Veracruz merece cambiar de destino. No es cuestión de suerte sino de compromiso común. De responsabilidad compartida.
Después de doce años de latrocinios y dos de experimentación con una coalición de oposición, los veracruzanos tenemos la decisión de un futuro mejor.
La inseguridad pareciera estar en campaña, en una incansable carrera hacia la muerte. Nadie está a salvo y las autoridades sólo parecen exclamar: Sálvese quien pueda.
El crimen organizado en las calles y carreteras y la delincuencia organizada en los escritorios de la alta burocracia instalada en dos sexenios, han hecho imposible gobernar en dos años un lugar que exige respeto y dignidad.
El arma de la población es el voto, con ella se defiende y señala a culpables aunque a veces la pasividad de la justicia oficial rompa el silencio de los mexicanos. El voto como herramienta de castigo es válido; sin embargo, como participación política es muy limitado. Hace falta que la sociedad se organice para exigir lo que en derecho le corresponde. Pero quienes han sido escogidos como interlocutores no han respondido.
Ahora, los veracruzanos tendrán una nueva oportunidad de hacerse oír, pero sobre todo, de escoger a la persona que debe escucharlos y resolver sus problemas, armonizar en sus conflictos y conciliar entre sus intereses.
Las elecciones son un ajuste de cuentas con el poder. En ello radica su fortaleza.
Así, la gubernatura seguramente romperá con la inercia de crisis que desde inicios de este siglo castiga a la entidad.
Se requiere de una persona que conozca el territorio, que hable el idioma de quienes no han tenido voz y, de ser posible, que en esos sencillos idiomas donde la humildad no debe ser sinónimo de falta de dignidad, haya un traductor que le dé un espacio político y social a las voces de las etnias de un estado cuyas raíces no afloran ni dan frutos.
Ahí deberán estar cifradas las esperanzas de un Veracruz mejor. Así, desde la visión de los hombres y mujeres del estado debe haber alguien que conozca cada rincón y hable el idioma de los que no son escuchados.
Entre quienes conocen a fondo la problemática de una entidad castigada por los políticos, está José Yunes Zorrilla, senador que ha realizado una serie de gestiones entre los veracruzanos y el Senado en beneficio de la población.
Es el candidato natural para convertirse en el conductor de los destinos de Veracruz durante seis años. Preocupado por el nivel de vida de quienes no han logrado integrarse al tiempo y al espacio de la entidad, pugna desde hace varios años por la reivindicación de la equidad en el estado.
Hace unos días, con representantes de zonas cafetaleras y del sector agropecuario, el senador recordó que hace unos pocos años, se registraron precios muy bajos para el café, por lo que se hacía necesaria la presencia del Gobierno de la República para poderlos acompañar.
“Para la primera cosecha trajimos alrededor de 120 millones de pesos. Para el año subsiguiente, tuvimos la oportunidad de traer 110 millones de pesos más. Y este año hemos podido hacernos presentes con los cafeticultores con programas específicos. Y yo creo que habrá buenas noticias iniciando el próximo año”, subrayó Pepe Yunes.
Ante la adversidad de los veracruzanos no expresó solidaridad en el discurso, se puso a trabajar. Así, acuñó la frase de “Primero Veracruz, hoy y siempre”, al entregar un incentivo productivo del Programa de Apoyo a Pequeños Productores de café.
Recalcó la obligación del Senado de acompañar actividades que generan riqueza y que permiten el sustento para los veracruzanos. “Eso es lo que debe hacer un senador de la República, y ésa es la razón por la cual, no obstante las limitaciones, hemos tratado de acompañar en gestión el esfuerzo de todos ustedes”, aseguró.
Hombre crítico del ejercicio político, incluso de su propio partido y sus correligionarios que no actúan con congruencia. Enemigo de los bonos de salida de los legisladores, defensor de la transparencia, saboteador de triquiñuelas. Yunes Zorrilla es el candidato natural hacia la gubernatura de Veracruz.
Cuenta con grandes apoyos sociales y dentro del mismo equipo cercano tiene a Héctor Yunes, quien contendiera por la gubernatura hace dos años al competir con Miguel Ángel Yunes Linares.
Si el también senador se integrara a la campaña de Pepe, incluso la condujera, la contienda electoral en la entidad cobraría un sentido social que beneficiaría a todos. Ambos saben las dimensiones del problema, conocen a fondo la idiosincrasia de quienes viven en todos los rincones de la entidad, por escondidos que parezcan.
Las condiciones adversas requieren de una visión congruente no sólo con sus soluciones sino con la manera de solucionar dichos conflictos. Armonizar en una sociedad como la de Veracruz no implica únicamente darle una rápida solución, sino arreglar los errores propios y ajenos con respeto a todo lo que debe respetarse en un lugar como Veracruz, donde muchos de nuestros antepasados se convirtieron en héroes para salvaguardar lo que ahora no sólo no se respeta sino se olvida.
Para gobernar una entidad debe no sólo conocerse la realidad actual sino el antecedente de los problemas, el marco jurídico, la historia y el sentir de esa historia. La sensibilidad del político que se contrapone al pragmatismo del tecnócrata. Esa pasión por la transformación. Eso es en lo que debe pensar no sólo quien se postula sino quien elige al que atreve a jugársela, en serio, y con honestidad por Veracruz. PEGA Y CORRE.- Yendi Guadalupe Torres Castellanos, fiscal especializada en Investigación de Delitos de Violencia contra la Familia, Mujeres, Niñas y Niños y Trata de Personas en Pánuco, Veracruz, fue asesinada el lunes pasado al llegar a su trabajo. La inseguridad hace vulnerables a todos los veracruzanos. El pretexto es lo de menos, la vida empieza a ser cada día menos importante por falta de rigidez en las leyes y de seriedad en el ejercicio de la función pública. Mientras, los delincuentes , prácticamente confesos de delitos graves, siguen esperando sentencia en la comodidad de celdas de lujo o en una curul… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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