Verónica Hernández Giadáns, una incompetente. Proceso dice que fiscalía de Veracruz basa acusaciones en hechos que no se pueden comprobar
Puede venir López Obrador y decir que en Veracruz más casos se han resuelto con la actual fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns; puede venir Adán Augusto López a repetir la misma mentira, pero eso no cambia la realidad. Desde hace meses, los adversarios políticos que el gobierno de Cuitláhuac García ha encarcelado han ido saliendo libres uno por uno, pues la Fiscalía de Veracruz no ha podido sustentar sus acusaciones. La revista Proceso, en su reportaje sobre la incompetencia de Verónica Hernández Giadáns anota: “Los jueces de distrito del Poder Judicial de la Federación han otorgado amparos para dar la libertad a los imputados, revelando un patrón común de la Fiscalía y la policía estatal, las pruebas están sustentadas en declaraciones de testigos protegidos o en dichos de terceras personas que no llegan a concretarse como pruebas sólida para demostrar la culpabilidad y los informes policiacos están basados en hechos que no se pueden comprobar”. De acuerdo con abogados entrevistados por Proceso, el sistema de justicia en Veracruz ha sido utilizado para venganzas políticas, por lo que la Fiscalía ha basado estas acusaciones en pruebas fabricadas por la policía estatal. Vale señalar que hace unos días Hugo Gutiérrez Maldonado, entonces secretario de Seguridad Pública, fue renunciado en medio de acusaciones de corrupción y desapariciones de policías. Han sido los jueces federales quienes han corregido en varios casos las pifias de la Fiscalía de Veracruz y del Poder Judicial del mismo estado.
Se descara la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Rosario Piedra Ibarra se pone la playera de Morena y se lanza contra el INE
A estas alturas de la Cuarta Transformación no extraña el descaro del presidente López Obrador, quien constantemente lanza misiles políticos en contra de los organismos autónomos con el propósito de doblegarlos. Eso ha hecho contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, contra el Tribunal Electoral, contra el Poder Legislativo. Los últimos misiles que ha lanzado han sido en contra del Instituto Nacional Electoral. El mismo Lorenzo Córdova lo advirtió, que la reforma electoral del presidente tiene como propósito capturar al organismo electoral como lo hizo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Aludida, o más bien descalabrada, la titular de la CNDH, Rosario Piedra de Ibarra, respondió, acusando que el INE es un “instrumento de sabotaje de la voluntad del pueblo”. Por lo mismo, después de culpar al INE de todos los males de este pueblo, pidió a los legisladores: “Es así que la CNDH hace un llamado público, respetuoso, a las y los legisladores de la República para que, tomando como referente las luchas democráticas mencionadas, y las posteriores, revisen la legislación electoral vigente, realicen un análisis honesto y serio, que recoja las expectativas ciudadanas actuales. Y construyan una reforma que otorgue certeza sobre la organización de las elecciones, sobre la imparcialidad del órgano encargado de contar los votos y sobre la designación de sus integrantes, de manera insospechable de intereses partidistas”, puntualizó”. El descaro es más que obvio, capturada la CNDH por intereses partidista, se une a la lucha en contra de uno de los organismos que defienden la democracia en el país.
Gana Lula da Silva, pero no la tuvo nada fácil. Menos de un punto porcentual le dio el triunfo, y eso que Bolsonaro es pésimo candidato
Los que pensaron que Luiz Inácio Lula da Silva la tendría fácil en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, se equivocaron. Lula da Silva ganó la segunda vuelta con el 50.83 por ciento de los votos. Su contrincante Jair Bolsonaro tuvo el 49.17 por ciento. Y eso que Jair Bolsonaro es un pésimo candidato, lo mismo que sus aliados, quienes previo a las elecciones de este domingo 30 de octubre se metieron en problemas con armas y policías. El 2 de octubre, en la primera vuelta, Lula da Silva tuvo un 48.4 por ciento, mientras que en esta ocasión obtuvo un 50.83 por ciento, lo que significa que sólo un 2.43 por ciento del electorado se le sumó de la primera a la segunda vuelta. Luiz Inácio Lula da Silva va por su tercer periodo de gobierno ante una nación brasileña completamente dividida. Los pronósticos señalaban que Lula arrasaría en la segunda vuelta electoral, sin embargo, Bolsonaro, del Partido Liberal, todavía mantiene una gran simpatía entre los electores brasileños. Por supuesto, se espera que Bolsonaro, quien sabe que con Lula en la presidencia corre peligro de perder la libertad, impugne las elecciones, por lo que se espera para Brasil una tremenda batalla legal.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra