El daño que la clase política ha infringido a los mexicanos, es irreversible. Por sus malos manejos económicos, corrupción e impunidad todos los males se juntaron. La mitad de la población- 60 millones- en miseria, pobreza extrema y exterminio de la clase media. Esta última, que paga impuestos caros e ineficientes y que cada día los gobiernos en turno, castiga de varias formas. Pasa por alto a los bancos usureros, por ejemplo, que cobran los intereses más altos del mundo. La anarquía en cobros en la telefonía, luz, gas, agua. Que golpea, al proteger a la delincuencia organizada. Quienes han permitido, la masacre más grande de la historia moderna de nuestro país. Considerado la más grande fosa común de Latinoamérica. Ese quebranto moral de miles de ciudadanos, en la pérdida de un ser querido, patrimonio familiar, pequeñas, grandes y medianas empresas por el cobro de piso. No hay explicación posible. Dejar en manos de narcos gobiernos, el bienestar de sus pobladores. Quienes conocen la realidad, no la que pagan con nuestros impuestos tratando de engañarnos que se vive en jauja y tranquilidad. Por lo pronto, el próximo sábado se cierra un capítulo muy oscuro y doloroso. Imposible permitir, se repita de ningún modo el estilo, la moda, la estructura al gobierno que viene. *** A ese hay que advertirle, que el horno no está para bollos según un sabio dicho popular. La desaparecida partidocracia voraz y corrupta, nos cansó con su ineptitud y avaricia. Los gobiernos deben incluir en gran mayoría, a la ciudadanía preparada y capaz. Lo insano de insertar en los principales cargos públicos de responsabilidad, a parientes y recomendados. No permitir ningún viso de arbitrariedad, por parte de funcionarios públicos. Exigirles respeto irrestricto, ya que se les dio el poder absoluto, para que cambien las cosas decididamente. Nada puede acércanos al retroceso, pues somos un gran país que no pudieron saquear más, empobrecerlo y aún está de pie. No son los liderazgos lo que importan, sino la solidaridad y patriotismo a toda prueba. Porque el destino de hijos, nietos debe ser mejor que el pasado. Estamos en otro siglo y da pena visitar a otros países, con menos riqueza, que se esfuerzan por vigilar las necesidades de su nación. *** Solo 30 millones votaron por AMLO, de los cuales la mitad fue por el cambio; 53 por ciento del padrón electoral y solo un millón, componen las consultas populares. Hay una dicotomía. La ciudadanía es otra, no se confundan. AMLO, quien asegura cumplirá con sus promesas de campaña – en algunas se percibe clara lejanía- aseguró que: “renunciaré a la presidencia sino cumplo”. En el México de nuestros ancestros, la palabra era ley… pues era de hombres de bien. *** Por el bienestar de nuestro país, esperemos que la luz de la esperanza del cambio logre atenuar el miedo e incertidumbre, con la que llega AMLO a su conquista. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.
EL DAÑO
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