“Para ti, querida Grecia.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Querida hija, son las cuatro de la mañana con diez minutos del día once de diciembre de 2024 cuando te escribo esta carta. Por cierto, fecha en que se celebra el día internacional del tango, un género musical hijita que me gusta mucho por su música, letras, poesía, historias, pasión, sensualidad, etc. Te escribo a esta hora porque fíjate que no sé por qué cuando uno llega a determinada edad, se nos va el sueño, no siempre, pero regularmente sucede entre las cuatro y cinco de la mañana. En mi caso tengo la costumbre de dejarte acostadita con tu mamá Rosy, me vengo al estudio y me pongo a leer libros pequeños que pueda terminar en el transcurso del día para sentir que aproveché mi desmañanada. Te platico un ejemplo. El pasado lunes me desperté entre estas horas, me senté y observaba los libros y de pronto me cerró el ojo: “Mi Pushkin” de Marina Tsvietáieva. Que prosa tan bella la de la escritora eslava, y, que gran homenaje le hace al padre de la literatura rusa. Pero hay algo más querida Grecia, al momento que leía ese bellísimo libro, me surgió la idea de escribirte esta carta por motivos de tu cumpleaños número tres. Tres años hijita que han pasado como un suspiro, dice tu mamá Rosy que el tiempo nos pasa rápido porque con altas y bajas vivimos bien, si se puede decir, felices, quizás, las palabras más puntuales sean tranquilos y en paz.
Como lo sabrás en un futuro no muy lejano, hijita, esta no es la primera carta que te escribo, la primera fue en el día de tú nacimiento[1], aquel 12 de diciembre de 2021. Recuerdo que naciste a las 8:21 pm. Quiero que sepas que te vi nacer, escuché cuando el doctor Hormidas Alvarado dijo: ahí viene, ahí viene. Yo estaba agarrado de la mano de tú mamá, pero estiraba la cabeza como una garza para ver tu aparición, y en ese instante que sacas la cabeza, primero observas lo que te rodea, te asombras e inmediatamente diste tu primer grito. Todos te decían: ¡bienvenida Grecia! Yo emocionado le decía a tú mamá: está bien bonita, bien bonita. Acto seguido, una doctora me dijo: quiere alguna canción especial para cargarla por primera vez, le dije que por favor me pusiera el tango: “Por una cabeza”. Así te cargué y observaba y observaba. Te acerqué a tu mamá y ya te imaginarás la felicidad que nos causaste. A los dos días llegaste a tu casa, misma donde fuiste hecha. Aquí te esperaban tus dos abuelitas Josefina y Reina. Tu tía Juana, mi hermana, ya te había conocido en la clínica. Ese diciembre fue especial, nuestra casa olía a bebé y fue así como iniciamos nuestra aventura juntos los tres.
Una coincidencia que ahorita acabo de detectar es la siguiente, en ese diciembre que naciste estaba leyendo y escribiendo sobre Dostoievsky, de quien se recordaban los doscientos años de su nacimiento. Dostoievsky es uno de los escritores rusos que disfrutarás leer, no quiero imponerte mis gustos, pero realmente es un autor de culto hijita. Ya lo verás. La coincidencia consiste en que ahora que te reescribo, Tsvietáieva ha sido el punto de inspiración. Algo tendrá que ver contigo la literatura rusa. Del primer año juntos hay muchos recuerdos. De entrada, cuidarte, desvelarse, se convirtió en una rutina que aprendimos a sobrellevar. Tu abuelita Josefina te cuida desde el día en que llegaste, hasta hoy que escribo esta carta. De lunes a viernes tu mamá Rosy y yo trabajamos, tu abuelita está contigo y ya los fines de semanas nos quedamos solos nosotros tres. Fuera del verte crecer, aprender a comer, reír, ser independiente para realizar tus necesidades básicas, no sucedía nada extraño. Mi amigo el filósofo Gustavo Salmerón Jiménez desde que naciste tiene la costumbre de recomendarme para mis artículos que escribo en el mes de abril, lecturas infantiles que en su momento leerás, pero aquí te platico que escribí pensando en ti sobre: “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry. “Cuentos de Grimm” escritos por los famosos hermanos Jacobo y Guillermo Grimm. No podían faltar los: “Cuentos de Hans Christian Andersen.” Y cerramos ese primer abril junto a ti con: “Los cuentos” de Charles Perrault.
