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De siervo de Dios a siervo de López Obrador

by Bernardo Gutiérrez Parra

Este jueves el sacerdote Alejandro Solalinde estuvo en Orizaba y en apenas unos minutos dijo falacias que debieron sorprender a las madres buscadoras que lo acompañaban. De entrada, negó que la crisis de desaparecidos haya empeorado “No, yo no creo que sea peor, claro que no” y aseguró que lo peor fue en gobiernos anteriores a la 4T.

“No hay que confundirnos, lo peor ya pasó y era en tiempos de Fidel Herrera Beltrán, de la policía federal y después siguió con Peña Nieto. Hoy podemos decir que con el gobierno actual no hay un gobierno victimario, no lo hay. Sigue habiendo desapariciones, pero de ninguna manera en la cantidad que había antes”.

Por generaciones nos hemos acostumbrado a las mentiras de los políticos que las sueltan como quien avienta confeti en un carnaval. Pero que las diga un sacerdote, un siervo de Dios que se supone, debe honrar con su ejemplo los diez mandamientos, va más allá de lo pecaminoso. Y eso fue lo que hizo don Alejandro, que a la vista de quienes lo escucharon se pasó por debajo de la sotana el octavo mandamiento.

Y como dijo Geppetto: ni cómo ayudarte, Pinocho.

Es verdad que con Fidel comenzó la danza macabra de muertes violentas y desapariciones, pero su sexenio no fue el peor en este último renglón ya que se contabilizaron 266 personas desaparecidas; con Javier Duarte el número se disparó a 2 mil 311; con Miguel Ángel Yunes la cifra fue de 849; pero Cuitláhuac García los superó a todos al registrar 2 mil 340 desapariciones hasta mayo del 2023, de acuerdo con la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas.

Solalinde dice que a nivel nacional lo peor fue con Peña Nieto pero volvió a mentir. La pesadilla de las desapariciones por racimos comenzó con Vicente Fox en cuyo sexenio se registraron 854; con Felipe Calderón fueron 17 mil 210; con Peña Nieto aumentaron a 35 mil 305. Y cuando pensamos que en efecto lo peor había pasado, llegó Andrés Manuel López Obrador que desde su púlpito mañanero combatió con abrazos a los delincuentes y se fue a su rancho dejando más de 50 mil desaparecidos.

Santiago Corcuera, que fue presidente del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU, dijo escandalizado: “Hablar de 50 mil personas desaparecidas es una cosa espantosa, incluso para un país de 130 millones de habitantes; es una crisis humanitaria espeluznante”.

Y no le faltó razón.

Solalinde aseguró que a pesar de que siguen las desapariciones, la cantidad va a la baja en este gobierno y mintió nuevamente.

En los primeros seis meses de la administración de Claudia Sheinbaum se contabilizaron 6 mil 700 desapariciones. Es decir, más de mil al mes o 34 al día en promedio y la cifra crece todos los días.

“Los colectivos se quejan de que no tienen apoyos”, le dijo una reportera y Solalinde respondió: “Lo que pasa es que en algunos lugares los colectivos se han politizado o para ser más claro; la oposición los ha utilizado”.

Solo le faltó agregar que si hubo alguien que los usó y utilizó como le dio la gana, que se sirvió de ellos, que les prometió que encontraría a todos los desaparecidos y se tomó cientos de fotos con las madres buscadoras, fue Andrés Manuel López Obrador, que ya como presidente las ignoró y jamás las recibió.

Al padre le falló el sentido de la ubicación porque olvidó que los gobiernos de López Obrador y Cuitláhuac García ya pertenecen al pasado, a los de antes. Y han sido los peores en los últimos cincuenta años.

Que el tabasqueño le parezca el mejor presidente de la historia vaya y pase, en ese sentido cada quién sus gustos. Pero que asegure que “Dios nos bendijo” con su llegada a la presidencia hay una diferencia abismal. Para colmo no tuvo empacho en agregar. “Está siguiendo las enseñanzas de Jesús. Por eso veo en Andrés Manuel rasgos muy importantes de santidad”.

Pásumecha…

Un sujeto que mató a su hermano, que borró del mapa las estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo, que desamparó a miles de niños con cáncer y a las madres buscadoras, que arrancó de cuajo 15 millones de árboles en la península de Yucatán y destruyó los humedales en Dos Bocas. Un sujeto que traicionó a decenas de personas que lo ayudaron a llegar a la presidencia, que se desentendió de la inseguridad y dejó ensangrentado al país con 199 mil 619 asesinatos violentos, 20 mil 851 feminicidios y 7 mil secuestros. Un sujeto que descapitalizó al país al aumentar la deuda en 7 billones de pesos, que provocó el peor éxodo de niños y adolescentes de las escuelas hacia las calles y el peor desabasto de medicamentos en la historia de esta nación, ¿está siguiendo las enseñanzas de Jesús y tiene olor a santidad?

Ah bárbaro…

De defensor de migrantes y siervo de Dios, Alejandro Solalinde transmutó a defensor de la 4T y a siervo y palero de López Obrador.

Ni hablar lector, así es esto de la condición humana.

bernagup@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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