Gustave Flaubert: “La educación sentimental”. Segunda parte
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
“La educación sentimental” es considerada una novela total porque aborda temas psicológicos, sentimentales, emocionales, sociales, culturales, intelectuales, ideológicos, históricos, políticos, literarios, etc., no es exagerado decir que la obra abarca una vastísima realidad. Lo anterior se puede comprobar al seguir conociendo la vida de Frédéreic Moreau, el protagonista central. El joven Frédéric al final se graduó de sus estudios, seguía conviviendo con la familia Arnoux, pero, no se le había presentado la posibilidad de declararle su amor a la señora Marie Arnoux. Al concluir sus estudios se fue a visitar a su madre a Nogent, pueblo donde habitaba, ésta recibió a su hijo con alegría, no obstante, le confesó que se habían quedado con un ingreso de renta muy bajo y que ella ya no podía ayudarlo, por lo mismo le sugirió que buscara intentar ingresar a trabajar a un despacho, el joven se ofendió, él a su corta edad sentía y creía que merecía algo más que un simple empleo. La realidad lo obligó a quedarse en casa con su madre, así que aquel mundo burgués de París al que creyó pertenecer, tuvo que abandonarlo de golpe. Ahora Frédéric se la pasaba encerrado en su casa con una sensación de enojo, frustración, reprochaba su desgraciado destino, la única esperanza de progreso es la siguiente.
Resulta que un tío paterno es un hombre millonario, la esperanza estriba en que, al morir el tío, Frédéric sería el único heredero. Un día el tío los visitó y por la actitud mostrada todo indicaba que no le dejaría nada al sobrino. Frédéric se pasaba el tiempo con la niña Louise Roque, hija de otro de sus tíos, a esta niña le leía obras de Víctor Hugo, Chateaubriand, Alfred de Vigny, y así pasó el joven una etapa de tres a cinco años. De hecho, la imagen de la señora de Arnoux le era muy borrosa, bien dice el proverbio que ojos que no ven, corazón que no siente. En esta rutinaria y mediocre vida sin hacer nada por salir adelante, Frédéric recibió el comunicado de que su tío había muerto y él se convertía en el heredero de su patrimonio. La felicidad resultó inmensa, por fin podría regresar a París, reintegrarse al mundo burgués y con esas relaciones seguro podría ingresar a la política y llegaría a ser hasta Secretario de Estado. Inmediatamente arregló el tema de la herencia, con una buena renta mensual partió a París, antes se despidió de su madre, por cierto, el día que viajó para la capital francesa, murió la mamá de la niña Louise, ella llorando despidió a su amigo y sólo le solicitó un abrazo.
Frédéric estaba desesperado por llegar a París. Recordemos que es un joven de veinte años, esto ayuda a comprender su inestabilidad emocional y en muchos momentos su actitud altiva, soberbia. Le costó mucho reencontrarse con sus amigos, lo que más le urgía era saber el nuevo domicilio de la familia Arnoux. Al poco tiempo Frédéric estaba en casa de los Arnoux, ahora su amigo Jacques y su esposa Marie tenían a un pequeño hijo varón. Además de la niña que ya tendría unos diez años de edad. Frédéric observa a la señora Marie y descubre que no siente por ella lo que hace unos años sentía, sin embargo, reconoce que sigue siendo bella y buena mujer. Frédéric vive con comodidades, lujos, se compra ropa nueva, zapatos, caballos, coche, arregla con alta elegancia su habitación e invita a sus amigos a cenar. El amigo más cercano continúa siendo Charles Deslauriers, para quien la realidad no ha cambiado, trabaja y trabaja, pero no progresa, y al enterarse que su mejor amigo ha recibido una gran herencia, pone su fe en él para que lo ayude a publicar un periódico y con este medio lograr sus fines de proyección política, social y capitalizarse. Para el reencuentro Frédéric ofrece una rica y exquisita cena, allí llegaron Sénécal, Deslauriers, Pellerin, Hussonnet, Dussardier, y en esta reunión se desarrolla un interesante diálogo sobre temas políticos e ideológicos:
“–Permítanme –el artista, rechazado desde hacía veinte años en todos los salones, estaba furioso contra el poder –. ¡Eh!, que nos dejen tranquilos. Yo no pido nada, pero sí digo que las cámaras deberían estatuir sobre los intereses del Arte. Habría que fundar una cátedra de estética, cuyo profesor, un hombre a la vez práctico y filósofo, llegaría, así lo espero, a agrupar a la multitud. Haría usted bien, Hussonnet, en lanzar esta idea en su periódico.