En el mes de julio de 2022 disfrutamos nuestras primeras vacaciones de verano. Tenías apenas 6 meses. Pasamos unos días con tus abuelitos Antonio y Reina en mi pueblo natal Saltabarranca, allí estuvimos con tu tía Juana y tus sobrinitas Darla y Dana. Después nos fuimos nosotros tres a hospedar al hotel “La Finca” en Catemaco. Que belleza de hotel, despertarte temprano, abrir la ventana y ver la laguna con todo su esplendor es un espectáculo. Bajar al restaurant, pedir un rico café y desayunar esas memelas con carne de “mono” es una delicia. Recuerdo tu carita de felicidad cuando estuvimos en la alberca. Te encantaba estar en el agua. Llegó diciembre y con él tu primer aniversario de vida. Hicimos un pequeño convivio aquí en nuestro departamento. Te compramos tu pastel, me tocó elegirte un elegante vestido e invitamos a los amigos con los que más convivimos: vinieron José Antonio Vicuña desde el pueblo de Teocelo, quien te regaló a una de tus muñecas favoritas: “greñitas”. Charly con Carmen, David con Sandra, Gerardo con Indira, Álvaro, Chavo, Maricela, Toñito con Carla, Alfredo “el caras”. Por supuesto que aquí estuvo tu abuelita Josefina. Así fue como festejamos nuestro primer año juntos.
En la carta de tú nacimiento fui enfático cuando te dije que la vida se compone de dichas y desdichas. Alegrías y tristezas. La vida es así, hijita, y lo mejor es aceptar las reglas tal como son y prepararnos para los momentos complicados, sino lo haces, será peor para ti. En julio de 2023 nos organizábamos para disfrutar nuestro segundo verano de vacaciones. El plan consistía en irnos otra vez a Catemaco, al mismo hotel. Nos detuvo un poco el proyecto mi querido amigo Marduck. Resulta que el Instituto Veracruzano de la Cultura le estaba organizando un homenaje para recordarlo. Hijita, Marduck fue un amigo muy especial[2], muy cercano, muy querido. Marduck murió en el mismo año de tu nacimiento, un 17 de julio de 2021. A ese evento conmemorativo me invitaron y con mucho gusto, nostalgia y sentimiento participé. Como estabas muy pequeña, sólo me acompañó tu mamá Rosy. La intención era al otro día partir a vacacionar. Mas, al regresar a casa nos encontramos que tenías temperatura. Pensamos que sería algo pasajero, pero no, la temperatura aumentó a un nivel delicadísimo. Al otro día te llevamos con la pediatra Cynthia y no podíamos controlarte. Fueron dos días y noches intensos de temperatura, no la podíamos bajar de 39 grados, esto provocó que te dieran un antibiótico fuerte y por fin logramos controlar lo más peligroso que era la fiebre. Este hecho no tan sólo canceló las vacaciones, además, nos obligó a realizarte unos estudios.
El resultado provisional del primer estudio se escuchaba catastrófico: un quiste en la vejiga. Tu mamá Rosy al escuchar el dictamen por fuera se notaba controlada, más yo sabía que por dentro debía estar destrozada. Vinimos, te dejamos en casa con tu abuelita y con tu mami me fui a desayunar. Platicamos muy serenos, equilibrados y recuerdo perfectamente que le expresé: mi amor, ante todo hay que estar firmes, Grecia nos necesita. Mira, las cosas se ven muy delicadas. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance, y si el destino nos quiere jugar una mala pasada, por supuesto que nos destrozará, pero nuestro deber es hacer todo lo que podamos. Ya después veremos cómo nos enfrentamos al maldito o bendito destino. Ese mismo día tu pediatra Cynthia nos recomendó a un urólogo de nombre Alejandro Chan, este extraordinario médico al ver el estudio nos dijo que, sí era un tema delicado, pero desde ese momento nos garantizaba que no era un quiste. No obstante, había que hacer varios estudios para confirmar el mal y que sí o sí requerirías una operación.
