Proveniente de una familia muy unida producto de unos padres amorosos y entregados por completo al trabajo- Guadalupe y Alberto-, junto con sus cinco hermanos, el niño de ojos morunos proveniente de otras tierras se maravilló e impactó, con la primer imagen del lugar que les cobijaría y a donde alcanzarían, posteriormente, todos sus anhelos: la Avenida Xalapa. A partir de ese entonces, 1960, para Ricardo las calles de Allende, JJ Herrera, Juárez, el Monumento a la Madre, la Iglesia de los Corazones y otros barrios empezaron hacérsele muy comunes, pues iba y venía- posteriormente incluso entregando mercancía en un diablillo al mercado Jáuregui- en el transcurso de su niñez, adolescencia y su forma adulta. El siente Xalapa-“aunque no nací aquí”- como su cuna, pues fue el lugar donde, apoyados por el hermano mayor de su padre, la familia Ahued Bardahuil se empezó a desarrollar envueltos en el profundo amor de sus progenitores, pero también en la energía, disciplina, que cualquier crecimiento conlleva. Una estirpe normal, tranquila, liderada por una pareja con valores, principios, cariño y rectitud que les valió el aprecio de la comunidad que les rodeaba. *** Su padre, comerciante, emigró a Xalapa buscando la ayuda de su congénere, porque su negocio de textiles tuvo una mala racha-“como en todos los negocios”- que tuvieron que dar hasta su carro para pagar una última deuda. Y aunque venían abatidos-“con una mano atrás y otra adelante”- la lucha por superarse les dio fuerza, alentó y lo que más disfrutaban era regresar a casa y “oler a mamá”, pues doña Lupita todo lo elaboraba desde el pan, mole, postres, guisados. Los hijos a la escuela, el padre al trabajo y la madre al cuidado del hogar. Desgraciadamente a los diez años de haber llegado muere su progenitora y entran en una especie de shock, empezando por su padre, que al tiempo sufre un infarto. Todos quedaron a cargo de su hermana mayor, de 16 años, que se convierte en la madre. Así empezó una lucha aún más difícil y entre todos empezaron hacerse cargo cada uno de sus diferentes responsabilidades, teniendo incluso que dejar la escuela, pues tanto Ricardo como su hermano- a la fecha de 14 y 15 años- tuvieron que dedicarse de lleno al negocio para poder sostener a la familia permanentemente. *** Después de sucesos naturales y ya con más madurez, Ricardo Ahued logró reunir un capital para abrir su propio negocio. Superando todo tipo de crisis aparejadas al comercio, logra sobresalir a toda clase de inclemencias, afronta los retos, cruza el río y se vuelve un empresario exitoso al formar una de las empresas veracruzanas más importantes y que simplemente llevan su apellido: Casa Ahued. De ahí a la Cámara de Comercio, en donde también aprende, se inmiscuye, participa y un día lo nombran presidente por unanimidad. Pero también la institución tenía carencias y se tuvo que trabajar mucho, para solventar todo tipo de gastos hasta que se logró conformarla sólidamente. A partir de ahí y en el contacto con diferentes sectores del Gobierno, empresarial, social, partidos políticos, patronatos, sector popular y comercial, sector femenino y amigos lo empezaron animar para buscar la alcaldía, a la cual se negaba por su negocio que sentía que estaba en una época de crecimiento. Sin embargo, tuvo que tomar una decisión, ya que se preguntó de no hacerlo, qué iba a pasar. Se dijo: “Decir sí no es ganar, pero puede ser una gran experiencia y no me quiero quedar con la duda toda mi vida de lo que pudo haber sido. Tengo que dar un paso al frente y entrar a un proceso donde puedo aprender muchas cosas”. Y la decisión no fue inmediata, ya que le llevó semanas, meses. *** Entrevista a Ricardo Ahued Bardahuil, para el periódico Milenio El Portal. *** Continuará una segunda parte. ***
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