–¿Es que son libres los periódicos? ¿Acaso lo somos nosotros? –dijo Deslauriers, colérico. Cuando se piensa que hay que cumplir veintiocho formalidades para lanzar un barquichuelo al río, me dan ganas de irme a vivir con los antropófagos. El gobierno nos devora. Todo es suyo, la filosofía, el derecho, las artes, el aire del cielo; y Francia se ahoga, debilitada, bajo la bota del gendarme y la sotana clerigalla.
-El futuro Mirabeau vertía así su bilis acumulada. Tomó un vaso, se levantó y, con la otra mano en la cadera y con mirada encendida, dijo: Alzo mi copa por la completa destrucción del orden actual, es decir, de todo lo que se llame Privilegio, Monopolio, Dirección, Jerarquía, Autoridad, Estado y, alzando la voz, que yo querría romper como esto y lanzó contra la mesa la hermosa copa, que rompió en mil pedazos.”
La novela tiene un importante componente político, de manera literal no lo explica, pero el lector debe tener ubicado el contexto político e ideológico que se vivía en la Francia de 1840, fecha en que se empiezan a narrar los hechos en la obra. Para ese entonces gobernaba en Francia Luis Felipe I. El reinado de Luis Felipe tiene sus orígenes en la restauración borbónica al poder una vez que Napoleón I fue derrotado. Empero, si estamos hablando de 1840, esto nos debe hacer recordar que ya había pasado la gran revolución francesa de 1789 y con ella la eliminación de las monarquías, la instauración de la primera república francesa, misma que fenecerá con el arribo de Napoleón Bonaparte al poder, entonces, con la caída de Napoleón en 1814, se llevó a cabo el proceso de restauración y en el caso de los franceses retornaron a los gobiernos monárquicos, mas, las ideas de libertad, igualdad, de la democracia republicana, estaba muy arraigada en el alma de los ciudadanos galos, y un amplio sector de la sociedad no quería el reinado de Luis Felipe. Toda esta explicación es clave, porque vendrán sucesos trascendentales como lo acontecido en el año 1848, hechos que más adelante conoceremos, por ahora ya nos queda claro el motivo y las causas de la discusión que tienen los jóvenes en la casa del nuevo millonario Frédéric Moreau.
Jacques Arnoux al saber que Frédéric es poseedor de cierta fortuna, se acerca mucho al joven y lo involucra en sus actividades. Acuden a los prostíbulos de la época, allí todos disfrutan de la bebida, el baile y las bellas damas. Queda claro que una seductora joven llamada Rosanette es amante de Arnoux. Frédéric también la visita y ella lo recibe sin ningún miramiento. Se percibe que es una mujer liberal que se deja amar por todos aquellos hombres que le representan un apoyo económico, el señor Oudry es otro de sus amantes. El problema es que Frédéric siente enormes deseos de poseerla y ella todavía no accede. Verdad es que se cambia la ropa frente a él, mas cuando Frédéric intenta acercarse ella, se escabulle. Frédéric está desesperado, visita a la esposa y a la amante de su amigo Jacques:
“La frecuentación de esas dos mujeres ponía en su vida como dos músicas: una retozona, divertida y llena de movimiento, la otra grave y casi religiosa; ambas vibraban a la vez, aumentaban y poco a poco se mezclaban; pues bastaba que la señora Arnoux le rozara con un dedo simplemente para que la imagen de la otra se presentara a su deseo, por la sencilla razón de que con ella tenía una posibilidad menos lejana; y cuando estaba con Rosanette y algo mencionaba su corazón, inmediatamente se acordaba de su gran amor.”
Bajo esta inestabilidad vive el joven Frédéric. Así como en lo social unos piden una república, otros sostienen que la monarquía es lo mejor, así mismo se debate Frédéric en su interior, no tiene un rumbo definido, ni claro, por ahora gasta y gasta la fortuna heredada. La historia continúa.
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