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Nomás para informales que perdimos 118 alcaldías

by Bernardo Gutiérrez Parra

En Morena como que aún no les cae el veinte que el pasado 1 de junio sufrieron la peor derrota en Veracruz en sus trece años de existencia. Y es que quién sabe quién les ha hecho creer que serán la máxima fuerza política del país por siempre.

Desde su nacimiento el 2 de octubre de 2011 la estrella del partido fue en acenso en la entidad. Si la memoria no me falla los morenos empezaron triunfando en 30 alcaldías, más adelante en 80 hasta llegar a las 129 obtenidas en 2022. Y a partir entonces comenzó a ganarles la soberbia en serio.

Tan en serio que los primeros paganos fueron sus aliados del PT y PVEM. “Nos dieron trato de sirvientes; no cumplieron los acuerdos y para el 2024 nos quisieron dar migajas. Naturalmente no aceptamos vino el rompimiento y ahí están las consecuencias. En solitario ganamos 28 alcaldías y mira cómo les fue a ellos. De no ser por el Verde con el que fueron en alianza parcial y ganaron 60 ayuntamientos, en este este momento estaríamos hablando del derrumbe de Morena”, me dijo un militante petista.

Pero de nada de eso se habló el sábado anterior en el Consejo Estatal Extraordinario realizado en el puerto de Veracruz, donde le dieron con la puerta en las narices a la autocrítica y el triunfalismo fue el principal protagonista.

O no lo han asimilado o no quieren ver que perdieron más feo que el PRI en 1997 cuando el casi hegemónico tricolor fue derrotado en 109 de las 212 alcaldías y aquello fue una tragedia que le costó el puesto a su líder, Miguel Ángel Yunes Linares, así como su anhelo de suceder en la gubernatura a don Patricio Chirinos.

En Morena no sucedió así.

Su líder estatal Esteban Ramírez Zepeta, que prometió carro completo para este 2024, entregó apenas 11 alcaldías en solitario. 118 menos que en la elección anterior; una auténtica vergüenza que no es frecuente ver en el partido en el poder.

Lo que se privilegió el sábado en el hotel Emporio de Veracruz donde se llevó a cabo el Consejo, fueron los abrazos, los apretones de mano, los puños en alto y la declaración de Esteban: “No hay cambios en la dirigencia estatal de Morena”.

¿Y la autocrítica?

Corrió a cargo de la gobernadora Rocío Nahle, invitada de honor al evento, con dedicatoria al senador Manuel Huerta y al diputado federal Sergio Gutiérrez: “La autocrítica es bienvenida, siempre y cuando no se use como disfraz para traicionar desde adentro, ni como pretexto para pactar con los adversarios de la transformación”, dijo.

“En Morena no quieren entender que sin Andrés Manuel son un partido pobre y sin estructura, que necesita forzosamente de las alianzas para sostenerse; sin alianzas están perdidos. Necesitan reconciliarse con el PT y el Verde porque el resultado del 1 de junio fue un aviso de lo que les puede pasar en el futuro” me dijo un analista.

“Lo relevante de la reunión del sábado -continuó el analista- es que con su declaración, Rocío Nahle tomó las riendas del partido y otro debe ser el panorama en el 2027 y sobre todo en el 2030. Zepeta se tiene que ir, Manuel Huerta y Sergio Gutiérrez le tendrán que bajar y las alianzas, incluso con lo que queda del PRI deberán ser una prioridad”.

Lo que llamó la atención y también fue un síntoma de que no le está gustando el rumbo que está tomando su partido, es que frente a los periodistas la gobernadora dijo una frase de compromiso: “Me siento muy contenta de asistir al Consejo Estatal y reunirme con la militancia” y no dijo más.

Mientras Ramírez Zepeta, todo sonrisas, declaró que el principal propósito del Consejo Político, fue informar sobre los resultados obtenidos en las elecciones municipales. Y ahí seguramente mencionó: “Nomás para informarles que perdimos 118 alcaldías”.

E imagino que con la soberbia y arrogancia a todo lo que dan, la militancia estalló en aplausos.

bernardogup@hotmail.com

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