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Vasconcelos: detonando la alianza y salvando a Morena

by Mussio Cárdenas

* Su candidatura a alcalde se esfuma  * Rechazó al PAN y lo vetaron  * En el PRI están hartos  * Moreno y Bringas, el plan B  * Sin alianza PRI-PAN-PRD enfrente, Tania Cruz va por la reelección  * Hijo del magistrado también cobra  * Olaf en video  * Hamburguesas y trago en Madison por casi 5 mil pesos  * La muerte del líder y la misteriosa mujer

MUSSIO CARDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

4 de enero de 2021

Líder rupestre, “La Amenaza” Vasconcelos no construye alianzas de oposición pero sí las destruye. A unos, los panistas, los desaira; a otros, los priistas, los suyos, los agravia; a los más los hace nada, erosionando el camino a la alcaldía y salvando —para Ripley— a un Morena que apesta.

Miope, el vetusto obrero que nunca dio golpe en la industria y que fue líder petrolero por sucesión monárquica, no ve el alcance de sus alardes, ni renuncia a la soberbia, ni mide la frialdad de sus aliados, mientras su candidatura entra en crisis.

Ajeno a todo, Carlos Vasconcelos Guevara habita en un mundo etéreo. Se imagina alcalde de Coatzacoalcos sometiendo al PRI, su partido, dividiendo a la base militante, desdeñando a los priistas que lo sufren, y al panismo que le daba su apoyo condicionarle nada y al PRD que tácitamente no existe.

¿Qué mueve a “La Amenaza” a fracturar la alianza de oposición, complicando acuerdos, rehuyendo el diálogo con líderes panistas e impulsores del frente cívico? Sus ligas con Morena, con los Robles del Clan de la Succión, con la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

Su desdén y el riesgo de un rompimiento entre PRI y PAN le da oxígeno a Morena, el partido del obradorismo que hizo de la presidencia municipal un botín, santuario del nepotismo y cuna de delincuentes donde dispensaban su gracia un secuestrador, ya preso; un narcomenudista, asesinado; un falsificador de actas de cabildo, impune; una experta en desviar recursos a su universidad patito, y un mafioso con una red de empresas que acapara la obra pública.

Suponiéndose Zeus tropical, Vasconcelos merodea en las nubes del delirio sin captar que si la alianza lo excluye y el PAN lo veta, la derrota es lo único que tendrá.

El desvarío, pues, es demencial. Vasconcelos desairó de inicio la pasarela armada por los enviados del PRIANPRD y se montó en ella cuando ya todo estaba hecho. Y sólo acudió para desayunar, reír y cotorrear. Luego volvió al desdén.

Su estrategia es la del ogro filantrópico. Anda en las colonias con la despensa en la mano y el engaño en la boca. Lleva huevo de bajo precio, una bolsa de arroz, otra de frijol y otras minucias que los vivos toman sin chistar… y sin comprometer su voto. Aporta pero no amarra.

Hará unos cinco años, siendo Javier Duarte el gurú del priismo en Veracruz y el saqueo vivía sus días de esplendor, Vasconcelos inició la treta: vendía despensas con precio simbólico y se ganaba un elogio. Y redondeó el proyecto convirtiendo las instalaciones de la CTM regional en un centro de ayuda médica, gratuita, a la población.

Especialistas atendían enfermos, diagnosticaban y la medicina se obsequiaba o se vendía a bajo precio. Centenares de adultos mayores y afectados en su movilidad obtuvieron sillas de ruedas y bastones. Se realizaban análisis clínicos. Vasconcelos adquirió un costoso equipo para realizar mastografías, que ni siquiera desempacó.

Era el ogro filantrópico y estaba en acción.

A la par presumía de haber auspiciado el empleo con el proyecto Etileno XXI. Odebrecht construía y Vasconcelos, titular del contrato colectivo, aportaba trabajadores. Odebrecht, la de los sobornos que tienen a Peña Nieto y Luis Videgaray al borde de la prisión, era su aliado.

A la par, también, “La Amenaza” Vasconcelos controlaba el transporte de personal, el comedor para los obreros y empleados. Los contratos a constructores y proveedores pasaban por sus esbirros, delegados que esquilmaban sin freno alguno.

Con disfraz de oveja, el lobo se trazó entonces la meta de ser presidente municipal de Coatzacoalcos, en 2017. Fue candidato del PRI, pero ocultó los colores, el emblema, toda referencia al tricolor, agotado el partido y vilipendiado por el efecto Duarte, por el escándalo de corrupción del ex gobernador que hurtó entre 35 mil y 80 mil millones de pesos al erario.

