Bastaron cuatro semanas para que los veracruzanos se manifestaran y entregaran todo su apoyo a otro veracruzano, a Pepe Yunes, para que a partir del primero de diciembre próximo gobierne.
Fueron solo cuatro semanas para que se hiciera manifiesto el repudio a Morena.
Ese hartazgo ciudadano por la brutal situación económica, de salud e inseguridad pública manifiesto en los 212 municipios.
Fue un rechazo al unísono para entregarse a un hombre honesto que, en la arenga y en el discurso se comprometió al rescate de Veracruz.
Solo fueron cuatro semanas desde que el Frente Amplio por México, que aglutina al PAN/PRI/PRD y cien organizaciones civiles se pronunciaran por Pepe Yunes para que en desusada oleada de simpatía y entrega ciudadana se hiciera manifiesto el apoyo en plazas, en calles, en cabeceras municipales y ciudades de esta noble tierra.
No hubo necesidad de ir a saludar a Virgilio Uribe, tampoco de pasar a saludar a don Martínez de la Torre, ni ir a constatar si en Agua Dulce seguía siendo tal o pasear por el litoral de Catemaco, solo invocar al rescate para que se diera la magia.
La oposición agradece y tiene en alta estima al señor presidente López Obrador al haberse decidido por la zacatecana Roció Nahle para contender por la gubernatura.
Se agradece y reconoce al señor presidente la imposición que dio lugar a que se sucediera el punto de quiebre en tan solo cuatro semanas en donde ni siquiera hubo necesidad de medir fuerzas.
Pepe solo tuvo que presentarse ante la ciudadanía con la que se ha comprometido desde hace un cuarto de siglo, a la que ha ayudado y compartido tristezas e injusticias, para que se diera ese clic, ese incondicional apoyo.
Luego la alegría jarocha, la fiesta sinfín, el alboroto independentista manifiesto en estas cuatro últimas semanas por todo los rincones del solar veracruzano.
Que si influyó el pasado de la señora Nahle plagado de rapacerías, que si no cumplió en Dos Bocas, que si peleó con Cuitláhuac, que si bajo del camino al Bola #8, que si su pinche mal genio la aisló de las tribus y de los veracruzanos y que si el discurso fofo y plagado de demagogia contribuyeron, pues tal vez sí, pero más ganó la irritación ciudadana.
Mas pudo la intolerable criminalidad, el imparable cobro de piso, los feminicidios, las batallas y luchas a muerte entre delincuentes en plena calle, los secuestros y ajusticiamientos.
Eso fue lo que colmó el buche ciudadano.
Hoy si bien es indispensable cubrir el requisito electoral, vigilar las casillas de los malosos chairos, de formar escudos de defensa familiares para custodiar las casillas, de llamar a los observadores estatales, nacionales e internacionales a estar presentes en la elección de Veracruz, ya se sabe hacia donde transita la voluntad ciudadana y en favor de quien y no es precisamente por la zacatecana.
La elección de Estado prevista y planeada con Nahle, Cuitláhuac y malosos no tendrá efecto alguno mientras la gente, la familia veracruzana salgan a votar.
No habrá voto del miedo porque no hay miedo, hay coraje y Pepe Yunes será el gobernador porque la ciudadanía ya se manifestó sin pensarle tanto.
No bastaron más que cuatro semanas para que buena parte de los mas de 6 millones de votantes se dieran cuenta de la urgencia veracruzana por regresar a la senda de la grandeza sustentada en la honradez y seguridad pública.
Habrá que esperar el 2 de junio para legitimar su mandato.
¡Pepe será gobernador!
Tiempo a tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo