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LA SOCIEDAD ABIERTA Y SUS VIGENTES ENEMIGOS. (II)

by Jose Miguel Naranjo Ramirez

Karl R. Popper, a treinta años de su muerte.

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

¿Por qué los regímenes tiránicos tienen tanta popularidad? ¿Por qué a pesar de conocer los terribles padecimientos que se viven en las dictaduras, seguimos defendiendo a los sistemas dictatoriales? Karl Popper en el año 1938 se hacía estos cuestionamientos. Luego entonces, para tratar de comprender la violenta, vil y salvaje realidad política que se ha padecido en todos los tiempos, reflexionó sobre la enorme influencia que ha ejercido en la cultura occidental el filósofo griego Platón. Popper reconoce y admira el gran aporte de Platón en el terreno de la ética, pero, afirma que Platón en el campo de la filosofía política es un pensador totalitario que diseñó a través de sus obras una doctrina que ha contribuido a conformar sociedades intolerantes, clasistas, autoritarias, rígidamente jerarquizadas, dogmáticas, racistas.

A partir de este planteamiento, Karl Popper en la parte I del libro: “La sociedad abierta y sus enemigos”, titulada: “El influjo de Platón”, analiza y expone de manera detallada el pensamiento totalitario de Platón. Debemos recordar que, si bien antes de Platón existieron prominentes filósofos como Tales de Mileto, Anaximandro, Heráclito, Parménides, entre otros no menos insignes, Platón es el primer filósofo que escribió una amplia obra en la cual fundó un sistema filosófico: el idealismo ontológico. De hecho, de los filósofos anteriores a Platón sólo nos llegaron algunos fragmentos de sus obras. Esta circunstancia determinó la amplia ascendencia que tendrá y tiene Platón en la historia de nuestra cultura, sin dejar de señalar la colosal valía de su pensamiento. Por lo menos, en el sistema educativo lo estudiamos desde el nivel de Preparatoria. Ahora bien, Popper argumenta que en todos estos siglos que hemos leído a Platón, muy poco se le ha cuestionado la posición intolerante y radical de sus ideas políticas. Popper nos va presentando el pensamiento de Platón mediante sus diversos diálogos, naturalmente utiliza como base de su crítica los diálogos políticos por excelencia de Platón: “La república”, “El político” y “Las leyes”, desde luego aparecen en su estudio varios diálogos más. Les comparto una probadita de lo que hace Popper en la obra.

Apunta Popper que Heráclito influyó mucho en Platón en el tema del cambio permanente: “Todo cambia”. Para los dos filósofos cambiar es sinónimo de degradación, corrupción, porque, además, la historia del devenir del hombre y las sociedades así se lo demostraban. La gran diferencia es que Platón creyó que podía detener la ley del cambio degradante. Lo admitía y justificaba por lo siguiente: en la República, Platón sostiene que antes del proceso del cambio corruptor, existió una sociedad original que se asemejó al Estado perfecto. Este Estado “casi perfecto” tuvo su primera caída porque desconoció el número, es decir, no supieron el momento indicado para que la mujer procreara hijos perfectos, esto causó que la raza se fuera degenerando y, algo peor, tampoco conocían el arte de la eugenesia. Con el desmejoramiento de la raza se inició la desunión, citando a Heráclito: “El populacho sólo se llena el vientre como las bestias.” Además, surgieron las rivalidades económicas de esta raza imperfecta y es así como por desconocer el número el hombre sufrió la caída y apareció la forma de gobierno denominada Timocracia. Platón en la República explica el paso de un régimen a otro y sus características. A la Timocracia lo sucedió la Oligarquía, a ésta la Democracia y la cuarta y última forma de degradación es la Tiranía.

