Violencia selectiva

“El buen juicio no necesita de la violencia.” – León Tolstoi.

 

Los hechos suscitados en las últimas horas en la entidad bien se pueden tipificar de violencia selectiva; ¿será acaso que ésta pretenda ser empleada como estrategia para inhibir la participación ciudadana?

Evaluemos los datos y hechos.

En Veracruz, la seguridad ha sido una prioridad para la administración de la gobernadora Rocío Nahle García. Desde su llegada, su gabinete de seguridad ha operado con el respaldo total del Gobierno Federal, desplegando estrategias para contener la violencia en el marco de un proceso electoral especialmente complejo.

Sin embargo, pese a estos esfuerzos, existen actores políticos y sociales que, lejos de contribuir al orden democrático, parecen decididos a sembrar miedo como mecanismo para inhibir la participación ciudadana.

La lógica es clara: si la gente no sale a votar, ganan quienes controlan territorios a través de estructuras oscuras. Esa es la verdadera amenaza para la democracia.

Resulta sintomático que mientras Morena ha sometido a sus candidatos al escrutinio riguroso de la Plataforma México, partidos como Movimiento Ciudadano (MC) han abierto sus candidaturas a perfiles con antecedentes penales, señalamientos públicos e incluso vínculos con el crimen organizado.

Los ejemplos son alarmantes. En Nanchital, Elvis Ventura, candidato de MC, renunció tras la aparición de un video que lo relaciona con grupos criminales. En Las Choapas, Jesús Uribe exhibe un nivel de ostentación que no corresponde con su trayectoria política, incluyendo el uso de un helicóptero ¿de dónde salen esos recursos?

En Papantla, Mariano Romero carga con señalamientos persistentes; en Tantoyuca, Jaime Pascual Hernández tiene abierta una carpeta de investigación por trata de personas; en Soconusco, Cristóbal Sinforoso, hermano del exalcalde Rolando Sinforoso, carga con el estigma de sus presuntos vínculos con un grupo del crimen organizado.

Estos no son casos aislados. Son parte de un patrón preocupante.

Y aquí surge la pregunta inevitable: ¿Quién está detrás de esta estrategia en Movimiento Ciudadano?

Dante Delgado Rannauro, su fundador, se encuentra alejado de la escena pública atendiendo su salud. El peso de las decisiones recae entonces en Jorge Álvarez Máynez, un dirigente joven que, aunque bien intencionado, parece estar siendo superado por los intereses de operadores con una amplia experiencia en temas que se mantienen al límite de la legalidad, pero que por su parte traen su agenda propia.

A pesar de esta situación, el Gobierno de Veracruz continúa apostando por la estabilidad. Pero no se puede obviar que hay sectores que, deliberadamente, apuestan por la desestabilización y el caos como estrategia electoral.

La ciudadanía debe estar alerta y no dejarse engañar por candidaturas artificiales, ni campañas de miedo. La participación consciente y masiva en las urnas es la mejor respuesta frente a quienes buscan que reine el silencio, el miedo y la impunidad.

 

Al tiempo.

 

astrolabiopoliticomx@gmail.com

“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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