“En ingeniería todo se puede, todo se puede en ingeniería, todo se resuelve, se hacen grandes puentes sobre el nivel del mar, se hacen túneles debajo del mar, en ingeniería se hacen muchísimas cosas, si esto tiene algo fuera de diseño pues lo tienen que corregir, nada más”.
Así fue, así es. Nada más dijo la gobernadora Rocío Nahle en su conferencia de los lunes sobre el trabajo chambón, al costo de mil 676 millones 466 mil 826 pesos, que realizó el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, en la remodelación del estadio de futbol Luis “Pirata” Fuente.
Pero no hubo una sola palabra, ni siquiera una insinuación, de que se va a llamar a cuentas a los responsables de la construcción de la obra, que estuvo mal diseñada, mal construida y que incluso, pese a la fiesta que le han hecho al inmueble, ni siquiera está acabada de construir en su totalidad.
Los detalles resaltaron durante un cuadrangular que recién se celebró, de los cuales dieron testimonio los aficionados que acudieron, quienes los registraron con sus cámaras, pero también los jugadores y los periodistas deportivos, los que ventilaron todo en las redes sociales y el escándalo brincó a los medios, aunque antes, dos influencers, Werevertumorro y El Escorpión Dorado, ya habían dando cuenta de las anomalías en sendos videos, aunque nadie hizo nada para empezar a corregir.
Por lo menos la gobernadora no negó el problema y ofreció que le pediría al personal de la Secretaría de Protección Civil que vayan a ver, porque “para mí lo más importante es la seguridad”, y que luego le pediría al secretario de Infraestructura y Obras Públicas, Leonardo Cornejo, que vaya a supervisar el diseño “donde hay obstrucciones” (de visibilidad) “o donde el estadio esté fuera de diseño”.
Ingeniera de profesión, aunque química, en efecto, Rocío Nahle sabe que en ingeniería todo se puede, pero lo que no dijo en la conferencia es que también todo cuesta, y que en tratándose de una obra hecha con recursos públicos, el sobrecosto que implicará corregir todo lo mal diseñado y construido lo pagarán los veracruzanos con sus impuestos, dañando así el patrimonio del estado.
Zenyazen presumió la obra el viernes
Todavía el viernes pasado, el diputado federal y exsecretario de Educación, Zenyazen Escobar García, presumió en las redes un video en donde se le ve en el estadio con el exsecretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, y el responsable de la reconstrucción del inmueble, Ricardo García, alardeando que la obra se había realizado gracias al exgobernador Cuitláhuac García Jiménez, sin darle ningún crédito a la gobernadora Nahle, la que ahora, ante el escándalo, se lo ha de agradecer.
En agosto de 2024, el empresario Maclovio Mako Yañez Villagrán denunció que el costo de la remodelación, más de mil 500 millones de pesos, constituía un desfalco, porque un estadio nuevo, aseguró, se podía construir con 50 millones de pesos.
El periodista deportivo Antonio López, quien fue titular de comunicación de los desaparecidos Tiburones Rojos, consignó que el césped no aguantó los cuatro partidos que se llevaron a cabo, dijo que no era el adecuado y que además no le habían dado mantenimiento; también registró que las cuatro torres de alumbrados en los palcos afectan la visibilidad de los aficionados que se sientan en las gradas.
“Nos dimos a la tarea de sentarnos en las esquinas pegadas a las torres, donde obviamente no se ve más allá de la media cancha, por lo que en caso de un lleno en el ‘Pirata’, los aficionados que se sienten ahí no podrán ver lo que suceda en una parte del campo, lo que te habla de lo mal que está construido el inmueble”.
Otro periodista, Rodrigo Barranco, de Notiver, denunció que falta un vestidor, que las gradas están angostas, que los baños están inundados y que el alumbrado está mal colocado. Dijo que el pasado viernes, jugadores tenían que cambiarse en una carpa improvisada, y que las escalinatas, para subir y bajar al y del graderío, algunas son pequeñas y otras llegan hasta un metro de altura y que los espacios entre las filas de los asientos quedaron muy reducidos por lo que no hay forma de pasar para ir al baño.
En su momento, al inicio de las obras, trabajadores de Espacios Educativos, que entonces dependía de la SEV, contactaron al columnista para comentarle y denunciar que había fallas estructurales y que, según ellos, a quienes habían puesto a revisar la construcción, por lo mismo la obra no iba a aguantar el peso cuando el inmueble se llenara a toda su capacidad. Después guardaron silencio porque los amenazaron, ya que alguien los delató de que tenían pruebas y las iban a exhibir.
O sea, la obra habría sido un verdadero cochinero, pero por el tono de la conferencia de la gobernadora, no hay ni habrá ningún culpable a quien castigar, y al responsable de todo, Cuitláhuac García Jiménez, se le cubrió con una amplia y gruesa capa de impunidad. Esos son los gobiernos de Morena, que dijeron que iban a ser diferentes. Y así, con ese tipo de hechos, buscan credibilidad y ganarse la confianza de los veracruzanos.
Y rasuran tarjetas de Bienestar
A través del operativo “Bic”, implementado y supervisado por Jorge Alberto Rojas Ríos, coordinador estatal de Programas para el Desarrollo en el estado, y Leticia Carmona, coordinadora administrativa de la misma oficina en la delegación de la Secretaría de Bienestar con sede en Xalapa, estarían rasurando (robando) recursos de las tarjetas de beneficiarios antes de entregárselas.
Del caso estaría ya informada la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, quien habría ordenado una investigación, aunque el delegado Juan Javier Gómez Cazarín no estaría informado de lo que están haciendo sus colaboradores porque estos habrían tomado precauciones para que no los detecten. Sin embargo, habrían estado dejando pistas, rastros, pruebas, que habrían llamado la atención.
Cuando llegan las tarjetas en paquetes, en sus debidos sobres cerrados, ellos se quedan con el resguardo de las mismas, abren los sobres, obtienen el nip que traen asignadas y realizan un registro de cada una con su clave para posteriormente vaciarlas, pero han olvidado que siempre queda un registro electrónico de las operaciones que se realizan.
Así fue como se detectó que en Xalapa, en cortos lapsos, han vaciado una gran cantidad de tarjetas de beneficiarios de diferentes municipios, utilizando principalmente los cajeros de la calle Constituyentes, atrás de Plaza Cristal, con rumbo a la colonia Casa Blanca, el de la calle Liquidambar, en La Pradera, en el municipio de Emiliano Zapata, y recientemente en los cajeros de Banamex de Plaza Crystal.
Una vez que hacen esto, entregan las tarjetas y dicen a los titulares que en caso de no tener recursos sus plásticos, “se regularizarán el siguiente mes sin falta”. Así se han robado recursos de personas de la tercera edad, madres solteras y estudiantes.
Se tiene detectado que tan solo del programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, en menos de 20 minutos han retirado el dinero de 10 tarjetas, pero el rostro de quienes han hecho los retiros han quedado registrados en las cámaras de los cajeros. El columnista tiene información de que a algunos beneficiarios cada bimestre les dicen que no han llegado sus tarjetas.
Sin duda, la corrupción en su máximo esplendor en el gobierno que supuestamente acabó con la corrupción.