* Su primera elección como gobernadora fue un fiasco * La rabieta y las ganas de encarcelar * La derrota de Morena es suya * El secuestrado no estaba secuestrado * Una foto con Pedro Miguel y Rosalinda está fuera * Eusebia Cortés abusa del poder * Orfis tiene en la mira al alcalde de Agua Dulce
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
13 de junio de 2025
No sólo está ardida; también dolida. A Rocío Nahle le duele el millón de votos perdidos en solo un año, la caída de Morena, la debacle, el desaire de las masas, la derrota que pone de moda a Veracruz.
No sólo es la rabieta; es la terrible realidad. Nahle ganó la gubernatura con 2 millones 100 mil votos, en 2024, y un año después Morena apenas araña el millón 100 mil sufragios. Y va a perder más.
Enchilada, pues, la zacatecana ya volvió en sí. La noquearon pero ya regresó. Dejó el limbo y aterrizó en el Veracruz real, en las urnas, en las casillas, en las cifras que le dicen que 2027 para Morena será el Armagedón.
Y en ese punto está catastróficamente frita.
Anda fúrica pero está frita.
Y su bálsamo, su ungüento, su Vitalicina es encarcelar a sus rivales políticos; convertirse, de facto, en fiscal. Disponer cuándo y a quién abrirle carpetas de investigación. Decidir a quién embestir a partir de una nota criminal. Qué importa si las notas criminales las confeccionan en las oficinas del Gobierno de Veracruz. Son el pretexto para echarle la Fiscalía a quien quiera fregar.
Lo bueno que no es cacique si no ya los tendría a todos en el panteón.
Su rabieta no procede del carácter volado o del vértigo del poder. Ni de la hormona. Ni de la naturaleza bronca de los que vienen del norte y ven menos a los del sur. Su berrinche es un asunto de números y de ignorancia política.
Un millón de votos menos, duele. Un millón de votos perdidos de 2024 a la fecha, es señal de que Nahle es un fiasco político, analfabeta electoral, operadora infame, caprichosa que se resiste a negociar, visionaria ciega, estratega de barriada, necia sin rumbo, soberbia hasta la saciedad.
Un millón de votos menos es el infierno. Y es el preámbulo de 2027, la elección intermedia cuando se renuevan la Cámara de Diputados y el Congreso de Veracruz.
Ni con programas sociales, ni con la amenaza de los Cuervos de la Nación, ni con el señuelo de que son diferentes, Morena pudo evitar la debacle.
La masa migajera, la base morenista que se conforma con migajas, los fans de la dádiva del Bienestar, fue insuficiente para sostener las ínfulas de la Narco4T.
Morena perdió la mitad del territorio que gobierna. De 153 municipios morenistas, en enero de 2026 serán 71.
Morena ya no gobernará las tres cuartas partes de los 212 municipios de Veracruz. Lo hará en una tercera parte.
Morena ganó Veracruz, Xalapa, Martínez de la Torre, Córdoba, Coatzacoalcos y Minatitlán, entre los de mayor presupuesto, pero no Boca del Río, Orizaba, Poza Rica, Perote, Alvarado. Y trae un boquete fenomenal en el sur, el feudo guinda. Y el sur define gubernaturas.
Operativamente resultó un fiasco. Impuso candidatos deplorables –Bertha Ahued, en Boca del Río– y sucumbió a los caprichos de Fernando “Pulpo” Remes en Poza Rica, terco el bateador con que Adanely Rodríguez fuera su sucesora, o el fiasco del “Pachocha” Oscar Reyes Guzmán, pupilo del líder estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, o la zarandaja de Igor Rojí en Orizaba, priista camuflado, destrozado en la elección, o su gran, sublime adquisición, Polo Deschamps, patiño de Nahle en la campaña por el gobierno de Veracruz cuando militaba en Movimiento Ciudadano, al que le pagó sus servicios con la candidatura de Morena en Alvarado, haciendo migrar a los morenistas al Partido Verde y dejándolo sin presidencia municipal.
En manos de Rocío Nahle, Morena va al naufragio. En su ADN no existe el verbo negociar. Sabelotodo, diría el Mesías Pejetustra, se asume infalible. Pero infalible sólo Dios.
El fracaso de Morena es suyo. Nahle es la primera morenista de Veracruz. Por sus manos pasan las candidaturas, las estrategias, la operación electoral, el uso del aparato de poder, el control de los medios de comunicación, el manejo del órgano electoral. Y falló.
Y cuando hay que asumir la derrota, le da por robarse Poza Rica y Papantla. Y en modo mapac