Las imágenes son impactantes y sobrecogedoras. En la zona norte de Veracruz se cayó el cielo durante cuatro días y de Poza Rica a Tempoal pasando por Álamo y Tuxpan, la tragedia se vive y se toca con las manos: carreteras, calles y campos de cultivo inundados, casas y comercios anegados, comunidades devastadas e incomunicadas y miles de familias que lo perdieron todo.
En Poza Rica donde ni los más viejos recuerdan una inundación de esa naturaleza, el río Cazones, un riachuelo contaminado que atraviesa la ciudad, maloliente y atascado de basura desde hace generaciones, “nomás de repente se despertó” convertido en un embravecido caudal cuyas aguas taparon por completo el edificio de la Central Camionera con todo y autobuses y avanzaron incontenibles al centro para inundar clínicas y hospitales, mercados, escuelas, comercios, iglesias, lo que queda de la refinería, agencias automotrices y las viviendas. “El agua inundó parejo, lo mismo el centro que la periferia”.
Álamo se convirtió en una gigantesca laguna y lo mismo pasó en Tuxpan con el río Pantepec desbordado. Texcatepec e Ixhuatlán de Madero no sólo están inundados e incomunicados; falta agua, víveres y están sin luz, lo mismo que en la mitad de los 69 municipios afectados.
En Ilamatlán más de 40 maestros que estaban reportados como desaparecidos dieron señales de vida: “Acá estamos, varados pero bien. No podemos cruzar porque el puente Garcés está desbordado. No tenemos luz, comida, agua ni ropa para cambiarnos, pedimos ayuda a la gobernadora”.
Hasta este domingo se habían contabilizado 18 muertos en la entidad y se calcula que conservadoramente son entre 400 mil y 600 mil los damnificados en la peor tragedia para Veracruz en lo que va del siglo.
Los gritos a la presidenta Sheinbaum que visitó Poza Rica no fueron la novedad, los escucharon presidentes desde Ernesto Zedillo para acá. La excepción fue la de un cobarde que prefirió encerrarse en su Palacio (Nacional) y hacer recorridos en helicóptero, de lejitos y desde arriba “para no dar motivos de agresión a los conservadores y a la prensa vendida y reaccionaria”. A diferencia de ese cobarde la presidenta sí dio la cara.
Esos gritos iracundos fueron consecuencia de la falta de prevención “nadie nos habló sobre la magnitud de los que se nos vendría encima, simplemente ordenaron suspender las clases y no hubo más”.
Y en efecto, no se activaron los comités de Protección Civil en ningún municipio y no se movilizó a los albergues a la gente que vive en zonas de riesgo, entre otras cosas, porque no se habilitaron a tiempo los albergues.
Al que le fue como en feria fue al alcalde Fernando Remes; los pozarricenses lo llenaron de improperios y le aventaron bolas de lodo a su camioneta, con la misma precisión con la que él lanzaba la bola a la mascota del cátcher para evitar una carrera.
La notita rosa la dio su ahijada y sucesora en la alcaldía, Adanely Rodríguez, tomando muy mona ella, selfies de una desgracia que le es ajena. Y la hicieron pomada en las redes.
Por lo pronto las promesas llegaron rapidito y a raudales. Más pronto que las 30 toneladas de ayuda que la Cruz Roja llevó a los damnificados y sirvieron para paliar el hambre de 6 mil familias.
En medio de la gritería, la presidenta Sheinbaum dijo a los habitantes de Poza Rica “no vamos a dejarlos solos” promesa que he escuchado desde que Echeverría era presidente y jamás se ha cumplido a cabalidad.
Pero bueno…
Una vez que bajen las aguas aparecerán muertos por desgracia, la mayoría de los 65 veracruzanos reportados como desaparecidos y vendrá la pesadilla de los mosquitos, la nube de mosquitos, la plaga de esos insectos zumbadores, insoportables y portadores de enfermedades que pueden degenerar en epidemias.
Luchar contra ellos no será problema si se implementa una eficiente campaña de fumigación y descacharrización. Pero luchar contra la plaga que infecta Protección Civil es otro rollo.
La antropóloga Guadalupe Osorno Maldonado, titular de la dependencia y la plaga de aviadores que Cuitláhuac García dejó enquistados en esa oficina se están convirtiendo en un peligro social.
La también maestra de Literatura Mexicana lleva siete años al frente de esa dependencia y es, se dice, uno de los compromisos de la gobernadora Rocío Nahle con su antecesor lo que suena descabellado.
¿Qué pudo hacer Cuitláhuac por la gobernadora como para que ésta le retribuya dejando en PC a una inútil que es responsable (al menos por ignorancia) de la tragedia que se vive en la zona norte?
Con la salida de la señora Osorno de PC no disminuirá la peligrosidad de los fenómenos naturales, pero sí los muertos y los damnificados, esos que lo perdieron todo porque a la funcionaria se le “olvidó” alertarlos de la tragedia que se avecinaba.
Por sanidad del gobierno estatal, Guadalupe debe irse ya de una dependencia en donde que lo único que ha hecho es daño, mucho daño.