Traicionado por el marcelismo —el ex alcalde Joaquín Caballero y el ex subdirector administrativo de la Sedesol federal en Veracruz, Víctor Rodríguez Gallegos pactaron con la hoy secretaria de Energía, Rocío Nahle García—, fue vapuleado por Morena en la elección municipal. Y entonces el lobo volvió a ser lobo.

Desmanteló el centro de ayuda médica, suspendió la ayuda en colonias, se envolvió en la ira y pulverizó el sueño de ser alcalde.

Al tercer año, “La Amenaza” vuelve a ser oveja. Confía en la desmemoria de los que imaginaron al veterano líder de la CTM como un altruista de verdad. Según Vasconcelos, el pueblo olvida. Les dio, los usó, le fallaron, los desechó y los vuelve a usar.

Jodido el PRI que entre su pléyade de infumables Vasconcelos es el menos peor. Sólo un personero del ex alcalde Marcelo Montiel Montiel, Víctor Rodríguez Gallegos, le disputa la candidatura… y el descrédito. O le calienta el ambiente para negociar con Morena y bajarse del ring.

De negativos brutales, ligado a Rocío Nahle, a la senadora morenista Maribel Villegas, sobre la que pesan escándalos por un crimen, despojo de tierras nacionales, complicidad con el ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, hoy preso, auspiciadora de la libertad del ex mandatario quintanarooense, Mario Villanueva Madrid, enjuiciado por narcotráfico de lo que se pudo librar, Víctor Rodríguez es la cara viva de la derrota. Si contendiera solo, sin duda perdería.

Así pues, en el país de los ciegos, “La Amenaza” es rey. Pero Vasconcelos no deja de tensar la cuerda. Al PRI lo chantajea. A la alianza de oposición la ignora.

Tres audios registraron su voz, entre enero y febrero de 2020, alardeando que se iría del PRI, que se inscribiría como candidato independiente, que también dejaría la CTM, pero que los líderes de organizaciones obreras le tendrían que aportar una cuota de votos o irse a chiflar a otro jardín.

El chantaje dio resultado. Vasconcelos se enfiló como único aspirante a la alcaldía de Coatzacoalcos. Y el PRI le concedió la dirigencia local para su equipo. Desde entonces el PRI se dividió aún más.

Aquellos audios retrataron las exigencias de “La Amenaza”: todas las posiciones en la planilla del PRI serían suyas o no sería candidato.

Al PAN también se la hizo. Convocados a una reunión regional con todos los aspirantes a alcaldías y diputaciones federales y locales, Vasconcelos no se apareció. Hizo menos a la máxima figura del panismo veracruzano, Bernardo Téllez, y a dirigentes como Enrique Cambranis y Tito Delfín.

La respuesta fue contundente: Vasconcelos se puede ir por la libre, independiente, sin el aval del PAN en el proyecto de alianza para Coatzacoalcos. El PAN lo vetó.

La cúpula panista concluyó que si al PAN se le concede el derecho a proponer candidato en Coatzacoalcos, Vasconcelos está, desde ahora, descartado. De ahí, el activismo de Jesús Moreno Delgado, ex priista y ex integrante del equipo de Marcelo Montiel. La segunda opción es convencer al ex alcalde, ex diputado federal y ex diputado local, que pasó del PRI al PAN y regresó al PRI, Rafael García Bringas, de aceptar la candidatura.

“La Amenaza” rehuye la alianza. Y con ello tácitamente mata al PRI. Sin alianza, sus votos no le dan para vencer a Morena.

Graduado en la universidad de la vida, con posgrado en las mazmorras del sindicalismo charro, estudiante violento que no perdonó ni a sus maestros, dilapidando la fortuna que le succionó a Pemex, finalmente tomó el camino de la redención. O lo simula.

“La Amenaza” requiere, pues, de un psiquiatra político, uno que le aclare el caos mental, los fantasmas que lo asedian, el falso mundo de los predestinados y el delirio por ser alcalde sin un gramo de talento para el servicio público.

Vasconcelos juega en tres pistas: una es la del PRI; las otras, con Rocío Nahle y José Pablo Robles Martínez, son de Morena.

Reventar la alianza de oposición tiene alta rentabilidad. Si Morena retiene la alcaldía de Coatzacoalcos, gana Rocío Nahle y fortalece su proyecto hacia la gubernatura de Veracruz en 2024, y le asegura el negocio por cuatro años más a José Pablo Robles, su amigo, jefe del Clan de la Succión, dueño de los periódicos Diario del Istmo e Imagen de Veracruz y padre de la diputada local de Morena, antes duartista y beneficiaria del PRI, Mónica Robles de Hillman.

