Salsa Fest: el festival que llegó para quedarse

“El artista debe ser mezcla de niño, hombre y mujer.” – Ernesto Sábato.

La sinergia entre cultura y turismo ha quedado plenamente demostrada con dos festivales que marcan el pulso económico de sus regiones: el emblemático Festival de la Canción de Viña del Mar, en Chile, y el emergente Salsa Fest 2025, en Boca del Río y Veracruz.

Viña del Mar, con más de seis décadas de historia, impone aún su sello: según cifras anteriores, el festival representa más del 30 % del incremento en ocupación hotelera y aporta sobre un 20 % de los ingresos municipales durante febrero, gracias a sus patrocinios, venta de entradas y transmisión televisiva internacional.

El evento convoca a cerca de 15 000 espectadores diarios en la Quinta Vergara, siendo un imán turístico que moviliza millones de dólares en arrendamiento, publicidad y servicios asociados.

Por su parte, el Salsa Fest 2025 comenzó su consolidación con cifras prometedoras: se esperan más de 100 000 visitantes diarios entre el 13 y el 15 de junio, y una ocupación hotelera que rondará el 85–90 % en la zona Veracruz–Boca del Río.

El festival de 2024 dejó una derrama estimada en 735 millones de pesos, con 551 000 asistentes, cobertura de 14 nacionalidades y un saldo blanco en seguridad.

Restauranteros locales reportaron picos de hasta 40 % en ventas, gracias al flujo de turistas y la activación de todos los sectores vinculados.

Ambos festivales demuestran ser motores económicos extra estacionales: Viña fortalece su marca a nivel internacional cada febrero, mientras que, en Veracruz, Rocío Nahle García ha apostado por la cultura como instrumento de desarrollo. Desde su participación en ferias de turismo como FITUR Madrid y el Cervantino a mediados de octubre, hasta la promoción del jazz y otros géneros, la mandataria ha elevado la imagen cultural del estado.

Este impulso no habría sido posible sin una mejora sustantiva en la seguridad pública y en la infraestructura carretera de Veracruz.

El combate frontal a la inseguridad, con presencia de Guardia Nacional, Ejército y policía local durante el Salsa Fest, fue clave para garantizar “saldo blanco”.

Asimismo, los trabajos en carreteras han facilitado el acceso de visitantes tanto nacionales como extranjeros. Una reciente encuesta en foros de viajeros internacionales destacó que “mientras realices tus actividades en las zonas centro de Veracruz o Boca del Río, la seguridad está garantizada, incluso de noche”.

Si el Festival de Viña sustenta la economía de la comuna mediante licitaciones millonarias, publicidad, impuestos y servicios, el Salsa Fest en Boca del Río, se alza como una plataforma de diversificación económica.

Hoteles, restaurantes, bares, antros, tiendas de conveniencia e incluso taxistas se benefician, apuntalando empleos y consolidando un destino competitivo. Según la CANACO, la derrama se ubicó en 500 millones de pesos en 2024, con previsiones de otro 15–20 % de crecimiento en 2025.

Los logros de Veracruz demuestran que la combinación entre cultura de calidad, promoción estratégica y seguridad confiable no sólo enriquece el alma de sus comunidades, sino que dinamiza su economía. Viña del Mar sigue brillando como pilar de la cultura latinoamericana, mientras que Veracruz marca la ruta de un modelo replicable: el poder de un festival con impacto real, social y económico, para así lograr lo que tanto promueve la Gobernadora Nahle, hacer que Veracruz este de moda.

 

Al tiempo.

 

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