“No tengo miedo a morir, tengo miedo ser un cobarde y esconder la realidad que el país está controlado por los narcos”. “Veo un México con hambre y sed de justicia”. Dos visiones humanísticas de grandes líderes asesinados por sus posturas políticas. Carlos Manzo y Luis Donaldo Colosio. Jóvenes políticos valientes e íntegros que su pecado fue hablar de la realidad del país cada uno en su momento. Colosio en 1994 lo dictaminó y en 2025 su juicio sigue vigente. Carlos Manzo fue comprometido, osado, verdadero ante el peor gobierno que ha tenido el país. Quienes nos entregaron- así lo denunciaba- al narcotráfico para comprar el poder. Delincuentes sin escrúpulos que han asaltado al erario, ofendido a la inteligencia y engañado a los ignorantes. MORENA que culpa a los del pasado de su ineficacia. Verdaderos carroñeros, buitres, zopilotes que medran con el dinero de los impuestos dejando pobreza, muerte, desesperación en su supuesta transformación. Indigna, exaspera la incontrolable crisis de exterminio. Gracias Luis y Carlos tuvieron lo que muchos carecen. El Estado tranquilo… “es culpa de Calderón”. Dejan a sus hijos -como cientos de miles más- huérfanos.