Los estudios fueron confirmando todo lo que predijo el doctor. Naciste con una mala formación entre tu riñón y la vejiga. En palabra mías, del riñón a la vejiga normalmente todos tenemos dos tripitas, tu naciste con cuatro, el problema es que una estaba mal “conectada” y eso te ocasionaba las infecciones orinales que causaron las terribles temperaturas y algo peor, sino operábamos, en determinado tiempo perderías tu riñón. De hecho, se dañó un poco, pero todavía valía la pena la operación para salvarlo. La operación se programó para el doce de noviembre de 2023. Exactamente un mes antes de tu cumpleaños número dos. Si todo el proceso de estudios había sido tormentoso por cómo te picaban tus bracitos, te inyectaban líquidos, etc., el momento en que te dejamos en quirófano fue doloroso. Te dejamos con una sensación de desconsuelo, incertidumbre, angustia.
La operación duró tres horas. Cuando nos hablaron tu mamá y yo subimos para recibirte. Realmente fue brutal verte en esa cama llena de tubos, tu voz enronquecida emitía dolor. Los dos días en la clínica postoperación fueron angustiantes. La recuperación en casa, tal vez, un poco más tranquila. Sin embargo, desde un inicio en todo este proceso mostraste fortaleza, valentía. No exagero al decir que veinte días después de la operación fuimos a cortar el árbol de navidad y tu querías correr. Aunque el doctor nos decía que no tuviéramos miedo, si lo teníamos, el 12 de diciembre cumpliste dos años de vida, un mes de operada y tú ya andabas animada.
La operación que sufriste nos confirmó lo que tu madre y yo hemos tenido claro. El valor del tiempo. El valor lo encontramos en amarte día a día. Disfrutarnos. Querernos. Nuestras vacaciones la reactivamos en este tercer año de vida. Cómo te regocijaste con Darla y Dana en las playas de los tuxtlas: ¡papá quiero ir al mar! Cómo nos deleitamos en la bella Tlacotalpan, en el puerto de Veracruz caminando en el malecón viendo el mar que tanto te agrada… el día a día hasta hoy los disfrutamos mucho. Te encanta escuchar música, bailar, pintar, ponerte vestidos, en tu lenguaje te gusta platicar. Querida Grecia, estas a unas cuantas horas de cumplir tres años de edad. Quiero que sepas que te amamos y somos felices de tenerte. Es por ello que en la antesala de tu cumpleaños he decidido escribirte esta carta, porque parafraseando a la letra de la canción que se escucha en la inigualable película: “Casablanca”: “Debes recordar esto, un beso es sólo un beso, un suspiro es sólo un suspiro. Las cosas fundamentales suceden mientras pasa el tiempo.”
Ese tiempo que va pasando y nos disminuye, nos quita, nos limita. Pero, ese tiempo también es una oportunidad para vivir, basta con recordar parte del poema de Renato Leduc: “Sabia virtud de conocer el tiempo”. Finalmente: un recuerdo es sólo un recuerdo, mientras pasa el tiempo. Esta carta será parte de nuestros bellos recuerdos.
Muchas felicidades querida Grecia Naranjo Méndez.
Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com
Twitter@MiguelNaranjo80
Facebook: José Miguel Naranjo Ramírez
[1] https://puntoyaparteonl.com/2021/12/12/hoy-ha-nacido-mi-hija/
[2] https://puntoyaparteonl.com/2021/07/18/querido-amigo-marduck/