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La niña malcriada no entiende las reglas del poder

by Mussio Cárdenas

* Enloquece a Nahle la afiliación de Chiquiyunes  * Y reta a AMLO, Sheinbaum, Adán, Andy  * Mijangos se mete a la final en el PAN  * Los pecados de Liliana y Moisés  * David Palacios, zar de los contratos del Clan Nahle-Peña  * “Palurdo”, le decía Cutberto a Rosaldo  * Funcionaria municipal adicta… y su socio también

 

MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO

 

Publicada en mussiocardenas.com

20 de febrero de 2025

 

Descompuesta, Rocío Nahle brinca y salta, perdiendo la neurona y soltando la lengua al ver a su némesis, su obsesión, su agresor de campaña, Miguel Ángel Yunes Márquez, entrar por la puerta grande a Morena.

La desquicia la afiliación del Chiquiyunes, el que llamó “viejo guango” al viejo guango de López Obrador.

La descoloca saber que el detractor de Morena entró a Morena con la venia de la presidenta Claudia Sheinbaum, de la mano del senador Adán Augusto López Hernández, acuerpado por el porro guinda, Gerardo Fernández Noroña, pero sobre todo –sobre todo– validado por el propio Peje y operado por Andrés Manuel López Beltrán, el junior del Bienestar, y la lideresa nacional morenista, Luisa María Alcalde Luján.

Es comprensible, pues, el vómito negro de la gobernadora de Veracruz. Cruje por dentro, infectada por la frustración, sabiendo que mientras el obradorismo tenga el poder, los Yunes azules serán intocables.

Se sabe usada y burlada, porque fue Rocío Nahle García quien reactivó las denuncias contra Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez, quien los cercó, quien orilló a Chiquiyunes a huir del país, sin advertir que terminarían siendo camaradas, compañeros de partido.

Nahle los corretea y Adán Augusto los viste de guinda.

El circo es para labrarlo en oro. Los Yunes, que se engullían al disparatado Andrés Manuel López Obrador, al que no bajaban de “loco”, “vividor”, “traidor”, “corrupto”, “viejo guango” y una sarta de verdades más, al final pactaron.

Fueron acosados con denuncias penales, órdenes de aprehensión, una ficha roja para que Interpol atrapara a Yunes Márquez en el extranjero. Esa pinza los llevó a la negociación y al pacto de impunidad. Y Nahle perdió.

El voto de Chiquiyunes validó en el Senado la reforma judicial, concediéndole a López Obrador la captura del Poder Judicial de la Federación, el último contrapeso al autoritarismo obradorista.

El voto de la traición fue la purificación en el lodazal obradorista y, consecuentemente, su conversión. Sólo faltaba afiliarse a Morena. Y Chiquiyunes se afilió.

Nahle, que tiene la lengua más suelta que los Yunes, se fue de bruces y azotó.

Había jurado que si Morena acuerpaba a Yunes Márquez y a su padre, el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, Morena versión Veracruz no les daría cabida.

“Nos reservamos el derecho de admisión”, blofeó. Y lanzó a la jauría a marcar el territorio como si Morena-Veracruz fuera de su propiedad.

Y como si Veracruz también fuera suyo, vociferó: si Morena admite a los Yunes “me declaro gobernadora independiente”.

Vio a Yunes Márquez junto a Sheinbaum, esbozando una sonrisa los dos, y ahí comenzó a sentir que la soledad política.

Vio llegarle a Chiquiyunes un espacio en la Comisión de Justicia del Senado y la tensión creció.

Vio a Chiquiyunes convertido en presidente de la Comisión de Hacienda del Senado y ya puede imaginar que en un descuido le va a auditar su paso por la refinería Olmeca, los negocios del clan familiar, el del marido incómodo, Pepe Peña Peña y los amigos y compadres, los más de 200 mil millones de pesos tirados al drenaje en una refinería que no refina ni el agua de lluvia que inunda sus patios.

“Allá en el Senado ellos tomarán sus decisiones, pero aquí en Veracruz hemos sido puntuales. No voy a ahondar sobre el tema, ya hice una declaración y que cada quien asuma las consecuencias de sus actos”, replicó con la soberbia que lleva en la entraña.

El 19 de diciembre de 2024 retó a la cúpula nacional de Morena. La afiliación de los Yunes no depende solo de la cúpula de Morena, dijo, sino de las bases del movimiento.

Y exhibió su dolor: ellos, los Yunes, la hicieron víctima de violencia política de género en la campaña por la gubernatura. Una patraña. La violencia política de género no fue más que la exhibición de riqueza inexplicable, que ella misma admitió al mostrar las escrituras de sus propiedades.

El 14 de febrero pasado, antes de su encuentro con Sheinbaum en Veracruz, Nahle insistió en que Morena no es solo un partido, sino un movimiento, y que la militancia demandará cuentas a quienes se alejen de sus principios.

Rocío Nahle ya veía venir el torbellino que la hace girar, que le resta poder, que la obliga a cohabitar en Morena con sus nuevos camaradas, sus victimarios, los Yunes azules.

Y al final, el golpe brutal: la afiliación del Chiquichairo.

Literalmente enloquece. Sheinbaum estuvo en Veracruz y no la alertó, mucho menos impidió la afiliación de Yunes Márquez. En ese punto, Nahle no tiene el apoyo presidencial.

La reacción de Nahle es insólita. Es una revuelta contra la cúpula de Morena, contra los personeros de López Obrador, contra Adán Augusto y Noroña, contra Luisa María Alcalde Luján y, por encima de todos, contra Andrés Manuel López Beltrán. Si Andy y Chiquiyunes aparecen en la misma fotografía, por algo será.

