La Beca y el Voto

Estamos ya en la bajada de las campañas por los 212 municipios de Veracruz y en cuenta regresiva para el día de la elección. Las campañas han sido como son siempre, en el sentido de los discursos, las promesas, los compromisos, etc., con un ingrediente que se ha incorporado en las últimas elecciones y que en ésta no es la excepción, por los asesinatos de algunos candidatos y la renuncia de último momento de muchos otros, con lo que se vuelve a manchar de sangre la contienda electoral, cosa que debería tener alarmada a toda la sociedad veracruzana, pero parece que no pasa nada.

Los crímenes, la violencia, la intromisión de grupos que actúan fuera de la ley y que incluso abiertamente se sabe de su participación en las candidaturas, todo eso ya es normal y pareciera que ya nadie se espanta.

Saber del historial negro de algunos candidatos ya no es motivo de que los electores pudieran castigarlos en las urnas; tal vez por el exceso de lodo que se lanzan en las campañas, que hace que todos terminen manchados y los electores terminen convencidos de que jamás se elegirá al mejor candidato sino al menos peor.

Y de nueva cuenta los programas sociales actúan como el ingrediente que en los últimos años ha sido como la vacuna contra todo lo negativo que se pudiera decir de los candidatos, del partido y del gobierno, haciendo parecer a los candidatos oficiales castos y puros.

Los adultos mayores, de manera entendible y hasta justificada, ven a ese programa como si fuera “el mejor de sus hijos”, que llega cada dos meses con dinero para los viejos, por lo que para ellos nadie que les diga algo malo de su hijo tendrá valor, porque para ellos es un santo.

Para los jóvenes, sean estudiantes o de plano sean “ninis”, el futuro no les importa, para ellos el presente es lo que vale y de plano les vale quién les de el dinero, lo que les importa es que lo tengan en la mano para cambiar celular o para otros gastos que nada tienen que ver con “construir el futuro”.

Los programas sociales del gobierno hacen que cualquier candidato que propongan seguramente ganará por las buenas o lo hará por las malas, sean con votos, con trampas o con balas.

Los buenos candidatos ya no existen, porque no son visibles y porque, ni sus ideas o propuestas parecen importar a los electores, por encima del dinero de los programas sociales.

Antes se hablaba del “voto de castigo” que se aplicaba contra el partido que había propuesto al que resultó ser un pésimo servidor público y de alguna manera obligaba a los partidos a procurar buenos candidatos, pero hoy con los programas sociales ya no es necesario, con los programas sociales hasta el chupacabras propuesto por el partido oficial, sin duda tendrá el voto popular. Porka Miseria.

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