay foto, no sucedió”.

 

“Desde el momento en el que se enteraron del suceso hasta la mañana de este lunes, que la gobernadora ofreció su conferencia de prensa, dio tiempo para elaborar un guion: ‘se negarán los hechos, la alcaldesa saldrá en sus redes sociales para desmentir lo de su captura y el secretario de gobierno respaldará su dicho. Se informará que la alcaldesa tuvo un problema de salud –sin dar detalles de este– y dejaremos que el tema se enfríe’”.

 

Preguntas que han dejado sin respuestas

 

¿Por qué la alcaldesa no reaccionó de inmediato, el mismo día de los hechos, para explicar su situación en las redes, que se ve que utiliza? ¿Por qué dejó pasar tantos días? ¿Por qué no mostraron una fotografía de su encuentro con el secretario Ahued? ¿Por qué no dieron detalles de qué día o qué días estuvo enferma y dónde fue atendida, en qué centro médico, en qué ciudad? ¿Dado lo delicado de su caso, por qué no mostraron copias de los comprobantes de que estuvo enferma o una constancia de dónde la atendieron? ¿Si vino el lunes a Xalapa y llegó a las 8:30 al despacho del secretario, por qué no se quedó unos minutos más y la presentaron en la conferencia de prensa de la gobernadora para que diera su propio testimonio ante la gran caja de resonancia que son los chicos de la prensa que cubren la fuente? ¿En todo caso, si vino a la capital del estado, por qué no dio unos cuantos pasos y se pasó al café de frente al palacio para dar su propia conferencia y ofrecer detalles para limpiar su imagen?

 

Los morenistas llevan apenas siete años en el poder y lo que los distingue son los actos de corrupción (Segalmex es el caso más emblemático hasta ahora, aunque ahí está ya lo del huachicoleo a gran escala), los escándalos, como los de los hijos de López Obrador, por su riqueza inexplicable (es un decir, porque es muy explicable) y la ostentación pública que hacen de ella, sus vínculos con la delincuencia, su impunidad y su insistencia en mentir, traicionando la confianza depositada en ellos en las urnas, cuando, según, los tres principios de AMLO, adoptados por Claudia Sheinbaum, eran y son no mentir, no robar y no traicionar.

 

 

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