Las pataletas de Nahle son las de una niña malcriada que ronda la tercera edad, una disparatada política ignorante de las reglas del poder.

La revuelta contra Morena nacional la hacen mover a los cortesanos, la secta que usa para agitar e increpar, los Gómez Cazarín, los Ramírez Zepeta, los Zenyazen Escobar, una banda de gusanos, los adalides del atropello y la corrupción en los días en que Cuitláhuac García gobernaba Veracruz y Rocío Nahle era su encubridora y cómplice.

Nahle mide mal el resultado de la afrenta. Si López Obrador pactó con los Yunes y así logró sacar la reforma judicial, los Yunes quedan bajo su protección. El reto de Nahle es a López Obrador, su mentor.

Nahle exige que sea la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia la que valide o no la afiliación de Yunes Márquez. Luisa María Alcalde dice que así será. Sheinbaum sostiene que es Morena quien determinará si la afiliación procede. Se infiere que la CNHJ no tendrá elementos para negar la afiliación, ya que la “carpeta azul” que usa como argumento la gobernadora de Veracruz, con supuestas pruebas de desvío de recursos y lavado de dinero no han tenido nunca efecto judicial.

Nahle no mide el impacto electoral. Morena la va a dejar sin candidatos de su cuadra a las alcaldías de Veracruz porque los registros ante el Ople llevan el aval del nacional.

Nahle no intuye que Adán Augusto López Hernández y Gerardo Fernández Noroña pueden hallar el resquicio para declarar la desaparición de poderes en Veracruz.

Y si Nahle se declara gobernadora independiente, Morena la va a desechar.

 

METADATO

 

De última hora, Alberto Mijangos se mete a la final por la candidatura del PAN a la alcaldía de Coatzacoalcos. Controvertido, priista, morenista sin afiliación, emecista, vuelve el ex delegado de Profeco y ex secretario de Gobierno municipal a la arena política. Ya contendió por la presidencia municipal, en 2021, y sus votos le dieron a Movimiento Ciudadano su primera regiduría, que debió ser para una mujer, Mónica Mijangos, su hija, pero que en una negociación ilegal se le asignó a Luis Gutiérrez González, el más servil de los regidores, postrado a los pies del alcalde morenista, Amado Cruz Malpica. Mijangos trae mucho kilometraje recorrido. Tiene experiencia política y es un concertador nato, muy cercano a la gente, a los que suele resolverles las demandas que plantean. Enfrenta en la interna del PAN a Liliana Orantes Abadía, de pésimos antecedentes, episodios de violencia, dada a realizar contracampaña, como ocurrió en 2018, con la pistola al cinto y hasta solapadora de un chofer –Paulino– que por una gresca le quitó la vida a un trabajador de Obras Públicas –Teodoro–, caso que quedó impune. Y no se diga lo de su hermano, señalado por los cárteles en Chiapas, su lugar de origen. Mijangos también enfrenta a Moisés Zarco, abogado con ínfulas de Robin Hood, el apóstol de los baches y los postes caídos, que deja caer los casos en los tribunales causando daños irreparables a sus clientes, y que no se mide para elogiar al ex presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, y a la hoy gobernadora espuria, también morenista, Norma Rocío Nahle García. Viéndolo así, Alberto Mijangos sólo espera el dictamen del PAN nacional… Se llama Víctor David Palacios Gutiérrez y es el operador del Clan Nahle-Peña en la asignación de obras en el gobierno de Veracruz. Fue jefe de Norma Rocío Nahle García en los tiempos de la hoy gobernadora espuria laboraba en Pemex, en Petroquímica Cangrejera en el sur del estado. Nahle lo elevó a director general de Gas Natural y Petroquímicos en la Secretaría de energía; lo propuso para ser integrante de la Comisión Reguladora de Energía, y López Obrador, en enero de 2024, lo ascendió a subsecretario de Hidrocarburos, de la que era encargado desde la salida de Nahle de la Sener. Quienes quieran contratos de obra en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno de Veracruz, se tienen que cuadrar con Víctor David Palacios Gutiérrez, el nuevo subsecretario. Es el operador del Clan Nahle-Peña. Con él, los diezmos. Con él, las llaves del paraíso… ¿Cómo le llamaba Cutberto Sánchez a Pedro Miguel Rosaldo Salazar? Palurdo. O sea, rústico, inculto, ignorante, ordinario, patán. Corría el año 2000 y el Partido de la Revolución Democrática era el amo y señor de la diputación federal en Coatzacoalcos. No perdía ninguna elección. Armando Rotter Maldonado, alcalde con licencia, candidato perredista, se bajó de la contienda amagado por el PRI que veló armas y lo acechó, enviando señales de que lo refundiría en la cárcel, acusado de desvío de recursos y peculado. A un mes de la elección, Pedro Miguel Rosaldo Salazar, médico de profesión, con profundas raíces en la sociedad, entró al relevo y ganó la diputación federal. Poco después, Cutberto Sánchez comenzó a definirlo como “palurdo”. Ni imaginar que 25 años después Pedro Miguel Rosaldo García, hijo del ex diputado federal, se enfila a la alcaldía de Coatzacoalcos por Morena. Así, Cutberto Sánchez no volverá a ser director de Alumbrado Público municipal. Y todo por llamarle “palurdo” al padre del futuro alcalde, generando risas y sorna entre el perredismo que recuerda aquellos tiempos… ¿Quién es la adicta a drogas que cobra en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y quién es su amigo-socio entrañable con el que hace negocios? Una pista: está adscrita a la nómina de un importante departamento en la primera planta del palacio municipal. Y él es que opera los contratos y el reparto de las facturas…

 

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