Originado por este continuo proceso de decadencia, Platón se propondrá diseñar en la teoría filosófica un Estado que sea perfecto. La creación de este Estado aparece por primera vez en su inmortal libro: “La República”. Popper acepta que de manera general hay muchos valores rescatables en la obra, empero, que si analizamos detenidamente el programa político de Platón, éste no es más que el proyecto de la creación de un régimen dictatorial, totalitario, déspota, tiránico. El filósofo vienés, en los diez largos apartados en que divide el estudio, va desarrollando y mostrando el programa político de Platón. De entrada, su Estado perfecto está conformado por tres clases: “Los magistrados”, “Los guerreros o guardianes” y “los artesanos”, estos últimos representan al pueblo. Popper resume algunos postulados del programa político de esta forma:

“(A) La división estricta de clases; la clase gobernante, compuesta de pastores y perros avizores, debe hallarse estrictamente separada del rebaño humano.

     (B) La identificación del destino del Estado con el de la clase gobernante; el interés exclusivo en tal clase y en su unidad, y subordinadas a esa unidad, las rígidas reglas para la selección y educación de esa clase, y la estricta supervisión y colectivización de los intereses de sus miembros.

De estos elementos principales pueden derivarse muchos otros, por ejemplo, los siguientes:

     (C) La clase gobernante tiene el monopolio de una serie de cosas como, por ejemplo, las virtudes y el adiestramiento militares, y el derecho de portar armas y de recibir educación de toda índole; pero se halla excluida de participar en las actividades económicas, en particular, en toda actividad lucrativa.

     (D) Debe existir una severa censura de todas las actividades intelectuales de la clase gobernante y una continua propaganda tendiente a modelar y unificar sus mentes. Toda innovación en materia de educación, legislación y religión debe ser impedida o reprimida. (Basta recordar que expulsa a los poetas de su Estado)

     (E) El Estado debe bastarse a sí mismo. Debe apuntar hacia la autarquía económica, pues de otro modo, los magistrados, o bien pasarían a depender de los comerciantes, o bien terminarían convirtiéndose en comerciantes ellos mismos.”

El programa de Platón es muy amplio. Si algo atacó en su esquema es al individualismo. Para él, por encima del individuo está el Estado, e incluso, Popper extrae dos planteamientos radicales de Platón pronunciados en la República con los que pretende acabar con el espíritu individualista: “La propiedad de las mujeres, de los hijos, y de toda clase de afectos es común.” Y, este: “De todos los principios, el más importante es que nadie, ya sea hombre o mujer, ha de carecer de un jefe. Tampoco debe acostumbrarse el espíritu de nadie a permitirse obrar siguiendo su propia iniciativa, ya sea en el trabajo o en el placer. Lejos de ello, así en la guerra como en la paz, todo ciudadano habrá de fijar la vista en su jefe, siguiéndolo fielmente y aun en los asuntos más triviales deberá mantenerse bajo su mando. Así, por ejemplo, deberá levantarse, moverse, lavarse o comer…sólo si se le ha ordenado hacerlo…,en una palabra, deberá enseñarle a su alma, por medio del hábito largamente practicado, a no soñar nunca con actuar con independencia y a tornarse totalmente incapaz de ello. En esa forma, la vida de todos transcurrirá en una comunidad total.”

Verdad es que Platón al inicio creyó genuinamente que, con el nacimiento de su Estado perfecto, el hombre podría alcanzar la felicidad y la tranquilidad. En la República aborda temas que son fundamentales en la creación de su Estado como la justicia y las demás virtudes cardinales. Profesó que con la virtud se podrían educar ciudadanos ejemplares y, particularmente, que con el gobierno de los sabios se evitarían todos los males. Karl Popper afirma que el ideal tan alto e irrealizable que tuvo Platón influyó en sus seguidores para tratar de justificarlo. Mas, que eso no evita denunciar que Platón al final construyó un edificio político que ha aportado ideas no para alcanzar la felicidad, ni mucho menos la igualdad y la justicia, al contrario, el nazismo, el fascismo, le deben mucho a esa sociedad racista planteada por Platón.

Por eso, Popper va en defensa de la sociedad abierta, crítica, tolerante, y si es necesario juzgar y desnudar a sus enemigos, no le importó que estos se llamen Platón. La defensa de la libertad está por encima de cualquier celebridad. Estemos de acuerdo o no con Popper, allí está la gran enseñanza.

 

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