Y el trabajo sucio se cobra bien.

Vasconcelos erosiona así a la alianza, desaira al PAN, ignora al PRD, divide al PRI y le da oxígeno a Morena, que electoralmente es un desastre total.

El lobo vuelve a vestirse de lobo.

Archivo muerto

Un plumazo y la alianza se destiñe. Van juntos PRI, PAN y PRD por la diputación federal en todo Veracruz, menos en Coatzacoalcos, dándole hasta ahora a Morena, a Rocío Nahle, al Peje Andrés Manuel, el oxígeno que requieren para no perder en su bastión. De los 300 distritos electorales en el país, 152 van en alianza. Y de los 20 de Veracruz, sólo Coatzacoalcos quedó fuera. Hay, sin embargo, proyecto para concretar el acuerdo en 190, que permitiría incorporar al viejo Puerto México. El PAN propondrá candidatos en sus feudos: Veracruz Urbano y Rural, Córdoba, Pánuco, Tantoyuca, Tuxpan, Martínez de la Torre, Huatusco y Cosamaloapan; el PRI en Xalapa Urbano, Xalapa Rural, Coatepec, Orizaba, y el PRD en Poza Rica, Papantla, Zongolica, San Andrés, Minatitlán, Cosoleacaque. Algo se tramó porque tampoco habrá alianza Morena-Partido del Trabajo-Partido Verde en el distrito de Coatzacoalcos, cuya candidata será Tania Cruz Santos, actual diputada federal, quien va por la reelección en un escenario menos complicado que si tuviera que enfrentar al trabuco PRI-PAN-PRD… Mal de males, el nepotismo en el Poder Judicial de Veracruz es el postre del festín. Así como Edel Álvarez tenía a su sobrino Jorge Franco en el área financiera del Consejo de la Judicatura, y Sofía Huerta a su nuera como secretaria de Acuerdos del CJ, y la presidenta del Tribunal de Conciliación, Itzel Castro Castillo, a su novio, pareja o lo que sea, Alejandro Dávila Vera, de pasado duartista, del clan del ex fiscal del estado, Luis Ángel Bravo Contreras, alias Fisculín, también el magistrado Jorge Espinosa Castillo ve por su hijo, Jorge Espinosa Vázquez, y lo incrusta en la nómina oficial. Al vástago lo ponen donde hay: secretario del magistrado Cándido Nicanor Rivera, el de la toga de trapo y el birrete de oropel, en la Cuarta Sala en Materia Civil, con percepciones nada despreciables —salario, compensación garantizada, bono de despensa, estímulo a servidores públicos—, más lo que se acumule en el camino. Y todo por ser hijo de papá. Y todo porque el nepotismo no cesa. Con la presidenta morenista del PJV, Isabel Inés Romero Cruz, la podredumbre se maquilla. Pero ahí está… Rafael Olaf Blanco y el video con la cuenta por más de 4 mil pesos en Madison. Circula en redes sociales y en ella se muestra la nota de consumo, tacos y hamburguesas, Bohemia, Lagger y Heineken, vino, clericot, Bacardí, tragos y más tragos, y al final lo que se debió pagar: 4 mil 834 pesos. Enfocado a la cámara, se observa al secretario del alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza, Rafael Olaf, y una voz en off suelta: “¿Quién comió ver…a, eh, que nos la metieron en la cuenta?”. Y Olaf sonríe y asiente con la cabeza. Mueve la escena en Tik-tok, Joe Manzano. Olaf, el de los excesos, el que cobra en el ayuntamiento y en Pemex, violando la ley porque en ambas nóminas aparece como trabajador activo. Así, el cambio. Así, la transformación… Tundido a golpes, don Polo transitó de la agonía a la muerte. Charro, como su mentor Carlos Vasconcelos, líder aún de la CTM, tuvo en sus manos al sindicato de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos (CMAS) por más de 30 años, canjeando condiciones laborales óptimas por silencio y sumisión, callado ante el saqueo brutal, los negocios y sobornos, la caja chica del PRI. Su muerte es un misterio. A Leopoldo Hernández Manuel no lo mataron los golpes de un presunto asalto, pero sí el terror que vivió. 80 días después, nada se sabe de la mujer con la que convivió horas antes. Ni quién le propinó la felpa. Unos cuantos lo vieron con las huellas de la golpiza, más aún trasluciendo un miedo superlativo. Y en su gremio todos callan. Muerto el rey, viva el nuevo rey…

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